EE.UU.: sorpresiva baja de confianza entre consumidores

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La semana pasada, abundaban pronósticos positivos sobre la confianza de los consumidores. Esta semana vino la sorpresa: el índice de julio cedía al mínimo en cuatro meses. Así informó la Conference Board.

Según la entidad privada, que viene monitoreando el tema desde 1967, el
indicador ha bajado de 83,5 puntos en junio a 76,6 este mes (-8,3%). Paralelamente,
la proporción de consumidores que encuentra dificultades laborales subía
de 31,9 a 33,1% y es la mayor desde enero de 1994.

El hecho de que el desempleo urbano haya alcanzado en junio el máximo en
nueve años (6,4%) y que siga alta la cantidad semanal de nuevos pedidos
de subsidios pesa en la actitud del público. Por otra parte, este mismo
mes firmas como Ford, Verizon, Air Products & Chemicals y otras han anunciado
más despidos

Naturalmente, como el consumo representa 70% del producto bruto interno norteamericano,
una caída en el ánimo en el público compromete cualquier
atisbo de repunte en la economía real. Las inyecciones de optimismo a medida,
perceptibles desde mayo, no surten efectos duraderos ni más allá
de los mercados especulativos. “Mientras la receta clave para reducir costos
o mejorar resultados sea achicar la dotación laboral, no será fácil
consolidar una reactivación apoyada en la demanda del consumidor, cliente
o usuario”, admite Delos Smith, analista de la Conference Board.

Al combinarse el nuevo indicador con otro aumento de tipos largos, Wall Street
vuelve a abrigar dudas. En particular porque el alza de intereses refleja una
tasa de retorno en bonos federales a diez años en el máximo desde
julio último (4,41% anual). A su vez, esto responde a la mayor emisión
de esos papeles, para cubrir deuda vieja -el déficit fiscal- con deuda
nueva. Ahora, otra ola de “señales positivas” trata de cambiar el ánimo de los mercados.

Según la entidad privada, que viene monitoreando el tema desde 1967, el
indicador ha bajado de 83,5 puntos en junio a 76,6 este mes (-8,3%). Paralelamente,
la proporción de consumidores que encuentra dificultades laborales subía
de 31,9 a 33,1% y es la mayor desde enero de 1994.

El hecho de que el desempleo urbano haya alcanzado en junio el máximo en
nueve años (6,4%) y que siga alta la cantidad semanal de nuevos pedidos
de subsidios pesa en la actitud del público. Por otra parte, este mismo
mes firmas como Ford, Verizon, Air Products & Chemicals y otras han anunciado
más despidos

Naturalmente, como el consumo representa 70% del producto bruto interno norteamericano,
una caída en el ánimo en el público compromete cualquier
atisbo de repunte en la economía real. Las inyecciones de optimismo a medida,
perceptibles desde mayo, no surten efectos duraderos ni más allá
de los mercados especulativos. “Mientras la receta clave para reducir costos
o mejorar resultados sea achicar la dotación laboral, no será fácil
consolidar una reactivación apoyada en la demanda del consumidor, cliente
o usuario”, admite Delos Smith, analista de la Conference Board.

Al combinarse el nuevo indicador con otro aumento de tipos largos, Wall Street
vuelve a abrigar dudas. En particular porque el alza de intereses refleja una
tasa de retorno en bonos federales a diez años en el máximo desde
julio último (4,41% anual). A su vez, esto responde a la mayor emisión
de esos papeles, para cubrir deuda vieja -el déficit fiscal- con deuda
nueva. Ahora, otra ola de “señales positivas” trata de cambiar el ánimo de los mercados.

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