Según la secretaría de Hacienda, Tesorería tendrá
que apelar al mercado local e internacional de capitales en pos de US$ 104.000
millones, durante el actual trimestre (último del ejercicio fiscal 2003)
y 126.000 millones en octubre-diciembre. El estado federal debe pagar facturas,
en el marco de un déficit creciente. El comunicado de John Snow, titular
de la cartera, hizo bajar la cotización de bonos federales -uno de los
títulos mejor calificados en el mundo- y, por ende, llevó la tasa
de retorno clave (papeles a diez años) hasta 4,41% anual, pico desde julio
de 2002.
Amén de una apreciable brecha entre ese guarismo y las tasas referenciales
que dicta el Sistema de Reserva Federal (están en sólo 1% anual,
mínimo desde 1958), el rinde convierte a los bonos norteamericanos en
un imán para todo tipo de inversor, dentro o fuera de Estados Unidos.
De hecho, la adicción de Washington a la deuda tiene un correlato similar
al de la convertibilidad argentina (1991-2000): el gobierno aspira dinero de
bancos, fondos jubilatorios, inversores físicos e institucionales, en
desmedro de actividades productivas.
Como siempre es más fácil prestarle al estado que al sector privado
o a los consumidores, ello seca la plaza financiera. Al mismo tiempo, genera
grados de endeudamiento público incompatibles con el volumen de la economía
real y la capacidad repagadora de Tesorería. Sea en la Argentina de los
90, sea en EE.UU. hoy.
Inicialmente, el fisco preveía emitir “sólo” US$ 76.000
millones este trimestre y algo menos el próximo (primero del ejercicio
2004). En otras palabras, el ritmo de endeudamiento trimestral en octubre-diciembre
(US$ 126.000 millones) superará el actual récord, US$ 111.000
millones en enero-marzo pasado. Estos mismos días, Tesorería sale
a captar US$ 64.000 millones -récord semanal, de paso- colocando letras
y bonos.
Según la secretaría de Hacienda, Tesorería tendrá
que apelar al mercado local e internacional de capitales en pos de US$ 104.000
millones, durante el actual trimestre (último del ejercicio fiscal 2003)
y 126.000 millones en octubre-diciembre. El estado federal debe pagar facturas,
en el marco de un déficit creciente. El comunicado de John Snow, titular
de la cartera, hizo bajar la cotización de bonos federales -uno de los
títulos mejor calificados en el mundo- y, por ende, llevó la tasa
de retorno clave (papeles a diez años) hasta 4,41% anual, pico desde julio
de 2002.
Amén de una apreciable brecha entre ese guarismo y las tasas referenciales
que dicta el Sistema de Reserva Federal (están en sólo 1% anual,
mínimo desde 1958), el rinde convierte a los bonos norteamericanos en
un imán para todo tipo de inversor, dentro o fuera de Estados Unidos.
De hecho, la adicción de Washington a la deuda tiene un correlato similar
al de la convertibilidad argentina (1991-2000): el gobierno aspira dinero de
bancos, fondos jubilatorios, inversores físicos e institucionales, en
desmedro de actividades productivas.
Como siempre es más fácil prestarle al estado que al sector privado
o a los consumidores, ello seca la plaza financiera. Al mismo tiempo, genera
grados de endeudamiento público incompatibles con el volumen de la economía
real y la capacidad repagadora de Tesorería. Sea en la Argentina de los
90, sea en EE.UU. hoy.
Inicialmente, el fisco preveía emitir “sólo” US$ 76.000
millones este trimestre y algo menos el próximo (primero del ejercicio
2004). En otras palabras, el ritmo de endeudamiento trimestral en octubre-diciembre
(US$ 126.000 millones) superará el actual récord, US$ 111.000
millones en enero-marzo pasado. Estos mismos días, Tesorería sale
a captar US$ 64.000 millones -récord semanal, de paso- colocando letras
y bonos.