Esta semana, los mercados se pusieron nerviosos un rato, porque dos funcionarios chinos anticiparon un “profundo diálogo cambiario” ¿Dónde? En la reunión londinense del Grupo de los 7, la semana próxima. Entonces, surge otro debate. Eso sin contra con un síntoma geopolítico: hoy, manifestaciones y decisiones chinas pesan en los mercados más que las norteamericanas.
El martes, en efecto, un vocero del ministerio de Economía señaló que el G-7 será marco de una discusión abierta y franca sobre política cambiaria china. De inmediato, el dólar rebotó hasta 1,3% contra divisas rivales. Pero, el lunes, el jefe de la Oficina Nacional de Estadística dijo que “el país no se halla aún en condiciones de ajustar, por ahora, la paridad dólar-yüan”. Y el dólar perdió todo ese avance.
En verdad, el nuevo debate había sido desatado, días antes, por un informe de esa entidad. Primero, reveló un superávit comercial mensual récord en diciembre: US$ 11.100 millones. Eso puso frenéticos a los políticos norteamericanos (y mejicanos) que baten el parche de la “injusta competencia china”. Luego, se supo que el producto bruto interno (PBI) crecía a razón de 9,5% anual.
Aunque sean cifras nominales o algo infladas por razones políticas, ninguna sugiere que China se enfría. Por otra parte, la inflación cedió a 2,4% anual en diciembre, contra 5,3% a principios de 2004.
Las pruebas de que Beijing “precise” revaluar su moneda son, entonces poco substanciales. Stephen King (HSBC) sostiene que “no hay sustento para postular la depreciación. Un modesto ajuste no enfriaría la economía y, en todo caso, el tipo de cambio real podría repreciarse si la inflación se mantuviese sobre la media de las economías centrales”. King descarta ajustes cambiarios amplios.
Como para redondear, indicadores económicos inesperamente negativos hicieron bajar Wall Street entre 0,3 y 0,6%. Pero el dólar cerró la semana con una leve alza.
Esta semana, los mercados se pusieron nerviosos un rato, porque dos funcionarios chinos anticiparon un “profundo diálogo cambiario” ¿Dónde? En la reunión londinense del Grupo de los 7, la semana próxima. Entonces, surge otro debate. Eso sin contra con un síntoma geopolítico: hoy, manifestaciones y decisiones chinas pesan en los mercados más que las norteamericanas.
El martes, en efecto, un vocero del ministerio de Economía señaló que el G-7 será marco de una discusión abierta y franca sobre política cambiaria china. De inmediato, el dólar rebotó hasta 1,3% contra divisas rivales. Pero, el lunes, el jefe de la Oficina Nacional de Estadística dijo que “el país no se halla aún en condiciones de ajustar, por ahora, la paridad dólar-yüan”. Y el dólar perdió todo ese avance.
En verdad, el nuevo debate había sido desatado, días antes, por un informe de esa entidad. Primero, reveló un superávit comercial mensual récord en diciembre: US$ 11.100 millones. Eso puso frenéticos a los políticos norteamericanos (y mejicanos) que baten el parche de la “injusta competencia china”. Luego, se supo que el producto bruto interno (PBI) crecía a razón de 9,5% anual.
Aunque sean cifras nominales o algo infladas por razones políticas, ninguna sugiere que China se enfría. Por otra parte, la inflación cedió a 2,4% anual en diciembre, contra 5,3% a principios de 2004.
Las pruebas de que Beijing “precise” revaluar su moneda son, entonces poco substanciales. Stephen King (HSBC) sostiene que “no hay sustento para postular la depreciación. Un modesto ajuste no enfriaría la economía y, en todo caso, el tipo de cambio real podría repreciarse si la inflación se mantuviese sobre la media de las economías centrales”. King descarta ajustes cambiarios amplios.
Como para redondear, indicadores económicos inesperamente negativos hicieron bajar Wall Street entre 0,3 y 0,6%. Pero el dólar cerró la semana con una leve alza.