El petróleo reaccionó luego de difundirse un informe oficial, según el cual el aumento de existencias en el país no llega a neutralizar inquietudes sobre escasez de hidrocarburos en primavera y verano (boreales). Al parecer, el alza de 3.200.000 barriles y el total de 302.600.000 no son suficientes.
Tampoco es mejor el panorama mundial. De acuerdo con la secretaría federal de Energía, la demanda global se elevará 2,5% este año, a un total de 84.700.000 barriles diarios. La producción, en cambio, será algo inferior: 84.600.000 b/d.
Así las cosas, el WTI sobre abril subía 1,4%, a US$ 55,35 en Nueva York, a mediodía, tras un pico de 55,46. La primera cifra implica un avance de 53% en los últimos doce meses.
En ese clima, el dólar se veía muy vendido en los principales mercados. Por ende, el euro llegaba a US$ 1,34 y la libra promediaba US$ 1,93. Por su parte, la divisa referencial cedía a 103,70 yenes y FS 1,157. En su caso, se repite un efecto ya muy frecuente: cada vez que suben los hidrocarburos y otros productos primarios, los mercados “se acuerdan” de las debilidades estructurales norteamericanas: déficit de presupuesto, comercio y pagos externos. Por supuesto, la convergencia de factores deprime los bonos federales y eleva las tasas de largo plazo (la T-10 pasaba de 4,4% anual).
El petróleo reaccionó luego de difundirse un informe oficial, según el cual el aumento de existencias en el país no llega a neutralizar inquietudes sobre escasez de hidrocarburos en primavera y verano (boreales). Al parecer, el alza de 3.200.000 barriles y el total de 302.600.000 no son suficientes.
Tampoco es mejor el panorama mundial. De acuerdo con la secretaría federal de Energía, la demanda global se elevará 2,5% este año, a un total de 84.700.000 barriles diarios. La producción, en cambio, será algo inferior: 84.600.000 b/d.
Así las cosas, el WTI sobre abril subía 1,4%, a US$ 55,35 en Nueva York, a mediodía, tras un pico de 55,46. La primera cifra implica un avance de 53% en los últimos doce meses.
En ese clima, el dólar se veía muy vendido en los principales mercados. Por ende, el euro llegaba a US$ 1,34 y la libra promediaba US$ 1,93. Por su parte, la divisa referencial cedía a 103,70 yenes y FS 1,157. En su caso, se repite un efecto ya muy frecuente: cada vez que suben los hidrocarburos y otros productos primarios, los mercados “se acuerdan” de las debilidades estructurales norteamericanas: déficit de presupuesto, comercio y pagos externos. Por supuesto, la convergencia de factores deprime los bonos federales y eleva las tasas de largo plazo (la T-10 pasaba de 4,4% anual).
