El sector privado de la Unión Europea ha colocado alrededor de US$ 50.000 millones en Argentina durante el lapso 1994-2001 y ello representa más de la mitad de la inversión externa directa en esa economía. Según un nuevo informe de la calificadora británica Fitch, los perjuicios de la crisis van mucho más allá de los intereses españoles que, de todos modos, tienen en riesgo más de US$ 3.000 millones a causa de la devaluación.
Las firmas ibéricas más afectadas son Telefónica, Repsol-YPF (cuyas operaciones sudamericanas ahora interesan a Petrobrás) y Banco Santander Central Hispano. Fuera de la península, la cadena minorista holandesa Ahold NV ha apartado ya unos US$ 89 millones en previsión de pérdidas argentinas. A su vez, HSBC Holdings plc (la mayor banca con sede en la UE) teme que deberá inmovilizar un billón de dólares a causa de acreencias (créditos) pasibles de desactivarse. Según los últimos cálculos, en total el cese de pagos los US$ 141.000 millones.
En suma, los mayores costos y las previsiones derivadas del problema argentino pueden ascender a US$ 5.000 millones para empresas y bancos de la UE, 2.000 millones de los cuales ajenos a España. Pero hay casos que cruzan los Pirineos. Por ejemplo, el de Banco Sabadell (Cataluña), que ha gestionado la venta de acciones de la francesa Renault SA, la mayor automotriz argentina.
Inversores expuestos
A juicio de Britannic Asset Management (Edimburgo, una cartera de US$ 30.000 millones), los capitales españolas están sobrexpuestos, tras invertir US$ 24.000 millones entre 1994 y 2001. Sólo los superan los estadounidenses con US$ 31.000 millones y, muy atrás, vienen los franceses (US$ 11.000 millones), los italianos (5.300 millones) y los británicos (4.600 millones).
Tanto Fitch como BAM estiman que el problema básico es el retraso inicial de la paridad cambiaria al lanzarse la convertibilidad en abril de 1991 (se la hizo a un dólar de A 10.000, cuando el valor libre era de 12.500). La abrupta devaluación brasileña de 1999 puso en evidencia esa falla y aceleró la caída de competitividad de sectores y empresas en Argentina. Así lo ilustra la mudanza de Volkswagen AG a Brasil.
Los quebrantos para las compañías europeas pueden subir si el peso de debilita más de lo prudencial, pues elevarían pasivos en esa moneda y reducirían utilidades e ingresos al convertirlos en dólares. Ahold, verbigracia, ha hecho previsiones partiendo del dólar comercial ($ 1,40), pero el dólar libre ha estado varias veces a más de dos pesos.
Aparte de HSBC (US$ 4.900 millones de exposición, 590 millones en préstamos desactivados, 338 millones inmovilizados en previsión), cuya acción llegó a ceder más de 4% en Londres, hay otras entidades. Una es ING Groep (la mayor firma de servicios financieros en Holanda), que ha apartado en previsión US$ 60 millones. Otra es Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, que –de acuerdo con Standard & Poor’s- podría perder hasta US$ 6.200 millones si decidiera desprenderse de sus colocaciones en Argentina.
Banca Nazionale del Lavoro, la sexta en Italia, ha hecho previsión de unos US$ 135 millones. Pero, según Goldman Sachs, hay una hipótesis de máxima: casi US$ 295 millones.
El sector privado de la Unión Europea ha colocado alrededor de US$ 50.000 millones en Argentina durante el lapso 1994-2001 y ello representa más de la mitad de la inversión externa directa en esa economía. Según un nuevo informe de la calificadora británica Fitch, los perjuicios de la crisis van mucho más allá de los intereses españoles que, de todos modos, tienen en riesgo más de US$ 3.000 millones a causa de la devaluación.
Las firmas ibéricas más afectadas son Telefónica, Repsol-YPF (cuyas operaciones sudamericanas ahora interesan a Petrobrás) y Banco Santander Central Hispano. Fuera de la península, la cadena minorista holandesa Ahold NV ha apartado ya unos US$ 89 millones en previsión de pérdidas argentinas. A su vez, HSBC Holdings plc (la mayor banca con sede en la UE) teme que deberá inmovilizar un billón de dólares a causa de acreencias (créditos) pasibles de desactivarse. Según los últimos cálculos, en total el cese de pagos los US$ 141.000 millones.
En suma, los mayores costos y las previsiones derivadas del problema argentino pueden ascender a US$ 5.000 millones para empresas y bancos de la UE, 2.000 millones de los cuales ajenos a España. Pero hay casos que cruzan los Pirineos. Por ejemplo, el de Banco Sabadell (Cataluña), que ha gestionado la venta de acciones de la francesa Renault SA, la mayor automotriz argentina.
Inversores expuestos
A juicio de Britannic Asset Management (Edimburgo, una cartera de US$ 30.000 millones), los capitales españolas están sobrexpuestos, tras invertir US$ 24.000 millones entre 1994 y 2001. Sólo los superan los estadounidenses con US$ 31.000 millones y, muy atrás, vienen los franceses (US$ 11.000 millones), los italianos (5.300 millones) y los británicos (4.600 millones).
Tanto Fitch como BAM estiman que el problema básico es el retraso inicial de la paridad cambiaria al lanzarse la convertibilidad en abril de 1991 (se la hizo a un dólar de A 10.000, cuando el valor libre era de 12.500). La abrupta devaluación brasileña de 1999 puso en evidencia esa falla y aceleró la caída de competitividad de sectores y empresas en Argentina. Así lo ilustra la mudanza de Volkswagen AG a Brasil.
Los quebrantos para las compañías europeas pueden subir si el peso de debilita más de lo prudencial, pues elevarían pasivos en esa moneda y reducirían utilidades e ingresos al convertirlos en dólares. Ahold, verbigracia, ha hecho previsiones partiendo del dólar comercial ($ 1,40), pero el dólar libre ha estado varias veces a más de dos pesos.
Aparte de HSBC (US$ 4.900 millones de exposición, 590 millones en préstamos desactivados, 338 millones inmovilizados en previsión), cuya acción llegó a ceder más de 4% en Londres, hay otras entidades. Una es ING Groep (la mayor firma de servicios financieros en Holanda), que ha apartado en previsión US$ 60 millones. Otra es Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, que –de acuerdo con Standard & Poor’s- podría perder hasta US$ 6.200 millones si decidiera desprenderse de sus colocaciones en Argentina.
Banca Nazionale del Lavoro, la sexta en Italia, ha hecho previsión de unos US$ 135 millones. Pero, según Goldman Sachs, hay una hipótesis de máxima: casi US$ 295 millones.