Como se ve este miércoles, el miedo o la ciclotimia parecen imponerse a la lógica

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Oriente se desplomó hasta 9,4%. Europa occidental cayó hasta 5,9%. Wall Street recobró más de 2% y volvió a caer. Esta jornada partida en tres trasunta un clima: al haber acciones muy baratas, aparecieron compradores, que luego se esfumaron.

En verdad, tecnología, insumos y materias primas habían tocado en Nueva York –el martes- mínimos en diez a trece años. Esto desencadenó una ola de compras que hizo remontar bajas iniciales y llegó a +1,7% (Dow Jones 30), +2,35 (Standard&Poor’s 500) y 2,7% (Nasdaq compuesto). Entre los papeles más beneficiados figuraban Qualcomm, Apple, Monsanto, Alcoa, Río Tinto, etc. Pero, en los últimos 40 minutos tornó el miedo y hubo retrocesos de 0,83% (Nasdaq C), 1,14% (S&P 500) y 2,02% (DJ 30)
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Horas antes el panorama era un desastre. Singapur se desplomaba 6,6%, Hongkong 8,2% y Tokio un traum&aacute;tico 9,4%. M&aacute;s tarde. Hubo retrocesos menos pronunciados en Londres (-5,2%) y Fr&aacute;ncfort (-5,9%). Por el contrario, los crudos mantuvieron US$ 84 el barril (Brent londinense) y US$ 89,50 (WTI, Nueva York). El oro subi&oacute; hasta US$ 902 la onza y el euro hasta US$ 1,375. </p>
<p>Lo ocurrido en Asia oriental y sudoriental, Europa occidental o EE.UU. puede calificarse con un tecnicismo en boga: &ldquo;onda de retroalimentaci&oacute;n negativa&rdquo;, el vulgo la llama p&aacute;nico y refleja una obsesi&oacute;n por apostar. Dicho mal y pronto, es una forma de ludopat&iacute;a bastante com&uacute;n en el mundo burs&aacute;til (donde le dicen &ldquo;timbear&rdquo;). </p>
<p>Pocos factores explican tan bien la ca&iacute;da de Wall Street, la &uacute;ltima hora del martes, o la de Tokio el mi&eacute;rcoles. Entre otras cosas, ayer la cartera Standard&amp;Poor&rsquo;s 500 cedi&oacute; al m&iacute;nimo en cinco a&ntilde;os y volvi&oacute; a bajar el mi&eacute;rcoles. Pero en ambas jornadas no hab&iacute;a surgido sorpresa alguna entre los cierres al este y el oeste del Atl&aacute;ntico. </p>
<p>Por el contrario, los operadores deb&iacute;an sentirse felices ante la posibilidad de que la Reserva Federal gastara m&aacute;s dinero de los contribuyentes. Esta vez, prestando directamente a empresas privadas con problemas para colocar papeles comerciales; es decir, deuda no titulizada. </p>
<p>Las acciones abrieron el martes en leve alza, por cierto, pero m&aacute;s tarde perdieron entre 5 y 6%. Al parece, por rumores sobre la situaci&oacute;n de bancos como Morgan Stanley o Royal Bank of Scotland. Pero el rebote del mi&eacute;rcoles indica que ser&iacute;a un error limitarse a buscar cadenas de causa-efecto en esos giros del mercado. Menos cuando medio mundo es azotado por un maremoto financiero. </p>
<p>A decir verdad, los mercados de riesgo son veros casos de estudio sobre psicolog&iacute;a colectiva. En &eacute;pocas normales, la especulaci&oacute;n es una mezcla m&aacute;s o menos estable de codicia y temor. Hoy se impone el segundo, con inversores que sucumben a una versi&oacute;n de &ldquo;huir sin pelear&rdquo;: primero vender, despu&eacute;s preguntar. &ldquo;La gente se mete en un recept&aacute;culo, se tapa la cabeza y espera que el cielo se les venga encima&rdquo;, apunta William Ackman, gestor de fondo de cobertura (derivados) en Nueva York. </p>
<p>Pero es &ldquo;bunker&rdquo; est&aacute; repleto. Tanto que, seg&uacute;n algunos analistas, surgen ya se&ntilde;ales de &ldquo;capitulaci&oacute;n&rdquo;. Vale decir, hasta los m&aacute;s optimistas tiran la toalla cada vez que hay una corrida en el mercado. El miedo se palpa en cada rinc&oacute;n, estalla en titulares que hablan de una depresi&oacute;n como la de los a&ntilde;os treinta y en miles que se re&uacute;nen ante las pantallas para seguir las cotizaciones. O para escuchar a dos or&aacute;culos tan depreciados como Benjamin Bernanke (RF) y Henry Paulson (hacienda). Existe otra visi&oacute;n de los hechos. Por ejemplo, las se&ntilde;ales de capitulaci&oacute;n pueden indicar que el piso est&aacute; cerca, de ah&iacute; el ef&iacute;mero de hoy repunte en Wall Street. Eso creen expertos como Samuel Stovall, estratega en la divisi&oacute;n de investigaciones burs&aacute;tiles de Standard &amp; Poor&rsquo;s. Lo opuesto a capitulaci&oacute;n, claro, es meterse en el pico de una burbuja especulativa, actitud t&iacute;picamente lud&oacute;pata. As&iacute; ocurri&oacute; con el auge inmobiliario que se desinfl&oacute; hace catorce meses. </p>

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