Hasta el momento, se trata de debates internos filtrados a los medios por gente descontenta con la cúpula. Los ejecutivos superiores se aferran al libreto de siempre: Citigroup tiene capital suficiente, buen perfil financiero y orientación estratégica correcta. “Wall Street Journal, Financial Times” y otros no están tan seguros. El viernes, Vikram se declaró contrario a dividir activos.
Wall Street tampoco. El jueves 20, la acción se derrumbó 26% y acumulaba -50% en cuatro ruedas-, dos cifras sin antecedentes en la historia del banco. Por supuesto, ese mismo día el actual líder, Bank of America, perdía 14% y el segundo, JP Morgan Chase, bajaba 18%. Es, en síntesis, un derrumbe sectorial y arrastra el componente financiero de la cartera Standard&Poor’s 500.
Allegados a Vikram admiten que la junta directiva se reunirá en pocos días para evaluar opciones, en un clima de frustración. Entretanto, hacen lo habitual en el negocio cuando los mercados se da vuelta: apelar a Washington, persuadir a legisladores y reguladores para intervenir frenando el desbarranque. Pero se necesita más para aventar temores sobre miles de millones en activos tóxicos que, parece, se ocultan en libros.
En efecto, el miércoles Citigroup resolvio recomprar US$ 17.400 milones en vehículos de inversión estructurados (VIE), complejas y explosivas tramas de derivados. Pero varios fondos de cobertura –derivativos, también- comienzan ya a no cerrar tratos con el banco.
No hay muchas opciones a mano. La más traumática es vender toda la entidad. También se analiza subastar divisiones como, verbigracia, la firma de valores Smith Barney, el área tarjetas de crédito o la de servicios financieros. Mientras tanto, el emir saudí Alwalid bin Abdel’aziz anunció que elevaría de 4 a 5% su participación directa en el paquete accionario. Parece poco.
Hasta el momento, se trata de debates internos filtrados a los medios por gente descontenta con la cúpula. Los ejecutivos superiores se aferran al libreto de siempre: Citigroup tiene capital suficiente, buen perfil financiero y orientación estratégica correcta. “Wall Street Journal, Financial Times” y otros no están tan seguros. El viernes, Vikram se declaró contrario a dividir activos.
Wall Street tampoco. El jueves 20, la acción se derrumbó 26% y acumulaba -50% en cuatro ruedas-, dos cifras sin antecedentes en la historia del banco. Por supuesto, ese mismo día el actual líder, Bank of America, perdía 14% y el segundo, JP Morgan Chase, bajaba 18%. Es, en síntesis, un derrumbe sectorial y arrastra el componente financiero de la cartera Standard&Poor’s 500.
Allegados a Vikram admiten que la junta directiva se reunirá en pocos días para evaluar opciones, en un clima de frustración. Entretanto, hacen lo habitual en el negocio cuando los mercados se da vuelta: apelar a Washington, persuadir a legisladores y reguladores para intervenir frenando el desbarranque. Pero se necesita más para aventar temores sobre miles de millones en activos tóxicos que, parece, se ocultan en libros.
En efecto, el miércoles Citigroup resolvio recomprar US$ 17.400 milones en vehículos de inversión estructurados (VIE), complejas y explosivas tramas de derivados. Pero varios fondos de cobertura –derivativos, también- comienzan ya a no cerrar tratos con el banco.
No hay muchas opciones a mano. La más traumática es vender toda la entidad. También se analiza subastar divisiones como, verbigracia, la firma de valores Smith Barney, el área tarjetas de crédito o la de servicios financieros. Mientras tanto, el emir saudí Alwalid bin Abdel’aziz anunció que elevaría de 4 a 5% su participación directa en el paquete accionario. Parece poco.