<p>Allegados a la <em>Stocks & Exchange Commision </em>revelaron a Bloomberg y al <em>Financial Times </em>que un equipo de inspectores conduce detallados análisis. En particular, investiga los procedimientos seguidos para degradar la deuda titulizada estadounidense de AAA a AA+. La decisión de S&P desencadenó una corrida que quemó alrededor de US$ 6,8 billones en capitalización bursátil del 26 de julio al 11 de agosto.<br />
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Varios funcionarios del Tesoro han señalado que “una metodología defectuosa infló la deuda en cerca de dos billones adicionales”. La agencia admite esa discrepancia, pero sostiene que “no cambia la relación pasivo-producto bruto interno”. Aparte, “ésta probablemente continúe deteriorándose hasta 2020”.<br />
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La calificadora bajó la nota de AAA a AA+, pese a que Washington había elevado de US$ 14,3 a 16,5 billones el tope de endeudamiento federal. Por otro lado, la política de S&P se ha apartado de la mantenida por <em>Moody’s Investors Service </em>–quizás influida por su mayor accionista, Warren Buffett- y <em>Fitch Ratings</em>.<br />
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Otro problema, éticamente delicado, involucra filtraciones. La SEC sospecha que determinados partícipes del mercado conocían de antemano la decisión de S&P, lo cual les permitió especular contra bonos norteamericanos. Las indagaciones están en fase preliminar y se ignora cuándo el expediente pasará a la división ejecutiva (si lo hace).<br />
Edward Sweeney, vocero de Standard & Poor’s, se negó a tocar con los medios sus relaciones con las autoridades reguladoras. En lo referente a “presuntas filtraciones, la firma tiene métodos para proteger información confidencial”. Pero no los divulgó.<br />
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Resulta irónico que la propia cartera <em>Standard&Poor’s 500 </em>haya añadido pérdidas por 1,7% durante la semana que terminaba el viernes. Parte de ellas responde a la baja de nota. Según Sweeney, “los debates de todo este año han destacado el nivel de incertidumbre sobre la gestión del gobierno, incompatible con la nota AAA”.<br />
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No todos coinciden con la agencia. Por ejemplo, Henry Paulson (secretario del Tesoro bajo George W.Bush) opina que, “en comparación con otros países que no han perdido la AAA, nosotros debiéramos ser cuádruple AAAA” Exactamente lo mismo cree Buffett.<br />
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Por el contrario, Mohammed el-Erian y William Gross, ambos de PimCo (el mayor fondo mutual del mundo), adoptan una postura opuesta. A su criterio, “las letras federales no son atractivas porque sus rindes no compensan los riesgos inflacionarios”. Esto contradice justamente síntomas de una recuperación por demás lenta. Por otro lado, se mantiene la demanda de títulos norteamericanos: la subasta del martes 9, US$ 32.000 millones en notas a tres años, obtuvo 3,29 por cada dólar ofrecido.</p>
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Cifras poco claras y filtraciones en S&P
La comisión federal de valores (SEC) está revisando las matemáticas de Standard & Poors. Primero, duda de sus métodos para asignar notas. Segundo, la agencia calificadora no parece haber respetado la confidencialidad de fuentes y datos.