Canje: aceptación entre 42 y 43%, con diferencias según fuente

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Por una parte, el Bank of NewYork –que timonea la colocación en Estados Unidos, estimaba, el martes por la noche, poco más de 42% de aceptación. Partiendo de un monto estimativo similar (U$S 35.000 millones), Economía proyectaba 43%.

Aun medios hasta hace poco hostiles a la restructuración o voceros de grupos de interés (“comités globales”, fondos buitres, asociaciones de “consumidores”, etc.) admiten que la colocación marcha según pautas requeridas por el gobierno argentino. Por ejemplo, ayer Buenos Aires informó a la Commissione Nazionale per Società e Borse (Consob italiana) que habían entrado ya al canje US$ 34.650 millones, o sea 42,8% del total en restructuración (US$ 81.000 millones).

En realidad, la fuente última de proyecciones y estimaciones en el Bank of New York, de ahí que su 42% cayese tan bien en la bolsa porteña. Nuevamente, se habló de récord absoluto en el Merval y en capitalización de cotizantes líderes. En pesos, en efecto, ese indicador pasa los 1.480 puntos. No obstante, en dólares y aun sin extrapolar el deterioro de la divisa referencial, el máximo sigue siendo el registrado el 2 de junio de 1992. Con un volumen operado varias veces superior al actual.

Algunas voces aisladas, por ejemplo un boletín vinculado a un financista que gira en torno de Carlos S. Ménem habla de 35% de aceptación. Igual que Nicola Stock y su grupo. Todo se remite a un juego entre estimaciones, aparte de alguna chicana (vg., basarse en el valor nominal de la masa en cese de pagos selectivo: US$ 103.000 millones). Hasta se habla de “errores operativos” en el BofNY, pero se lo hace vía las habituales “fuentes anónimas”.

La propia reacción bursátil parece convalidar las proyecciones de 42/43%. Por otra parte, el sugestivo gesto de Standard & Poor’s, la semana pasada, entra en el mismo marco. Tanto que un intento del “Financial Times” (vía un columnista que responde a Charles Dallara), no tuvo el menor eco. Tal vez, por su lenguaje obscuro y algo torpe.

Aun medios hasta hace poco hostiles a la restructuración o voceros de grupos de interés (“comités globales”, fondos buitres, asociaciones de “consumidores”, etc.) admiten que la colocación marcha según pautas requeridas por el gobierno argentino. Por ejemplo, ayer Buenos Aires informó a la Commissione Nazionale per Società e Borse (Consob italiana) que habían entrado ya al canje US$ 34.650 millones, o sea 42,8% del total en restructuración (US$ 81.000 millones).

En realidad, la fuente última de proyecciones y estimaciones en el Bank of New York, de ahí que su 42% cayese tan bien en la bolsa porteña. Nuevamente, se habló de récord absoluto en el Merval y en capitalización de cotizantes líderes. En pesos, en efecto, ese indicador pasa los 1.480 puntos. No obstante, en dólares y aun sin extrapolar el deterioro de la divisa referencial, el máximo sigue siendo el registrado el 2 de junio de 1992. Con un volumen operado varias veces superior al actual.

Algunas voces aisladas, por ejemplo un boletín vinculado a un financista que gira en torno de Carlos S. Ménem habla de 35% de aceptación. Igual que Nicola Stock y su grupo. Todo se remite a un juego entre estimaciones, aparte de alguna chicana (vg., basarse en el valor nominal de la masa en cese de pagos selectivo: US$ 103.000 millones). Hasta se habla de “errores operativos” en el BofNY, pero se lo hace vía las habituales “fuentes anónimas”.

La propia reacción bursátil parece convalidar las proyecciones de 42/43%. Por otra parte, el sugestivo gesto de Standard & Poor’s, la semana pasada, entra en el mismo marco. Tanto que un intento del “Financial Times” (vía un columnista que responde a Charles Dallara), no tuvo el menor eco. Tal vez, por su lenguaje obscuro y algo torpe.

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