martes, 3 de diciembre de 2024

Bonistas: según Nielsen, llegaron tarde por lentos

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En vez de contratar asesor financiero y, luego, hacer campañas en medios, el “comité global” de bonistas hizo al revés. Por ende, lo de Bear Stearns “llegó tarde, lamentablemente. Argentina tenía el suyo desde febrero de 2003”.

Así señala Guillermo Nielsen, secretario de Finanzas, en una misiva enviada al Global Committee of Argentine Bondholders (GCAB). La gente del suizo Nicola Stock y el germano Hans Hames dice representar unos US$ 37.000 millones en títulos afectados por el cese de pagos. Ni el comité ni su flamante asesor financiero han revelado, hasta ahora, la lista de bonistas y el monto de cada tenencia.

En realidad, Nielsen replica una carta (fechada el 24 de junio) de Stock, donde se invitaba a Economía a reunirse en Roma, París o Nueva York. De paso, otro grupo –también en nombre de bonistas- sigue acumuladas demandas contra Argentina ante determinados jueces.

Al momento de ese mensaje, Nielsen estaba recorriendo Europa occidental para difundir la propuesta sobre canje de bonos. La misma que estaba ya en manos de la Comisión Federal de Valores (EE.UU.) que espera, por otra parte, una exposición de Bear Stearns sobre el contrato con el GCAB y el riesgo –o no- de conflictos de intereses con la cartera que maneja BS. En otras palabras, BS deberá entregar a la Securities & Exchange Commission (SEC) la misma lista de bonistas que el “comité” retacea.

El funcionario argentino explica, en su mensaje, que Buenos Aires tiene contrato con Lazard Frères desde hace casi diecisiete meses. Además, descarta otro encuentro con ese “comité”, al menos mientras la SEC no termine de analizar la documentación argentina. Nielsen también señala que la “gira de presentación” será entre fines de agosto e inicios de septiembre.

“Si surge algo de urgencia –indica la misiva-, pueden acudir a Union des Banques Suisses (UBS), Merrill Lynch o Braclay’s”, O sea, las bancas gestoras del gobierno. Para peor, BS le ha sugerido al GCAB cambiar nuevamente de estrategia y volver a hacer que ciertos funcionarios del Fondo Monetario presionen sobre Buenos Aires. Vía medios y comunicadores, claro. Antes, alguien debiera explicarle a Stock que “Argentine bondholders” significa, en realidad, “bonistas argentinos”.

Así señala Guillermo Nielsen, secretario de Finanzas, en una misiva enviada al Global Committee of Argentine Bondholders (GCAB). La gente del suizo Nicola Stock y el germano Hans Hames dice representar unos US$ 37.000 millones en títulos afectados por el cese de pagos. Ni el comité ni su flamante asesor financiero han revelado, hasta ahora, la lista de bonistas y el monto de cada tenencia.

En realidad, Nielsen replica una carta (fechada el 24 de junio) de Stock, donde se invitaba a Economía a reunirse en Roma, París o Nueva York. De paso, otro grupo –también en nombre de bonistas- sigue acumuladas demandas contra Argentina ante determinados jueces.

Al momento de ese mensaje, Nielsen estaba recorriendo Europa occidental para difundir la propuesta sobre canje de bonos. La misma que estaba ya en manos de la Comisión Federal de Valores (EE.UU.) que espera, por otra parte, una exposición de Bear Stearns sobre el contrato con el GCAB y el riesgo –o no- de conflictos de intereses con la cartera que maneja BS. En otras palabras, BS deberá entregar a la Securities & Exchange Commission (SEC) la misma lista de bonistas que el “comité” retacea.

El funcionario argentino explica, en su mensaje, que Buenos Aires tiene contrato con Lazard Frères desde hace casi diecisiete meses. Además, descarta otro encuentro con ese “comité”, al menos mientras la SEC no termine de analizar la documentación argentina. Nielsen también señala que la “gira de presentación” será entre fines de agosto e inicios de septiembre.

“Si surge algo de urgencia –indica la misiva-, pueden acudir a Union des Banques Suisses (UBS), Merrill Lynch o Braclay’s”, O sea, las bancas gestoras del gobierno. Para peor, BS le ha sugerido al GCAB cambiar nuevamente de estrategia y volver a hacer que ciertos funcionarios del Fondo Monetario presionen sobre Buenos Aires. Vía medios y comunicadores, claro. Antes, alguien debiera explicarle a Stock que “Argentine bondholders” significa, en realidad, “bonistas argentinos”.

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