viernes, 6 de diciembre de 2024

Bonistas europeos entran al canje y la aceptación rozaría 75%

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A instancias de John Taylor, subsecretario de Hacienda, Rodrigo Rato –director gerente del Fondo-, pidió “amplia adhesión al canje argentino”. En sintonía, el “Wall Street Journal” y algunas firmas de valores se muestran muy optimistas.

Evaluando desde Quito la marcha de la restructuración de la deuda en cese selectivo de pagos, Rato se pronunció por que “un número muy amplio de acreedores privados acepte la propuesta argentina”. También él, a diferencia de Roberto Lavagna, prefiere el total en US$ 81.800 millones netos y no los 102.000 millones nominales.

Mientras tanto, Ann Krueger –todavía vicepresidente del FMI-, protagonista de tantos embates y operaciones contra Argentina desde 2003, mantiene un llamativo “silencio de radio”. Sólo habla vía Anup Singh, quien aspira a reemplazarla pero no puede (no es norteamericano). A su vez, el “Wall Street Journal” esgrime otra cifra (US$ 103.000 millones, casi igual a la bancarrota de la ex WorldCom) y sostiene que Buenos Aires “podría estar cerca de cantar victoria”.

“Será una lección para inversores sobre riesgos de que un país caiga en cese de pagos, diga cuanto dijere el FMI”. Al igual que el “Financial Times” (aunque sin asumir los intereses de Charles Dallara y el “comité global”), el influyente periódico neoyorquino comparte las objeciones de los neoconservadores alrededor de George W.Bush contra las entidades multilaterales de crédito supérstites del difunto acuerdo de Bretton Woods.

“Si Argentina se sale con la suya –sostiene el medio del grupo Dow Jones-, podría volver a los mercados voluntarios internacionales para financiar urgentes proyectos de infraestructura y, de paso, calafatear relaciones con el Fondo”. Eso sería un drástico cambio respecto de las políticas aplicadas durante el régimen de convertibilidad, que fomentaron un desastroso déficit fiscal y el consiguiente endeudamiento externo, sin contrapartida en inversiones de capital ni otros estímulos a la economía real.

La mayoría de expertos, señala el WSJ, “supone que la aceptación superará 75%”, en tanto un informe de Crédit Suisse First Boston se anima a pronosticar 80%). Si bien ha habido casos superiores a esa cota, especialmente en insolvencias de grandes grupos privados estadounidenses, Argentina es un asunto más complejo.

Por de pronto, involucra unos 500.000 tenedores individuales y 152 tipos distintos de bonos, productos de un festival iniciado en 1990 con aquellos Brady que, en realidad, no implicaron quitas reales a la deuda. Por el contrario, como ocurre ahora con los tangobonos, fueron pingüe negocio para bancas colocadoras e intermediarios como el extinto Citicorp Equity Investments. Uno de sus usufructuarios ahora se dedica a la televisión, algo impensable para los caídos en la serie de escándalos que inició Enron.

A criterio del WSJ, “el FMI y la Tesorería norteamericana se sentirían muy felices con 75% de aceptación. Ello reabriría el acceso a los créditos del Fondo y el Banco mundial, entre otros”. Como apunta el informe de Arpenta, operador local de mercado abierto (ver “Mercados y finanzas”), el cerrojo legal recién impuesto “ha creado un costo por no participar en el canje y logró demostrar que el riesgo de no hacerlo había subido”.

Durante el fin de semana, Goldman Sachs y el alemán DekaBank detectaban una fuerte corriente de bonistas europeos “resignados a vender para no quedarse afuera”, decían en Fráncfort y Nueva York. En cuanto a la bolsa porteña, algunos expertos temen que está pasándose de rosca: el viernes el Merval pasó de 1.577 en pesos y 530 en dólares, nuevos récords nominales. Pero, según fuentes de Montevideo, ahora puede surgir otro estímulo: se habla de un “acuerdo de caballeros” en los bancos centrales argentino y brasileño para llevar el dólar a pisos de $ 3,05 y R 3,10. Debe tenerse presente que, en los mercados, la divisa referencial no pasa hoy de $ 2,93 R 2,58

Evaluando desde Quito la marcha de la restructuración de la deuda en cese selectivo de pagos, Rato se pronunció por que “un número muy amplio de acreedores privados acepte la propuesta argentina”. También él, a diferencia de Roberto Lavagna, prefiere el total en US$ 81.800 millones netos y no los 102.000 millones nominales.

Mientras tanto, Ann Krueger –todavía vicepresidente del FMI-, protagonista de tantos embates y operaciones contra Argentina desde 2003, mantiene un llamativo “silencio de radio”. Sólo habla vía Anup Singh, quien aspira a reemplazarla pero no puede (no es norteamericano). A su vez, el “Wall Street Journal” esgrime otra cifra (US$ 103.000 millones, casi igual a la bancarrota de la ex WorldCom) y sostiene que Buenos Aires “podría estar cerca de cantar victoria”.

“Será una lección para inversores sobre riesgos de que un país caiga en cese de pagos, diga cuanto dijere el FMI”. Al igual que el “Financial Times” (aunque sin asumir los intereses de Charles Dallara y el “comité global”), el influyente periódico neoyorquino comparte las objeciones de los neoconservadores alrededor de George W.Bush contra las entidades multilaterales de crédito supérstites del difunto acuerdo de Bretton Woods.

“Si Argentina se sale con la suya –sostiene el medio del grupo Dow Jones-, podría volver a los mercados voluntarios internacionales para financiar urgentes proyectos de infraestructura y, de paso, calafatear relaciones con el Fondo”. Eso sería un drástico cambio respecto de las políticas aplicadas durante el régimen de convertibilidad, que fomentaron un desastroso déficit fiscal y el consiguiente endeudamiento externo, sin contrapartida en inversiones de capital ni otros estímulos a la economía real.

La mayoría de expertos, señala el WSJ, “supone que la aceptación superará 75%”, en tanto un informe de Crédit Suisse First Boston se anima a pronosticar 80%). Si bien ha habido casos superiores a esa cota, especialmente en insolvencias de grandes grupos privados estadounidenses, Argentina es un asunto más complejo.

Por de pronto, involucra unos 500.000 tenedores individuales y 152 tipos distintos de bonos, productos de un festival iniciado en 1990 con aquellos Brady que, en realidad, no implicaron quitas reales a la deuda. Por el contrario, como ocurre ahora con los tangobonos, fueron pingüe negocio para bancas colocadoras e intermediarios como el extinto Citicorp Equity Investments. Uno de sus usufructuarios ahora se dedica a la televisión, algo impensable para los caídos en la serie de escándalos que inició Enron.

A criterio del WSJ, “el FMI y la Tesorería norteamericana se sentirían muy felices con 75% de aceptación. Ello reabriría el acceso a los créditos del Fondo y el Banco mundial, entre otros”. Como apunta el informe de Arpenta, operador local de mercado abierto (ver “Mercados y finanzas”), el cerrojo legal recién impuesto “ha creado un costo por no participar en el canje y logró demostrar que el riesgo de no hacerlo había subido”.

Durante el fin de semana, Goldman Sachs y el alemán DekaBank detectaban una fuerte corriente de bonistas europeos “resignados a vender para no quedarse afuera”, decían en Fráncfort y Nueva York. En cuanto a la bolsa porteña, algunos expertos temen que está pasándose de rosca: el viernes el Merval pasó de 1.577 en pesos y 530 en dólares, nuevos récords nominales. Pero, según fuentes de Montevideo, ahora puede surgir otro estímulo: se habla de un “acuerdo de caballeros” en los bancos centrales argentino y brasileño para llevar el dólar a pisos de $ 3,05 y R 3,10. Debe tenerse presente que, en los mercados, la divisa referencial no pasa hoy de $ 2,93 R 2,58

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