<p>También hay otro asunto: ¿cómo fue que las instancias reguladoras no supieron advertir a tiempo en qué andaba el sujeto? La <em>Securities & Exchange Commission </em>(comisión federal de valores) y todo un sistema no controlaron como debían. Ni siquiera examinaron años de denuncias, que tampoco interesaron a poderosos medios especializados estilo “Wall Street Journal” o la agencia Bloomberg.</p>
<p>Las utilidades prometidas eran inverosímiles, muy superiores a las inversiones Era, claro, una forma acromegálica del esquema inventado en los años 20 por Carlo Ponzi, recreado en los años 60 por Roberto Vesco y perfeccionado por los bonos chatarra de Michael Milken (1987). En rigor, varias personas relacionadas con el vehículo de Milken, Drexel Burnham Lambert, siguieron operando en Wall Street o Londres, vía derivativos.</p>
<p>Escasos controles, dinero fácil y gente bien relacionada son los ingredientes habituales. Así, las autoridades dejaban pasar esquemas hasta que se venían abajo. Por ese camino marcharon Jeffrey Skilling (Enron 2002, 24 años de cárcel), Bernard Ebbers (WorldCom 2004, 25 años), Conrad Black (“<em>Daily Telegraph</em>” 2005, seis años), John Rigas (<em>Adelphia</em> 2007, 11 años) o Richard Scrushy (<em>HealthSouth</em> 2007, sieste años). La guinda del postre es Maurice Greenberg, ex amo de <em>American International Group </em>y amigo de Madoff.</p>
<p>El problema de las megaestafas, si no implican delitos y complicidades penales, es que la responsabilidad es siempre personal. El extremo formalismo del derecho consuetudinario angosajón explica estas sentencias por decenios o siglos. Se trata de su resabio religioso derivado del puritanismo inglés y norteamericano: se supone que, muerto el reo, su alma seguirá cumpliendo la pena en el más allá. Aunque se trate de sentenciados no cristianos. <br />
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Bernard Madoff: ¿150 años no son realmente nada?
Parece una sentencia ejemplar. Pero ¿cuántos años le quedan de vida a este setentón? ¿cómo serán? ¿acaso como los de cualquier don nadie que robó, huyó y lo pescaron?. Dicho de otro modo ¿dónde están los US$ 65.000 millones que estafó?