Beijing obtuvo US$ 5.700 millones de superávit comercial

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La balanza comercial china registró ese amplio saldo gracias a exportaciones de electrónicos, maquinaria, juguete y textiles a Estados Unidos y la Unión Europea. Esto y la paridad dólar-yüan preocupan a un ministro alemán.

En marzo, el superávil comercial continuó aumentando. Ya no sólo por la venta de textiles o juguetes, pues los electrónicos de uso final y las máquinas son factores dominantes en cuanto a montos. Sólo de un mes a otros, ese saldo saltó de US$ 4.400 a 5.700 millones (+29,5% en moneda fuerte), cuando un años antes la balanza era deficitaria: -US$ 630 millones en abril de 2004.

Por su parte, las exportaciones crecieron 33% en un año (abril 2004-marzo 2005) y totalizaron US$ 60.900 millones. Sólo en el primer trimestre de este año, han subido 37%. “China vende gracias a la paridad cambiaria muy competitiva, la tercerización para grandes empresas del exterior y el desmantelamiento global de cuotas sobre textiles”, señala un informe de Lehman Brothers-Tokyo.

Entretanto, las importaciones chinas avanzaron 19%, a US$ 55.100 millones en marzo. Ello significa más de 11% en el primer trimestre. Si no se igualó el aumento en el mismo lapso de 2004 (35%) es porque el gobierno ha ido frenando la expansión industrial, para evitar que la economía continuase recalentándose.

Sin duda, el creciente superávit comercial sostiene la tasa de crecimiento del producto bruto interno –8,5% este año- en la segunda economía asiática (la primera sigue siendo Japón). Similar perfil ofrece la tercera economía, India. Las exportaciones chinas de rubros con alto componente tecnológico ascendieron 26% en el primer trimestre y sumaban US$ 10.160 millones. Vale decir, casi 30% de las ventas totales.

Por supuesto, estas tendencias les quitan el sueño a norteamericanos y alemanes. Así, legisladores debaten en Washington un gravamen de 27,5% “ad valorem” sobre importaciones desde China. Ocurre que el intercambio mutuo le ocasionó el año pasado US$ 162.000 millones de déficit a EE.UU.

La gabela, claro, sigue a infructuosas presiones para que Beijing restrinja exportaciones y permita la devaluación del dólar, pegado desde 1996 en la paridad de YR 8,28. Al mismo tiempo, EE.UU. y la Unión Europea advirtieron que impondrían cuotas a las importaciones de textiles y vestimenta chinos. “La batalla recién comienza”, señala la consultora Action Economics (Singapur). “Sin embargo, aun si China ajustase el tipo de cambios como quieren en Washington, Bresuelas o Berlín, no dejaría de competir”.

“Beijing está pensando seriamente en revaluar su moneda”, afirmaba en Okinawa –quizá como expresión de deseos- Hans Eichel, ministro germano de Hacienda. Muy ortodoxo cuando asonseja a deudores como Argentina o Turquía, pero intervencionista si se trata de intereses comerciales alemanes. Sin explicar por qué cree que China revaluará, exigió transparenbcia en los mercados. Sin sonrojarse.

En marzo, el superávil comercial continuó aumentando. Ya no sólo por la venta de textiles o juguetes, pues los electrónicos de uso final y las máquinas son factores dominantes en cuanto a montos. Sólo de un mes a otros, ese saldo saltó de US$ 4.400 a 5.700 millones (+29,5% en moneda fuerte), cuando un años antes la balanza era deficitaria: -US$ 630 millones en abril de 2004.

Por su parte, las exportaciones crecieron 33% en un año (abril 2004-marzo 2005) y totalizaron US$ 60.900 millones. Sólo en el primer trimestre de este año, han subido 37%. “China vende gracias a la paridad cambiaria muy competitiva, la tercerización para grandes empresas del exterior y el desmantelamiento global de cuotas sobre textiles”, señala un informe de Lehman Brothers-Tokyo.

Entretanto, las importaciones chinas avanzaron 19%, a US$ 55.100 millones en marzo. Ello significa más de 11% en el primer trimestre. Si no se igualó el aumento en el mismo lapso de 2004 (35%) es porque el gobierno ha ido frenando la expansión industrial, para evitar que la economía continuase recalentándose.

Sin duda, el creciente superávit comercial sostiene la tasa de crecimiento del producto bruto interno –8,5% este año- en la segunda economía asiática (la primera sigue siendo Japón). Similar perfil ofrece la tercera economía, India. Las exportaciones chinas de rubros con alto componente tecnológico ascendieron 26% en el primer trimestre y sumaban US$ 10.160 millones. Vale decir, casi 30% de las ventas totales.

Por supuesto, estas tendencias les quitan el sueño a norteamericanos y alemanes. Así, legisladores debaten en Washington un gravamen de 27,5% “ad valorem” sobre importaciones desde China. Ocurre que el intercambio mutuo le ocasionó el año pasado US$ 162.000 millones de déficit a EE.UU.

La gabela, claro, sigue a infructuosas presiones para que Beijing restrinja exportaciones y permita la devaluación del dólar, pegado desde 1996 en la paridad de YR 8,28. Al mismo tiempo, EE.UU. y la Unión Europea advirtieron que impondrían cuotas a las importaciones de textiles y vestimenta chinos. “La batalla recién comienza”, señala la consultora Action Economics (Singapur). “Sin embargo, aun si China ajustase el tipo de cambios como quieren en Washington, Bresuelas o Berlín, no dejaría de competir”.

“Beijing está pensando seriamente en revaluar su moneda”, afirmaba en Okinawa –quizá como expresión de deseos- Hans Eichel, ministro germano de Hacienda. Muy ortodoxo cuando asonseja a deudores como Argentina o Turquía, pero intervencionista si se trata de intereses comerciales alemanes. Sin explicar por qué cree que China revaluará, exigió transparenbcia en los mercados. Sin sonrojarse.

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