Entre ellos, otro Jean-Claude, apellidado Junker, que preside una banca privada de Luxemburgo, Eurogroup. A su juicio, “las señales de reactivación económica en la Unión Europea son todavía débiles, esporádicas”.
En cierto modo, Junker representa la postura macroeconómica prevalente en la Comisión Europea (Bruselas), pese a la extrema ordoxia de su jefe, el conservador portugués José Manoel Durão Barroso. Por el contrario, Trichet es sólo un funcionario bancario profesional, no exactamente exitoso.
Las cifras distan de ser claras. En octubre, la tasa anual de inflación minorista en el conjunto de la UE era 2,5%. Entretanto, el ritmo de crecimiento en el producto bruto regional no pasaba de 2,6% en el III trimestre. Los equivalentes en Estados Unidos eran 4,3% y 3,9%, respectivamente. Por supuesto, hay marcado contraste entre los tipos referenciales: 4% el norteamericano, 2% el europeo.
EE.UU. constituye una economía sin solución de continuidad interna, pero la UE es un conjunto variopinto: existen en ella divergencias estadísticas y de las otras. El actual debate sobre la tasa básica, pues, enfrenta a Tony Blair (Gran Bretaña) y Silvio Berlusconi. El pintoresco “premier” italiano acaba de acusar al inglés de “intentar destruir a nuestro país y a la UE”.
Por supuesto, hay un trasfondo: Italia forma parte de la Eurozona (los doce adherentes a la moneda única) y Gran Bretaña no, por lo cual las decisiones del BCE no le atañen. Resulta curioso que Giulio Tremonti, ministro económico de Berlusconi, no coincida con Trichet, pero sí con Junker.
Entre ellos, otro Jean-Claude, apellidado Junker, que preside una banca privada de Luxemburgo, Eurogroup. A su juicio, “las señales de reactivación económica en la Unión Europea son todavía débiles, esporádicas”.
En cierto modo, Junker representa la postura macroeconómica prevalente en la Comisión Europea (Bruselas), pese a la extrema ordoxia de su jefe, el conservador portugués José Manoel Durão Barroso. Por el contrario, Trichet es sólo un funcionario bancario profesional, no exactamente exitoso.
Las cifras distan de ser claras. En octubre, la tasa anual de inflación minorista en el conjunto de la UE era 2,5%. Entretanto, el ritmo de crecimiento en el producto bruto regional no pasaba de 2,6% en el III trimestre. Los equivalentes en Estados Unidos eran 4,3% y 3,9%, respectivamente. Por supuesto, hay marcado contraste entre los tipos referenciales: 4% el norteamericano, 2% el europeo.
EE.UU. constituye una economía sin solución de continuidad interna, pero la UE es un conjunto variopinto: existen en ella divergencias estadísticas y de las otras. El actual debate sobre la tasa básica, pues, enfrenta a Tony Blair (Gran Bretaña) y Silvio Berlusconi. El pintoresco “premier” italiano acaba de acusar al inglés de “intentar destruir a nuestro país y a la UE”.
Por supuesto, hay un trasfondo: Italia forma parte de la Eurozona (los doce adherentes a la moneda única) y Gran Bretaña no, por lo cual las decisiones del BCE no le atañen. Resulta curioso que Giulio Tremonti, ministro económico de Berlusconi, no coincida con Trichet, pero sí con Junker.