Las pruebas ácidas (stress tests) cuyos resultados dio a conocer ayer la administración de Obama pintan un paisaje variopinto de problemas en el negocio bancario de la nación y, por primera vez, trazan una clara línea divisoria en el negocio de las finanzas. <br />
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De un lado hay instituciones como JPMorgan Chase y Goldman Sachs, considerados por los reguladores más sólidos que sus pares – tal vez suficientemente sólidos como para repagar los miles de millones de los rescates y hasta evadir el control oficial. <br />
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De otra parte hay instituciones más débiles como Bank of America, que ahora afronta el gran desafío de reunir capital por su cuenta o aceptar más inferencia del gobierno, con todo lo que eso traiga aparejado. No hay mucho tiempo: los bancos tienen sólo hasta el 8 de junio para presentar sus planes a los reguladores. En cuanto la Reserva Federal dio a conocer los resultados de las pruebas, los bancos iniciaron una carrera para reunir dinero. <br />
A grandes rasgos, las pruebas sugieren que los bancos están en mejores condiciones de lo que se temía. De los 19 bancos más grandes, que se sientan sobre dos tercios de todos los depósitos, 9 recibieron certificado de buena salud. Los otros 10 deberán juntar, entre todos, US$ 75.000 millones como un colchón que los proteja de posibles pérdidas si la economía se deteriora más. Esa cantidad es muy inferior a la que muchos habían anticipado. Pero las posibles pérdidas que los reguladores federales proyectan, incluso en los bancos más sanos, son escalofriantes. <br />
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Según los peores escenarios, los 19 bancos podría sufrir pérdidas por US$ 600.000 millones de aquí a 2010, además de los cientos de miles de millones que ya se vaporizaron en esta crisis financiera. Aproximadamente 9% de los préstamos podrían ir a pérdida (una cifra todavía más alta de la que se vivió durante la Gran Depresión del 29). Uno de cada cinco préstamos de tarjeta de crédito podría resultar impago, más del doble de la clásica tasa de pérdida. Aproximadamente una de cada diez hipotecas podrían no ser repagadas. <br />
Las pruebas dejan, además, algunas preguntas sin respuestas. La más grande: ¿Qué pasa si la recesión resulta ser peor que la peor situación imaginada, y las pérdidas de los bancos comienzan a crecer? Los resultados sugieren que los grandes rescates se terminaron para los bancos. Pero muchos se preguntan si los bancos estarán en condiciones de dar los préstamos que se necesitan para revivir el crecimiento, <br />
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Bancos fuertes, bancos débiles
Según las pruebas de salud a que sometieron a los bancos estadounidenses, hay 9 en condiciones bastante buenas y 10 que necesitan capitalizarse si no quieren al gobierno en su directorio.