Bancos demasiado grandes para caer o para manejar

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“Este gobierno no rescatará automáticamente a quienes zozobren”. Así señalaba Timothy Geithner, secretario del Tesoro, tras la confirmación de Benjamin Bernanke. Se refería al plan de reformas elevado por Barack Obama, de suerte incierta.

<p>Pero la idea de que la propuesta es adversa a salvamentos f&aacute;ciles no parece convalidada por su propio texto ni por el apoyo presidencial al jefe de la Reserva Federal, un aliado de los banqueros privados. En rigor, hay muy poco en esas noventa carillas sobre eliminar riesgos sist&eacute;micos en el sector financiero si sus componentes no son dejados caer (Bear Stearns, Lehman Brothers), no resulten administrables (Merrill Lynch, Wachovia) o se interrelacionen con instituciones del exterior (Union des Banques Suisses). <br />
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En vez de achicar esas entidades y sus riesgos &ndash;como har&iacute;an John Maynard Keynes o Friedrich Hayek-, el plan de Geithner se limita a aumentar la supervisi&oacute;n sobre bancos grandes. Ello implica que la factura a los contribuyentes puede ser m&aacute;s gorda y no menos al cabo de la crisis, como lo muestra ya mismo la lista de 415 bancos regionales en capilla. En otras palabras, se habr&aacute; impuesto el cabildeo privado. <br />
A m&aacute;s de dos a&ntilde;os de iniciada la actual crisis sist&eacute;mica, se llama &ldquo;demasiado grandes para caer&rdquo; a instituciones demasiado dif&iacute;ciles de manejar con algo mejor que regulaciones paquid&eacute;rmicas (afirmaba Paul Krugman). &ldquo;Dado que anteriores esfuerzos en ese plano fracasaron &iquest;por qu&eacute; creer que insistir llevar&aacute; a alguna parte?&rdquo;, se&ntilde;alaba Nouriel Roubini.<br />
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&ldquo;Los repentinos derrumbes de bancas privadas o firmas como American International Group y Countrywide Financial se ubican entre los peores hechos de esta crisis&rdquo;, afirma la propuesta Geithner &ndash;Lawrence Summers. Se trata de entidades &ldquo;enormes, muy apalancadas y vinculadas a otros grandes actores del sistema&rdquo;. Pero fueron mal vigiladas y peor reguladas. <br />
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Todo eso es cierto, con Citigroup &ndash;banco que Geithner mismo supervisaba desde la Reserva Federal neoyorquina- como ejemplo t&iacute;pico. Pero la salida que sugiere el documento es &ldquo;un r&eacute;gimen de vigilancia m&aacute;s s&oacute;lido sobre cualquier ente cuya mezcla de tama&ntilde;o, apalancamiento e interconexiones amenace la estabilidad financiera si se viene abajo&rdquo;. Vale decir, m&aacute;s de lo mismo. <br />
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En julio, Edward Kane (Boston College) sac&oacute; un trabajo sobre ese mismo problema, &ldquo;Fallas &eacute;ticas al regular subsidios en redes de salvamento&rdquo;. El experto demostraba por qu&eacute; las pol&iacute;ticas hist&oacute;ricas ante crisis financieras aumentaban el n&uacute;mero de entidades beneficiadas con dinero de los contribuyentes en caso de futuros desastres. &ldquo;Cuando una parte substancial del sector est&aacute; en riesgo, resulta m&aacute;s f&aacute;cil emparchar vulnerabilidades que negociar reformas en serio&rdquo;, apuntaba Kane.<br />
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Basta recordar los meses de sigilo alrededor del costoso rescate de AIG y su red (US$ 163.000 millones). Eso inclu&iacute;a la negativa de la RF &ndash;donde Geithner era director- a explicar por qu&eacute; hab&iacute;a elegido a BlackRock para supervisar ese programa y cu&aacute;nto le pag&oacute; por ello.</p>
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