<p>Resulta irónico que su motor sea el francés Pascal Lamy, campeón de los enormes subsidios agrícolas cuando estaba en la Comisión Europea. Hoy preside la OMC, cuya suerte parece encaminada a repetir la del Acuerdo General de Comercio y Tarifas (AGCT), que murió junto con el siglo XX y la ronda Uruguay.</p>
<p>Parece absurdo que la Unión Europea, Estados Unidos y Japón se aferren a proteger rubros alimentarios cuyos precios han quebrado récords. Sería como si la Organización de Países Exportadores Petroleros exigiese incentivos para vender crudos a los niveles actuales.</p>
<p>Aun si en la ciudad suiza se llegase al esquivo acuerdo, será preciso establecer cronogramas para la rebaja paulatina de aranceles sobre miles de posiciones. Puesto que también hay servicios involucrados, no existen motivos para el optimismo de Lamy y sus costosos amigos, empezando por su sucesor en Bruselas, Peter Mandelson.</p>
<p>Pero surgen curiosas contradicciones. Por ejemplo, India –uno de los países en desarrollo que más cuestionaban los subsidios de las economías centrales- coincide hoy con la UE en defender determinados productos agrícolas. A su vez, Delhi sostiene que no es así y se trata de una campaña vía medios anglosajones allegados a Mandelson y Lamy.</p>
<p>Mientras tanto, el inglés abre su propio paraguas. Exponiendo en diversos foros, sostiene que la ronda Dohá ha perdido impulso y, hacia 2010, habrá seguido la senda de la de Uruguay. A criterio de muchos suspicaces, Lamy piensa igual, pero trata de mantenerle la fuente de ingresos a una burocracia gigantesca. La propia OMC afirma que, si Dohá sobrevive, alguna vez el planeta pagará US$ 130.000 millones anuales menos en subsidios a tres exportadores ineficientes: EE.UU. (su maíz rinde sólo si se transforma en etanol), la UE y Japón (su arroz no compite con el de Vietnam).</p>
<p> </p>
<p> </p>
Algunos todavía creen que la ronda Dohá sigue con vida. Otros, no
Desde noviembre de 2001, cuando a Organización Mundial de Comercio la lanzó en la capital de Qatar emirato del Golfo-, la ronda fue de fracaso en fracaso. Los burócratas harán esta semana, en Ginebra, otro intento para salvar sus sueldos.