AIG admitió errores contables que datan de hace 14 años

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American International Group, la mayor aseguradora mundial, también reconoció que el caso Berkshire Hathaway está entre ellos. Ese asunto es centro de investigaciones de la SEC, fiscales federales y estaduales.

Las revelaciones abren la posibilidad de que sea forzado a reducir el valor en libros aproximadamente 2%, o sea a US$ 81.170 millones. Vale decir, US$ 1.700 millones sólo en el último balance anual. Las inesperadas noticias aparecen pocos días después de que el ex CEO y todavía presidente del directorio, Maurice Greenberg, anunciase su retiro total, tras cuarenta años de férula casi feudal sobre la compañía.

Por otra parte, AIG ya ha perdido más de US$ 40.000 millones en capitalización bursátil, desde que arreciaran las acciones regulatorias y judiciales, a mediados de febrero. Al conocerse las admisiones de la compañía, su cotización cedió otro 2% en Nueva York.

Entretanto, la serie de maniobras conocidas en las últimas seis semanas empieza a generar demandas colectivas de pequeños accionistas e inversores perjudicados por la crisis. En la mira de la SEC están, de paso, síndicos y auditores externos e internos, que deberán dar largas explicaciones.

“Esto todavía no acaba”, estima un informe de National City Investment Management, Cleveland. “Las malas noticias no se han agotado”, agrega.

Las “confesiones” de AIG siguen a una tensa reunión entre sus abogados, el departamento federal de Justicia, la Securities & Exchange Commission y Eliot Spitzer, fiscal del estado neoyorquino. En esa oportuindad, las autoridades reguladoras cuestionaron la auditoria interna efectuada por el grupo.

A raíz de todo esto, la presentación del balance anual 2004 ha sido postergada hasta fines de abril y las revisiones continúan. Entre otras transacciones, las autoridades siguen investigando el acuerdo de reaseguros hecho en 2000-1 entre AIG y General Reinsurance, división de Berkshire Hathaway, grupo controlado por el megafinancista Warren Buffett. Al parecer, los efectos del covenio fueron asentado incorrectamente en los libros de AIG.

Ahora, AIG admite que registró la operaciones como depósitos, no como seguros. La modificación correspondiente implica gastos y pérdidas por casi US$ 500 millones. Por otra parte, tomará cargos netos por US$ 670 millones, relativos a operaciones en seguros generales.

Las revelaciones abren la posibilidad de que sea forzado a reducir el valor en libros aproximadamente 2%, o sea a US$ 81.170 millones. Vale decir, US$ 1.700 millones sólo en el último balance anual. Las inesperadas noticias aparecen pocos días después de que el ex CEO y todavía presidente del directorio, Maurice Greenberg, anunciase su retiro total, tras cuarenta años de férula casi feudal sobre la compañía.

Por otra parte, AIG ya ha perdido más de US$ 40.000 millones en capitalización bursátil, desde que arreciaran las acciones regulatorias y judiciales, a mediados de febrero. Al conocerse las admisiones de la compañía, su cotización cedió otro 2% en Nueva York.

Entretanto, la serie de maniobras conocidas en las últimas seis semanas empieza a generar demandas colectivas de pequeños accionistas e inversores perjudicados por la crisis. En la mira de la SEC están, de paso, síndicos y auditores externos e internos, que deberán dar largas explicaciones.

“Esto todavía no acaba”, estima un informe de National City Investment Management, Cleveland. “Las malas noticias no se han agotado”, agrega.

Las “confesiones” de AIG siguen a una tensa reunión entre sus abogados, el departamento federal de Justicia, la Securities & Exchange Commission y Eliot Spitzer, fiscal del estado neoyorquino. En esa oportuindad, las autoridades reguladoras cuestionaron la auditoria interna efectuada por el grupo.

A raíz de todo esto, la presentación del balance anual 2004 ha sido postergada hasta fines de abril y las revisiones continúan. Entre otras transacciones, las autoridades siguen investigando el acuerdo de reaseguros hecho en 2000-1 entre AIG y General Reinsurance, división de Berkshire Hathaway, grupo controlado por el megafinancista Warren Buffett. Al parecer, los efectos del covenio fueron asentado incorrectamente en los libros de AIG.

Ahora, AIG admite que registró la operaciones como depósitos, no como seguros. La modificación correspondiente implica gastos y pérdidas por casi US$ 500 millones. Por otra parte, tomará cargos netos por US$ 670 millones, relativos a operaciones en seguros generales.

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