Virtualmente, Varig se extingue: canceló 140 vuelos

Desde el martes, Petrobrás no le despacha nafta a crédito a la aerolínea en bancarrota. La petrolera estatal es una de las máximas acreedoras. Varig cubría ayer sólo 50 de 190 vuelos programados. El resto, suspendido indefinidamente.

22 junio, 2006

La otrora mayor empresa aerocomercial brasileña ya no llega a Madrid, Nueva York, Múnich, Los Ángeles, Montevideo, Bogotá, Milán y otras escalas; especialmente, en Latinoamérica. Hace unos días, un grupo de ejecutivos y gremialistas ofreció US$ 460 millones por activos y rutas de Varig. Fue la única propuesta de la segunda ronda.

En la primera etapa, cinco firmas se habían presentado. Ahora debe mejorarse la propuesta, algo que ha dejado de ser seguro este fin de semana y obliga al tribunal de quiebra a renegociar. Tal como estaban las cosas el miércoles, nadie sabía a ciencia cierta si se reanudarán tratativas o si, simplemente, Varig cesará de operar. Ello conduciría a la quiebra lisa y llana, con liquidación posterior.

Los oferentes iniciales eran TAM Linhas Aéreas, Gol Linhas Inteligentes y Ocean Air, entre otros. Pero ninguno alcanzó el precio de US$ 860 millones pedido para rutas internacionales y cabotaje. Hoy, la única oferta –muy inferior- inspira serias dudas. Entretanto, han vencido los plazos para aumentar la parte en efectivo y reducir el monto en bonos.

La propuesta fue presentada por TGV (trabajadores del grupo Varig, en realidad gerentes y sindicalistas) y es 46% inferior a aquel mínimo establecido por el tribunal de quiebra. El juez del concurso, Luiz Roberto Ayub, tenía hasta este lunes para resolver. Pero Varig ha perdido más de 1.500 pilotos, técnicos y personal de abordo en tres meses. También hubo 1.600 retiros y jubilaciones anticipadas, por lo cual la empresa está medio vacía.

La situación es casi terminal. Para empezar, hay deudas por US$ 3.200 millones. Además, en Estados Unidos se tramita un embargo de aviones alquilados, por parte de las locadoras. Ahí está la clave: TGV no se hará cargo de deudas ni embargos y el rechazo a su esquema equivaldría a la liquidación judicial de activos.

En general, los acreedores no ven con buenos ojos los debentures ofrecidos por TGV. Tampoco queda clara la parte que debiera ser abonada por los empleados vía créditos ni los US$ 285 millones que aportarían grupos privados cuya identidad se mantiene en llamativa reserva. En suma, la situación es crítica y crecen las incertidumbres. Algunos analistas locales apuestan a la aparición de un paladín (¿otra aerolínea?) que compre lo que resta de Varig.

La otrora mayor empresa aerocomercial brasileña ya no llega a Madrid, Nueva York, Múnich, Los Ángeles, Montevideo, Bogotá, Milán y otras escalas; especialmente, en Latinoamérica. Hace unos días, un grupo de ejecutivos y gremialistas ofreció US$ 460 millones por activos y rutas de Varig. Fue la única propuesta de la segunda ronda.

En la primera etapa, cinco firmas se habían presentado. Ahora debe mejorarse la propuesta, algo que ha dejado de ser seguro este fin de semana y obliga al tribunal de quiebra a renegociar. Tal como estaban las cosas el miércoles, nadie sabía a ciencia cierta si se reanudarán tratativas o si, simplemente, Varig cesará de operar. Ello conduciría a la quiebra lisa y llana, con liquidación posterior.

Los oferentes iniciales eran TAM Linhas Aéreas, Gol Linhas Inteligentes y Ocean Air, entre otros. Pero ninguno alcanzó el precio de US$ 860 millones pedido para rutas internacionales y cabotaje. Hoy, la única oferta –muy inferior- inspira serias dudas. Entretanto, han vencido los plazos para aumentar la parte en efectivo y reducir el monto en bonos.

La propuesta fue presentada por TGV (trabajadores del grupo Varig, en realidad gerentes y sindicalistas) y es 46% inferior a aquel mínimo establecido por el tribunal de quiebra. El juez del concurso, Luiz Roberto Ayub, tenía hasta este lunes para resolver. Pero Varig ha perdido más de 1.500 pilotos, técnicos y personal de abordo en tres meses. También hubo 1.600 retiros y jubilaciones anticipadas, por lo cual la empresa está medio vacía.

La situación es casi terminal. Para empezar, hay deudas por US$ 3.200 millones. Además, en Estados Unidos se tramita un embargo de aviones alquilados, por parte de las locadoras. Ahí está la clave: TGV no se hará cargo de deudas ni embargos y el rechazo a su esquema equivaldría a la liquidación judicial de activos.

En general, los acreedores no ven con buenos ojos los debentures ofrecidos por TGV. Tampoco queda clara la parte que debiera ser abonada por los empleados vía créditos ni los US$ 285 millones que aportarían grupos privados cuya identidad se mantiene en llamativa reserva. En suma, la situación es crítica y crecen las incertidumbres. Algunos analistas locales apuestan a la aparición de un paladín (¿otra aerolínea?) que compre lo que resta de Varig.

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