Telecom Italia: desafortunada interferencia de un embajador

Rolando Spogli, de origen italiano, criticó la virtual exclusión de AT&T en la puja por Telecom Italia. Igual hizo Luca Montezemolo. Ninguno advirtió que Estados Unidos también veda el acceso extranjero a sectores de relevancia estratégica.

18 abril, 2007

En efecto, el gobierno italiano sacó de juego a una firma privada. A diferencia de E.On (caso Endesa), es una empresa extraeuropea resistida por políticos y sindicalistas. Pero América móvil también es privada y transatlántica… No obstante, el retiro de American Telephone & Telegraph (sigla anacrónica si las hay: el telégrafo falleció hace años) crea incertidumbres sobre el futuro de las telecomunicaciones en Italia y la propia Unión Europea. La oferta preliminar AT&T-AM era por 66,6% de Olimpia, subsidiaria de Pirellli que tiene sólo 18% de Telecom Italia.

Roma se oponía a que una compañía extranjera “controlase” TI. Pero sucede que Olimpia tiene apenas la primera minoría individual, no una mayoría, en un paquete atomizado. En cuanto a América móvil, trata de preservar una oferta propia, aunque sólo por 33,3% de los títulos. Esto crearía otro accionista minoritario, con apenas 5,4% del paquete total.

Por supuesto, nadie sabe a ciencia cierta si el gobierno italiano admitirá a Carlos Slim Helú o buscará apartarlo. Ello dejaría las cosas como antes, con 18% -mejor dicho, 80% de esa porción: 14,4%- en poder de Marco Tronchetti Provera, un magnate no demasiado transparente. América móvil y su satélite, Telmex, señalaron el lunes que “se continúan explorando alternativas de inversión en Olimpia” (una sociedad títere de Pirelli).

La situación de Telecom Italia dista de ser cómoda. Víctima de borrascas políticas y gremiales, cambios en management y estrategias inestables, ahora se habla de una “gran coalición de inversores italianos” para hacerse cargo. Pero ello incluiría a Silvio Berlusconi, amo de Mediaset que está apelando una sentencia decinco años por corromper jueces.

El famoso 66,6% que buscaban AT&T-AM equivale a € 2.700 millones. Por ende, la capitalización bursátil total ronda los 14.850 millones. Pero el objetivo real de Slim complica el panorama, pues se cifra en activos latinoamericanos. En enero, Telmex no logró copar el más importante, la brasileña Telecom Italia móveis (TIM). Como se sabe, América móvil-Telmex disputa con Telefónica de España el liderazgo en Sudamérica.

No es casual que la hispánica y France Télécom contemplen efectuar una oferta conjunta por Olimpia y, entretanto, busquen acciones sueltas en el mercado. En otro plano, algunos analistas creen que Roma tratará de sumar inversores locales a América móvil. Así lo dejó entrever Antonio di Pietro, ministro de infraestructura, tras la asunción de Pasquale Pistorio como nuevo CEO de Telecom Italia.

En medio de todo eso, la imprudente intervención del embajador Spogli (en italiano, “despojos”) puso en evidencia ciertas contracciones norteamericanas que suelen obviarse. Por ejemplo, el caso British Aerospace. Ésta adquirió firmas estadounidenses ligadas a contratos militares, pero el Pentágono impide a sus técnicos británicos acceder a “àreas claves para la seguridad nacional”.

En verdad, una antigua ley federal prohíbe a capitales exógenos comprar determinados activos. Por eso, el magnate ultraconservador Rupert Murdoch –cuyo canal Fox sigue haciéndole propaganda a George W.Bush- debió pasar de australiano a norteamericano. Justamente, para armar su imperio mediático, News Corporation.

Por cierto, el liberalismo mercantilista que –se cree- caracteriza al sistema económico de Estados Unidos (inspirado en Gran Bretaña) dista de ser absoluto. Así lo descubrió la gasífera estatal china Cnooc cuando le impidieron tomar Unocal, pese a que sus yacimientos estén en aguas indochinas. Por supuesto, Italia no está exenta de pecado: su dirigencia descubre que TI es estratégica recién cuando aparece una alianza transatlántica, AT&T-América móvil.

No obstante, eso no mejora la poco agraciada posición de Spogli. Máxime teniendo presente que, aun sin presiones del gobierno, la propuesta AT&T-AM probablemente hubiese capotado por defectos propios (algo que Montezemolo debiera saber, como dirigente empresario). Tampoco se le ven muchas posibilidades al intento de Slim para cortarse solo.

En efecto, el gobierno italiano sacó de juego a una firma privada. A diferencia de E.On (caso Endesa), es una empresa extraeuropea resistida por políticos y sindicalistas. Pero América móvil también es privada y transatlántica… No obstante, el retiro de American Telephone & Telegraph (sigla anacrónica si las hay: el telégrafo falleció hace años) crea incertidumbres sobre el futuro de las telecomunicaciones en Italia y la propia Unión Europea. La oferta preliminar AT&T-AM era por 66,6% de Olimpia, subsidiaria de Pirellli que tiene sólo 18% de Telecom Italia.

Roma se oponía a que una compañía extranjera “controlase” TI. Pero sucede que Olimpia tiene apenas la primera minoría individual, no una mayoría, en un paquete atomizado. En cuanto a América móvil, trata de preservar una oferta propia, aunque sólo por 33,3% de los títulos. Esto crearía otro accionista minoritario, con apenas 5,4% del paquete total.

Por supuesto, nadie sabe a ciencia cierta si el gobierno italiano admitirá a Carlos Slim Helú o buscará apartarlo. Ello dejaría las cosas como antes, con 18% -mejor dicho, 80% de esa porción: 14,4%- en poder de Marco Tronchetti Provera, un magnate no demasiado transparente. América móvil y su satélite, Telmex, señalaron el lunes que “se continúan explorando alternativas de inversión en Olimpia” (una sociedad títere de Pirelli).

La situación de Telecom Italia dista de ser cómoda. Víctima de borrascas políticas y gremiales, cambios en management y estrategias inestables, ahora se habla de una “gran coalición de inversores italianos” para hacerse cargo. Pero ello incluiría a Silvio Berlusconi, amo de Mediaset que está apelando una sentencia decinco años por corromper jueces.

El famoso 66,6% que buscaban AT&T-AM equivale a € 2.700 millones. Por ende, la capitalización bursátil total ronda los 14.850 millones. Pero el objetivo real de Slim complica el panorama, pues se cifra en activos latinoamericanos. En enero, Telmex no logró copar el más importante, la brasileña Telecom Italia móveis (TIM). Como se sabe, América móvil-Telmex disputa con Telefónica de España el liderazgo en Sudamérica.

No es casual que la hispánica y France Télécom contemplen efectuar una oferta conjunta por Olimpia y, entretanto, busquen acciones sueltas en el mercado. En otro plano, algunos analistas creen que Roma tratará de sumar inversores locales a América móvil. Así lo dejó entrever Antonio di Pietro, ministro de infraestructura, tras la asunción de Pasquale Pistorio como nuevo CEO de Telecom Italia.

En medio de todo eso, la imprudente intervención del embajador Spogli (en italiano, “despojos”) puso en evidencia ciertas contracciones norteamericanas que suelen obviarse. Por ejemplo, el caso British Aerospace. Ésta adquirió firmas estadounidenses ligadas a contratos militares, pero el Pentágono impide a sus técnicos británicos acceder a “àreas claves para la seguridad nacional”.

En verdad, una antigua ley federal prohíbe a capitales exógenos comprar determinados activos. Por eso, el magnate ultraconservador Rupert Murdoch –cuyo canal Fox sigue haciéndole propaganda a George W.Bush- debió pasar de australiano a norteamericano. Justamente, para armar su imperio mediático, News Corporation.

Por cierto, el liberalismo mercantilista que –se cree- caracteriza al sistema económico de Estados Unidos (inspirado en Gran Bretaña) dista de ser absoluto. Así lo descubrió la gasífera estatal china Cnooc cuando le impidieron tomar Unocal, pese a que sus yacimientos estén en aguas indochinas. Por supuesto, Italia no está exenta de pecado: su dirigencia descubre que TI es estratégica recién cuando aparece una alianza transatlántica, AT&T-América móvil.

No obstante, eso no mejora la poco agraciada posición de Spogli. Máxime teniendo presente que, aun sin presiones del gobierno, la propuesta AT&T-AM probablemente hubiese capotado por defectos propios (algo que Montezemolo debiera saber, como dirigente empresario). Tampoco se le ven muchas posibilidades al intento de Slim para cortarse solo.

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