Techint cede posiciones locales ante el avance brasileño en Argentina

El ciclo de transnacionalización de la industria argentina no cesa: un grupo brasileño compró la ex Acería Bragado y otro se quedó con el frigorífico Mirab. Techint relega posiciones en el rubro siderúrgico.

28 diciembre, 2007

Las dos recientes adquisiciones de empresas de capital nacional concretadas por
grupos brasileños llevan a 37 los traspasos del año que termina:
una de ellas en el sector frigorífico y la otra en el siderúrgico.

La estratégica expansión que el país vecino viene realizando
sobre sus vecinos de Argentina y Uruguay en el procesamiento de carnes tuvo
de nuevo como protagonista a Marfrig, segundo frigorífico en Brasil,
que compró el octavo establecimiento dentro de nuestras fronteras, el
Mirab, de capitales estadounidenses.

Antes había adquirido Quickfood, propietario de la afamada marca genérica
de hamburguesas Patty.

Pero la novedad la constituyó el ingreso de la siderúrgica carioca
Votorantim Metais en el 27 % del paquete accionario de la ex Aceros Bragado,
hoy Acerbrag, que es la segunda productora de aceros largos, detrás de
Acindar.

Esta compañía, que perteneciera a la familia Acevedo, pasó
a ser controlada por ArcelorMittal, a través de la brasileña Belgo
Mineira.

El otro gran jugador de la especialidad es la santafesina Sipar, que desde
la década pasada se asoció al grupo brasileño Gerdau, con
lo cual la casi totalidad de la producción nacional de aceros largos
responde a los designios del país vecino.

“Votorantim Metais actuará como un socio estratégico al
lado de los actuales controlantes de Acerbrag para buscar oportunidades de desarrollo
y crecimiento”, declaró el director superintendente de la brasileña,
Joao Bosco Silva.

La operación fue justificada en el comportamiento del mercado. “Está
creciendo mucho y se mantiene con un buen volumen de ventas. Eso es un motivo
más que suficiente para comprar. Los brasileños aprovecharon la
oportunidad”, explicaron en una de las competidoras.

El frigorífico brasileño Marfrig incorporó a su renglón
productivo local el jerky beef (carne cocida en palillos cuyo nombre deriva
del autóctono charqui o charque), con la adquisición Mirab, que
dedica el 100% de su producción a la exportación. Uno de sus dueños
sería el estadounidense Gary Crawford, mientras que algunos socios locales
estarían vinculados al banco de inversión MBA, informó
El Cronista.

Mirab es la líder mundial en elaboración de jerky beef para marcas
de terceros, tanto en volumen como en participación de mercado.
Marfrig, en tanto, ya producía jerky beef en Brasil y en Tacuarembó,
una de las cuatro plantas que compró en Uruguay.

Marfrig, en la Argentina, es dueño de los frigoríficos exportadores
AB&P, Quickfood, Estancias del Sur y Best Beef.

Según un artículo publicado en noviembre, en la edición
de papel de Mercado, nada más que entre enero y setiembre de este año,
se habían anunciado 10 fusiones y adquisiciones que involucran un monto
de casi us$ 500 millones, 25 % del total de las 35 operaciones desde todo origen
registradas.

Un especialista en economía regional, Mariano Lamothe, de abeceb.com,
explicaba en la nota que “Brasil ya había arreglado su endeudamiento,
penetrado en los mercados, colocado deuda en excelentes condiciones y así
disponía de financiamiento para hacer trascender la industria fuera de
su frontera. También explotaba las materias primas. CEPAL denomina este
proceso traslatinización. De la región, Brasil y Chile son los
que más vuelo cobraron. Poseen un entramado de empresas de gran porte
con mayores inversiones en áreas estratégicas, y se consolidan
en grandes conglomerados”.

Se afirmaba en la nota que las corporaciones brasileñas salieron a otear
las economías vecinas, a las que ya les venían vendiendo sus productos.
Porque esa es la otra particularidad del funcionamiento: de las 23.113 exportadoras
con que cuenta, 10.668 son grandes y proveen a la Argentina por us$ 11.541 millones.
En cambio, en nuestro país, de las 14.925 firmas que participan en el
comercio exterior, se contabilizan sólo 905 grandes, que le facturan
us$ 7.075 millones al “mais grande do mondo”. Las pymes aportan
nada más que us$ 666 millones.

Es la mejor explicación práctica del motivo por el que, en estos
cuatro años, a pesar de que el peso se devaluó respecto del real,
la balanza comercial con Brasil ha sido cada vez más deficitaria: las
grandes empresas exportan hacia Argentina muchísima más “industria”,
a través de las subsidiarias que han ido comprando, que lo que las numerosas
pymes argentinas alcanzan a colocar en el mercado brasileño.

Las dos recientes adquisiciones de empresas de capital nacional concretadas por
grupos brasileños llevan a 37 los traspasos del año que termina:
una de ellas en el sector frigorífico y la otra en el siderúrgico.

La estratégica expansión que el país vecino viene realizando
sobre sus vecinos de Argentina y Uruguay en el procesamiento de carnes tuvo
de nuevo como protagonista a Marfrig, segundo frigorífico en Brasil,
que compró el octavo establecimiento dentro de nuestras fronteras, el
Mirab, de capitales estadounidenses.

Antes había adquirido Quickfood, propietario de la afamada marca genérica
de hamburguesas Patty.

Pero la novedad la constituyó el ingreso de la siderúrgica carioca
Votorantim Metais en el 27 % del paquete accionario de la ex Aceros Bragado,
hoy Acerbrag, que es la segunda productora de aceros largos, detrás de
Acindar.

Esta compañía, que perteneciera a la familia Acevedo, pasó
a ser controlada por ArcelorMittal, a través de la brasileña Belgo
Mineira.

El otro gran jugador de la especialidad es la santafesina Sipar, que desde
la década pasada se asoció al grupo brasileño Gerdau, con
lo cual la casi totalidad de la producción nacional de aceros largos
responde a los designios del país vecino.

“Votorantim Metais actuará como un socio estratégico al
lado de los actuales controlantes de Acerbrag para buscar oportunidades de desarrollo
y crecimiento”, declaró el director superintendente de la brasileña,
Joao Bosco Silva.

La operación fue justificada en el comportamiento del mercado. “Está
creciendo mucho y se mantiene con un buen volumen de ventas. Eso es un motivo
más que suficiente para comprar. Los brasileños aprovecharon la
oportunidad”, explicaron en una de las competidoras.

El frigorífico brasileño Marfrig incorporó a su renglón
productivo local el jerky beef (carne cocida en palillos cuyo nombre deriva
del autóctono charqui o charque), con la adquisición Mirab, que
dedica el 100% de su producción a la exportación. Uno de sus dueños
sería el estadounidense Gary Crawford, mientras que algunos socios locales
estarían vinculados al banco de inversión MBA, informó
El Cronista.

Mirab es la líder mundial en elaboración de jerky beef para marcas
de terceros, tanto en volumen como en participación de mercado.
Marfrig, en tanto, ya producía jerky beef en Brasil y en Tacuarembó,
una de las cuatro plantas que compró en Uruguay.

Marfrig, en la Argentina, es dueño de los frigoríficos exportadores
AB&P, Quickfood, Estancias del Sur y Best Beef.

Según un artículo publicado en noviembre, en la edición
de papel de Mercado, nada más que entre enero y setiembre de este año,
se habían anunciado 10 fusiones y adquisiciones que involucran un monto
de casi us$ 500 millones, 25 % del total de las 35 operaciones desde todo origen
registradas.

Un especialista en economía regional, Mariano Lamothe, de abeceb.com,
explicaba en la nota que “Brasil ya había arreglado su endeudamiento,
penetrado en los mercados, colocado deuda en excelentes condiciones y así
disponía de financiamiento para hacer trascender la industria fuera de
su frontera. También explotaba las materias primas. CEPAL denomina este
proceso traslatinización. De la región, Brasil y Chile son los
que más vuelo cobraron. Poseen un entramado de empresas de gran porte
con mayores inversiones en áreas estratégicas, y se consolidan
en grandes conglomerados”.

Se afirmaba en la nota que las corporaciones brasileñas salieron a otear
las economías vecinas, a las que ya les venían vendiendo sus productos.
Porque esa es la otra particularidad del funcionamiento: de las 23.113 exportadoras
con que cuenta, 10.668 son grandes y proveen a la Argentina por us$ 11.541 millones.
En cambio, en nuestro país, de las 14.925 firmas que participan en el
comercio exterior, se contabilizan sólo 905 grandes, que le facturan
us$ 7.075 millones al “mais grande do mondo”. Las pymes aportan
nada más que us$ 666 millones.

Es la mejor explicación práctica del motivo por el que, en estos
cuatro años, a pesar de que el peso se devaluó respecto del real,
la balanza comercial con Brasil ha sido cada vez más deficitaria: las
grandes empresas exportan hacia Argentina muchísima más “industria”,
a través de las subsidiarias que han ido comprando, que lo que las numerosas
pymes argentinas alcanzan a colocar en el mercado brasileño.

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