Tata, en carrera ahora para comparle a Ford Jaguar y Land Rover

El socio indio de Fiat figura en un grupo de seis interesados por marcas de lujo y semilujo que venderá Ford Motor. Curioso: una firma que factura US$ 22.000 millones anuales le compraría activos a una que lo hace por US$ 160.000 millones.

20 julio, 2007

Pero la clave es otra: en 2006, los ingresos de Tata subieron 23% sobre 2005, en tanto los de Ford bajaban 9,5%. En cuanto al aliado internacional del clan parsí, Fiat, era obvio –acaba de manifestarlo en Turín- que no ingresaría a la puja por Jaguar ni Land Rover. De paso, esta marca de camionetas no debe confundirse con su desprendimiento, Rover, dedicado a coches y hoy en manos chinas.

Vendida ya Aston Marton por US$ 850 millones en marzo (un precio muy bajo), quedan en espera Jaguar, Land Rover y Volvo. La sueca es la joya más cara –vale US$ 8.000 milones, según Merrill Lynch- de la “división prémium”, una infortunada aventura de Ford que ahora se esfuma.

Esta semana vencía el plazo fijado por la “casa fundadora” de Detroit para presentar propuestas por dos de las tres marcas a vender. No está claro si Volvo entra en esta tanda o en la siguiente. Esto se debe en buena medida a la falta de transparencia que exhibe Alan Mulally, número uno de Ford Motor. Medios europeos la atribuyen a que el ex directivo de Boeing no se siente ya seguro al timón o a que parte del clan familiar quiere vender sus acciones y pasar a retiro.

Por supuesto, las especulaciones dentro o fuera del negocio incluyen los inevitables fondos expertos en compras apalancadas. En este caso, OneEquity (Jack Nasser, antiguo jefe de Fordr), Ripplewood holdings (guiado por un ex de Chrysler) y Cerberus capital management. Pero, tal vez, estas presunciones hayan perdido sustento debido que esos fondos están entrando en declive.

El caso Cerberus es tìpico. La firma precisa reunir US$ 20.000 millones para financiar la compra de 81% de Chrysler group. Pero la descalificación de bonos y obligaciones ligadas tanto a compras apalancadas cuanto a la crisis hipotecaria dificulta mucho encontrar ahora inversores y prestamistas dispuestos a poner dinero. Si la toma de CG se cae pueden suceder tres cosas: (a) Daimler volvería a ser DaimlerChryler, algo que aterra a los alemanes, (b) Cerberus quedará en posición desairada, y (c) la venta de activos automotores excluirá a fondos cerrados.

Si se retiran esas firmas, la carrera por Jaguar y Land Rover se circunscribirá a dos interesados, Tata y Mahindra. Ambos, de India. La segunda quizá prefiera LR, pues ya es especialista en vehículos todo terreno, los famosos “utilitarios deportivos”.

Pero la clave es otra: en 2006, los ingresos de Tata subieron 23% sobre 2005, en tanto los de Ford bajaban 9,5%. En cuanto al aliado internacional del clan parsí, Fiat, era obvio –acaba de manifestarlo en Turín- que no ingresaría a la puja por Jaguar ni Land Rover. De paso, esta marca de camionetas no debe confundirse con su desprendimiento, Rover, dedicado a coches y hoy en manos chinas.

Vendida ya Aston Marton por US$ 850 millones en marzo (un precio muy bajo), quedan en espera Jaguar, Land Rover y Volvo. La sueca es la joya más cara –vale US$ 8.000 milones, según Merrill Lynch- de la “división prémium”, una infortunada aventura de Ford que ahora se esfuma.

Esta semana vencía el plazo fijado por la “casa fundadora” de Detroit para presentar propuestas por dos de las tres marcas a vender. No está claro si Volvo entra en esta tanda o en la siguiente. Esto se debe en buena medida a la falta de transparencia que exhibe Alan Mulally, número uno de Ford Motor. Medios europeos la atribuyen a que el ex directivo de Boeing no se siente ya seguro al timón o a que parte del clan familiar quiere vender sus acciones y pasar a retiro.

Por supuesto, las especulaciones dentro o fuera del negocio incluyen los inevitables fondos expertos en compras apalancadas. En este caso, OneEquity (Jack Nasser, antiguo jefe de Fordr), Ripplewood holdings (guiado por un ex de Chrysler) y Cerberus capital management. Pero, tal vez, estas presunciones hayan perdido sustento debido que esos fondos están entrando en declive.

El caso Cerberus es tìpico. La firma precisa reunir US$ 20.000 millones para financiar la compra de 81% de Chrysler group. Pero la descalificación de bonos y obligaciones ligadas tanto a compras apalancadas cuanto a la crisis hipotecaria dificulta mucho encontrar ahora inversores y prestamistas dispuestos a poner dinero. Si la toma de CG se cae pueden suceder tres cosas: (a) Daimler volvería a ser DaimlerChryler, algo que aterra a los alemanes, (b) Cerberus quedará en posición desairada, y (c) la venta de activos automotores excluirá a fondos cerrados.

Si se retiran esas firmas, la carrera por Jaguar y Land Rover se circunscribirá a dos interesados, Tata y Mahindra. Ambos, de India. La segunda quizá prefiera LR, pues ya es especialista en vehículos todo terreno, los famosos “utilitarios deportivos”.

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