Tanzi: dinero a políticos en Italia, magia financiera en Brasil

El miércoles 28, Calisto Tanzi reveló veinte años de reparto de fondos o prebendas a dirigentes políticos y banqueros. Entretanto, CSFB aparece involucrada en un truco contable de Parmalat Brasil, que desemboca en concurso preventivo.

29 enero, 2004

Ante los fiscales Francesco Grecco -el mismo de “Mani pulite”, 1992/4-
y Eugenio Fusco, el fundador y ex CEO del grupo Parmalat reveló una lista
de treinta personajes de derecha, centro e izquierda “beneficiados”
por el paterfamilias, su hijo Stefano, el holding Parmalat Finanziaria o alguna
filial.

Estas dádivas se distribuyeron tanto en la primera república
como en la segunda. Por el momento, la justicia mantiene en reserva las identidades,
pero ha trascendido que no faltan dirigentes de la borrascosa coalición
oficialista ni la desmañada oposición parlamentaria. También
existe una segunda nómina, con banqueros y financistas,

Por el contrario, el escándalo Parmalat Brasil no se priva de dar nombres.
Esta semana, toca a la insolvente subsidiaria Parmalat Participações
y a Crédit Suisse First Boston (CSFB), una de las mayores bancas de inversión
neoyorquinas.

Entre las operaciones disimuladas en las “notas al pie de página”
del balance general 2002, apareció una muy original. Le permitió
a la firma trocar una deuda de € 500 millones en un bono por igual monto,
convertible en acciones. Pero, a diferencia de cualquier título común
-que da al poseedor libre opción de convertirlo o no-, éste obliga
a ejercerlo en 2008.

De inmediato, el holding registró la transacción como €
523.800.000 en “fondos para aumento del capital social”. Pero hubo
una vuelta de tuerca: el monto (capital inicial + tres años de intereses)
se incorporó en un solo asiento, por € 764 millones, en concepto
de “participaciones minoritarias”.

Analistas brasileños e italianos indican que, al consolidarse las cuentas
en la matriz de Collecchio, todo aparece simplemente como un activo patrimonial.
Técnicamente, si se vende deuda y después se la registra como
patrimonio, ésta desaparece.

Ahora bien ¿quién colocó aquel bono? Pues CSFB, cuyo nombre
figura en medios europeos y norteamericanos, pero no en la versión latinoamericana
del “Wall Street Journal”. En cambio, nadie omite al auditor que no
advirtió la maniobra: Deloitte Touche Tohmatsu. Su portavoz en San Pablo
simplemente no supo cómo explicar el asunto.

Estas revelaciones obligaron a PP y Parmalat Brasil a pedir con carácter
de “suma urgencia” la apertura de un concurso preventivo. En realidad,
es un intento de demorar dos años el pago de deudas locales que oscilan
de US$ 600 a 1.800 millones. No será fácil porque, viendo venir
la maniobra, el banco Mitsubishi interpuso un bloqueo de fondos hace pocos días.

Ante los fiscales Francesco Grecco -el mismo de “Mani pulite”, 1992/4-
y Eugenio Fusco, el fundador y ex CEO del grupo Parmalat reveló una lista
de treinta personajes de derecha, centro e izquierda “beneficiados”
por el paterfamilias, su hijo Stefano, el holding Parmalat Finanziaria o alguna
filial.

Estas dádivas se distribuyeron tanto en la primera república
como en la segunda. Por el momento, la justicia mantiene en reserva las identidades,
pero ha trascendido que no faltan dirigentes de la borrascosa coalición
oficialista ni la desmañada oposición parlamentaria. También
existe una segunda nómina, con banqueros y financistas,

Por el contrario, el escándalo Parmalat Brasil no se priva de dar nombres.
Esta semana, toca a la insolvente subsidiaria Parmalat Participações
y a Crédit Suisse First Boston (CSFB), una de las mayores bancas de inversión
neoyorquinas.

Entre las operaciones disimuladas en las “notas al pie de página”
del balance general 2002, apareció una muy original. Le permitió
a la firma trocar una deuda de € 500 millones en un bono por igual monto,
convertible en acciones. Pero, a diferencia de cualquier título común
-que da al poseedor libre opción de convertirlo o no-, éste obliga
a ejercerlo en 2008.

De inmediato, el holding registró la transacción como €
523.800.000 en “fondos para aumento del capital social”. Pero hubo
una vuelta de tuerca: el monto (capital inicial + tres años de intereses)
se incorporó en un solo asiento, por € 764 millones, en concepto
de “participaciones minoritarias”.

Analistas brasileños e italianos indican que, al consolidarse las cuentas
en la matriz de Collecchio, todo aparece simplemente como un activo patrimonial.
Técnicamente, si se vende deuda y después se la registra como
patrimonio, ésta desaparece.

Ahora bien ¿quién colocó aquel bono? Pues CSFB, cuyo nombre
figura en medios europeos y norteamericanos, pero no en la versión latinoamericana
del “Wall Street Journal”. En cambio, nadie omite al auditor que no
advirtió la maniobra: Deloitte Touche Tohmatsu. Su portavoz en San Pablo
simplemente no supo cómo explicar el asunto.

Estas revelaciones obligaron a PP y Parmalat Brasil a pedir con carácter
de “suma urgencia” la apertura de un concurso preventivo. En realidad,
es un intento de demorar dos años el pago de deudas locales que oscilan
de US$ 600 a 1.800 millones. No será fácil porque, viendo venir
la maniobra, el banco Mitsubishi interpuso un bloqueo de fondos hace pocos días.

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