ST Telemedia toma el control de Global Crossing

Tras la autorización de Washington, Singapore Technologies Telemedia formalizó una oferta de US$ 250 millones por la mayoría del paquete Global Crossing, firma en quiebra.

29 septiembre, 2003

Días atrás, el presidente George W. Bush le manifestó al Congreso que no adoptará medida alguna para suspender o vedar la operación. ST Telemedia pasará, pues, a controlar 61,5% de GC.

John Legere, CEO de Global Crossing, agradeció la tarea del comité legislativo para inversiones externas en Estados Unidos (CFIUS) y otras instancias que analizaron la propuesta. A juicio de CG, la fusión con ST Telemedia le permitirá recobrarse y competir mejor en el negocio de telecomunicaciones.

En rigor, la decisión singapuresa tiene mucho que ver con la red de Global Crossing, basada en protocolos y dispositivos de III generación. De ahí sus veinte meses de intensa gestión. Antes de llegar a la CFIUS, la propuesta pasó por Defensa y Comercio: en EE.UU. no es muy fácil para extranjeros comprar activos y empresas norteamericanas. En particular, de vanguardia tecnológica, aunque estén en quiebra.

Por cierto, Defensa y el Pentágono bloquearon al trámite durante meses –ahora se sabe-, porque la red GC de fibra óptica transporta datos militares. Hizo falta un tratado especial entre EE.UU. y Singapur para destrabar este tipo de operaciones.
Además, en julio el influyente primer ministro de la ciudad estado se dirigió directamente al vicepresidente Richard Cheney. En una carta personal, le ofreció todo tipo de garantías y seguridades sobre manejo y supervisión de la red GC.

Días atrás, el presidente George W. Bush le manifestó al Congreso que no adoptará medida alguna para suspender o vedar la operación. ST Telemedia pasará, pues, a controlar 61,5% de GC.

John Legere, CEO de Global Crossing, agradeció la tarea del comité legislativo para inversiones externas en Estados Unidos (CFIUS) y otras instancias que analizaron la propuesta. A juicio de CG, la fusión con ST Telemedia le permitirá recobrarse y competir mejor en el negocio de telecomunicaciones.

En rigor, la decisión singapuresa tiene mucho que ver con la red de Global Crossing, basada en protocolos y dispositivos de III generación. De ahí sus veinte meses de intensa gestión. Antes de llegar a la CFIUS, la propuesta pasó por Defensa y Comercio: en EE.UU. no es muy fácil para extranjeros comprar activos y empresas norteamericanas. En particular, de vanguardia tecnológica, aunque estén en quiebra.

Por cierto, Defensa y el Pentágono bloquearon al trámite durante meses –ahora se sabe-, porque la red GC de fibra óptica transporta datos militares. Hizo falta un tratado especial entre EE.UU. y Singapur para destrabar este tipo de operaciones.
Además, en julio el influyente primer ministro de la ciudad estado se dirigió directamente al vicepresidente Richard Cheney. En una carta personal, le ofreció todo tipo de garantías y seguridades sobre manejo y supervisión de la red GC.

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