Sony BMG está a punto de arreglar con Spitzer

Eliot Spitzer, fiscal del estado neoyorquino, está negociando con una de las mayores grabadoras del mundo. Sony BMG ha sido acusada de emplear tácticas y presiones impropias para que los programadores radiales pasen sus discos.

26 julio, 2005

Según gente allegada a ambas partes, esta semana se llegará a un principio de acuerdo. No obstante los primeros anticipos, el lunes no hubo novedades, por lo cual el martes subsistían algunas dudas. Algunos observadores inclusive preveían una suspensos en las tratativas.

El eventual arreglo serviría también como borrador para resolver causas abiertas por Spitzer contra las otras tres principales grabadoras. Todas han sido citadas por cargos similares. Pero Sony BMG fue la primera, en diciembre. Tras esta división conjunta de Sony y Bertelsmann Music Group, la fiscalía apuntó los cañones hacia Universal Music Group (Vivendi Universal), EMI y Warner Music.

A todas se les solicitaron copias antenticadas de contratos, programaciones y otras pruebas de relaciones poco claras con programadores de radio que operan en el estado de Nueva York. En verdar, ofrecer incentivos y prebendas o presionar para que las emisoras privilegien determinados títulos es algo tan viejo como la radio mismo y es moneda corriente en las tres Américas. “También estamos analizando conductas en materia publicitaria”, señalaba Spitzer hace algunos meses.

El compromiso en discusión obligará a Sony a admitir irregularidades en materia de promoción radial. También aceptará hacer cambios que limiten su influencia en espacios y programaciones musicales. Por ejemplo, ya no empleará promotores “independientes” que son, en realidad, intermediarios pagados para inducir a los programadores. Otra mala costumbre a desterrar consiste en que los sellos paguen “por izquierda” para pasdar con frecuencia ciertos temas, a fin de manipular los índices de audiencia.

Según gente allegada a ambas partes, esta semana se llegará a un principio de acuerdo. No obstante los primeros anticipos, el lunes no hubo novedades, por lo cual el martes subsistían algunas dudas. Algunos observadores inclusive preveían una suspensos en las tratativas.

El eventual arreglo serviría también como borrador para resolver causas abiertas por Spitzer contra las otras tres principales grabadoras. Todas han sido citadas por cargos similares. Pero Sony BMG fue la primera, en diciembre. Tras esta división conjunta de Sony y Bertelsmann Music Group, la fiscalía apuntó los cañones hacia Universal Music Group (Vivendi Universal), EMI y Warner Music.

A todas se les solicitaron copias antenticadas de contratos, programaciones y otras pruebas de relaciones poco claras con programadores de radio que operan en el estado de Nueva York. En verdar, ofrecer incentivos y prebendas o presionar para que las emisoras privilegien determinados títulos es algo tan viejo como la radio mismo y es moneda corriente en las tres Américas. “También estamos analizando conductas en materia publicitaria”, señalaba Spitzer hace algunos meses.

El compromiso en discusión obligará a Sony a admitir irregularidades en materia de promoción radial. También aceptará hacer cambios que limiten su influencia en espacios y programaciones musicales. Por ejemplo, ya no empleará promotores “independientes” que son, en realidad, intermediarios pagados para inducir a los programadores. Otra mala costumbre a desterrar consiste en que los sellos paguen “por izquierda” para pasdar con frecuencia ciertos temas, a fin de manipular los índices de audiencia.

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