Sitiado, Liechtenstein se aferra al secreto bancario más que Suiza misma

Tras más de 50 años de hacer negocios con evasores alemanes y de otros países, el principado de papel (moneda) mantiene una legislación más tolerante que la de su vecina y controlante, Helvecia. Pero ¿hasta cuándo?

1 marzo, 2008

La plata gris o negra es sagrada para Juan II Adán y sus súbditos, en un feudo donde no hay pobres. Desde hace algunas semanas, empero, la ofensiva germana contra evasores tributarios se extiende a Italia –circula una larga lista de mafiosos, empresarios y políticos de derecha-, otros miembros de la Eurozona, etc.

Investigaciones y causas implican ya trece países, inclusive Australia y Nueva Zelanda. Ahora bien ¿de dónde sale este minúsculo principado con más bancos por habitante que Zürich o Ginebra? Hasta fines de los años 40, era una especie de granja alpina. Ni siquiera el príncipe de turno vivía allí.

De pronto, la banca suiza descubrió que el lugar era perfecto para negocios que ni siquiera Berna podía digerir. Por ejemplo, ciertos tráficos ilícitos. En poquísimo tiempo,Vaduz –la capital- se convirtió en un paraíso cuyo extremo secreto financiero alcanzó inclusive para lavar dinero y activos originados en países perdedores de la II guerra mundial. En 2007, ese sector anónimo representaba 26% de la economía local (en total, unos US$ 4.000 millones anuales), el doble que en Suiza.

La presente cadena de escándalos se inició cuando Alemania compró por cinco millones de euros un disquete que contenía 4.200 identidades de ciudadanos sospechosos de usar “fundaciones” constituidas en Liechtenstein para eludir impuestos en trece países. Todas esa cuentas numeradas pertenecían al banco LGT, propiedad de la familia principesca, que maneja alrededor de US$ 101.000 millones.

Juan II Adán salió a defenderse vía su socio, el ministro de justicia Klaus Tschütscher. “El robo de ese disquete y un DVD transgrede el secreto financiero nacional”, sostuvo sin reírse. No obstante, esta semana el principado dictó una ley que distingue entre fundaciones de beneficencia y los creados con fines de lucro. Pero el secreto no se toca. Algunos recordaron que la “beneficiencia” permite que otro “offshore” (Jersey) se haya usado para sacar unos US$ 88.000 millones de la británica Northern Rock antes de nacionalizarla.

La plata gris o negra es sagrada para Juan II Adán y sus súbditos, en un feudo donde no hay pobres. Desde hace algunas semanas, empero, la ofensiva germana contra evasores tributarios se extiende a Italia –circula una larga lista de mafiosos, empresarios y políticos de derecha-, otros miembros de la Eurozona, etc.

Investigaciones y causas implican ya trece países, inclusive Australia y Nueva Zelanda. Ahora bien ¿de dónde sale este minúsculo principado con más bancos por habitante que Zürich o Ginebra? Hasta fines de los años 40, era una especie de granja alpina. Ni siquiera el príncipe de turno vivía allí.

De pronto, la banca suiza descubrió que el lugar era perfecto para negocios que ni siquiera Berna podía digerir. Por ejemplo, ciertos tráficos ilícitos. En poquísimo tiempo,Vaduz –la capital- se convirtió en un paraíso cuyo extremo secreto financiero alcanzó inclusive para lavar dinero y activos originados en países perdedores de la II guerra mundial. En 2007, ese sector anónimo representaba 26% de la economía local (en total, unos US$ 4.000 millones anuales), el doble que en Suiza.

La presente cadena de escándalos se inició cuando Alemania compró por cinco millones de euros un disquete que contenía 4.200 identidades de ciudadanos sospechosos de usar “fundaciones” constituidas en Liechtenstein para eludir impuestos en trece países. Todas esa cuentas numeradas pertenecían al banco LGT, propiedad de la familia principesca, que maneja alrededor de US$ 101.000 millones.

Juan II Adán salió a defenderse vía su socio, el ministro de justicia Klaus Tschütscher. “El robo de ese disquete y un DVD transgrede el secreto financiero nacional”, sostuvo sin reírse. No obstante, esta semana el principado dictó una ley que distingue entre fundaciones de beneficencia y los creados con fines de lucro. Pero el secreto no se toca. Algunos recordaron que la “beneficiencia” permite que otro “offshore” (Jersey) se haya usado para sacar unos US$ 88.000 millones de la británica Northern Rock antes de nacionalizarla.

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