Silvio Berlusconi quisiera ser CEO de Fiat Auto

“Si estuviese disponible, me haría cargo de Fiat Auto y le daría prioridad a Ferrari” dijo ayer Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia. “Son dichos incomprensibles y fuera de lugar”, replicó Paolo Fresco, CEO de Fiat SpA.

4 diciembre, 2002

A juicio de Berlusconi, empresario de medios antes de hacerse dirigente político,
“con un buen management, esta crisis sería pasajera”. Al principio
desconcertado, Paolo Fresco pidió ver dos veces la grabación de
lo dicho por el premier en su propia cadena de TV. “Las expresiones del primer
ministro nos sorprenden justo mientras estamos en complejas tratativas, donde
participa el propio gobierno como mediador”, señaló más
tarde un comunicado de Fiat SpA.

“Cuesta creer que las relaciones entre el gobierno italiano y el principal
grupo industrial se hayan puesto tan tensas por una imprudente salida de Berlusconi”,
opinó James Heckman, Nobel económico 2000 y profesor en Chicago,
que se hallaba en Venecia analizando con otros expertos el problema Fiat Auto.
“El cavaliere-mote de Berlusconi- ha actuado en forma irresponsable”,
afirmaba el sindicalista Savino Pezzota tras reunirse con Antonio Marzano, ministro
de Producción y delegado del premier en las negociaciones. “Sería
inconcebible que Gerhard Schröder hablase así sobre Volkswagen o
George W. Bush lo hiciera sobre GM”, señalaban en la bolsa de Milán.

Entretanto, la prensa peninsular publicaba listas de altos funcionarios que
usan coches italianos y extranjeros. Entre éstos figuran Berlusconi (Mercedes),
su segundo Gianfranco Fini (BMW), Beppe Pisanù (Interior, Audi), Pietro
Lunardi (Infraestructura, BMW) y Giulio Tremonti (Economìa, BMW). Entre
los “patriotas” están Franco Frattini (canciller, Lancia),
Gianni Letta (subsecretario, Lancia), Antonio Martino (Defensa, Lancia), Girolamo
Sirchia (Salud, Alfa Romeo) y Giuliano Urbani (Cultura, Alfa Romeo).

A juicio de Berlusconi, empresario de medios antes de hacerse dirigente político,
“con un buen management, esta crisis sería pasajera”. Al principio
desconcertado, Paolo Fresco pidió ver dos veces la grabación de
lo dicho por el premier en su propia cadena de TV. “Las expresiones del primer
ministro nos sorprenden justo mientras estamos en complejas tratativas, donde
participa el propio gobierno como mediador”, señaló más
tarde un comunicado de Fiat SpA.

“Cuesta creer que las relaciones entre el gobierno italiano y el principal
grupo industrial se hayan puesto tan tensas por una imprudente salida de Berlusconi”,
opinó James Heckman, Nobel económico 2000 y profesor en Chicago,
que se hallaba en Venecia analizando con otros expertos el problema Fiat Auto.
“El cavaliere-mote de Berlusconi- ha actuado en forma irresponsable”,
afirmaba el sindicalista Savino Pezzota tras reunirse con Antonio Marzano, ministro
de Producción y delegado del premier en las negociaciones. “Sería
inconcebible que Gerhard Schröder hablase así sobre Volkswagen o
George W. Bush lo hiciera sobre GM”, señalaban en la bolsa de Milán.

Entretanto, la prensa peninsular publicaba listas de altos funcionarios que
usan coches italianos y extranjeros. Entre éstos figuran Berlusconi (Mercedes),
su segundo Gianfranco Fini (BMW), Beppe Pisanù (Interior, Audi), Pietro
Lunardi (Infraestructura, BMW) y Giulio Tremonti (Economìa, BMW). Entre
los “patriotas” están Franco Frattini (canciller, Lancia),
Gianni Letta (subsecretario, Lancia), Antonio Martino (Defensa, Lancia), Girolamo
Sirchia (Salud, Alfa Romeo) y Giuliano Urbani (Cultura, Alfa Romeo).

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