¿Semiconductores fabricados 110 km al norte de Manhattan?

Las nuevas consolas de juegos PlayStation3 y Nintendo, igual que la Xbox 360 que Microsoft ya ofrece, no contienen “chips”de Asia oriental o meridional. No. Provienen de IBM, Nueva York.

1 noviembre, 2006

La enorme fábrica no lejos de la “big Apple” alberga centenares de herramientas para producir microprocesadores con fines específicos. Ténicos y operadores metidos en enterizos de nailon supervisan desde computadora portátiles las máquinas que deben entregar “chips” a cada vez más ritmo y con menos fallas.

Las instalaciones de International Business Machines despliegan un tipo de industrial donde Estados Unidos todavía descuella: la fabricación en líneas automáticas de productos tecnológicamente complejos. Eso exige trabajadores en extremo capacitados, aunque no muchos.

Este tipo de planta forma parte de un ambicioso proyecto, que combina empresas y reparticiones gubernamentales, para crear en el norte del estado neoyorquino un polo industrial muy especializado. Su base abarca microelectrónica y nanotecnologías, o sea la manipulación de materiales en escala molecular.

El otro pilar del plan es el complejo NanoTech, en Albany (capital del estado), un centro de investigación y desarrollo dependiente de la universidad local. Está a unos 160 kilómetros al norte de East Fishkill, la unidad de IBM. Las autoridades del estado y ambos municipios apuestan fuerte a estos esquemas de vanguardia tecnológica. Lo hacen vía subsidios y rebajas tributarias (en realidad ¿IBM las precisa?) por más de US$ 1.000 millones.

Pero promover estos polos no garante de suyo el éxito. La meta real es aromar gradualmente una red de gente y empresas duchas en diseño, técnicas y finanzas. Su objeto es cubrir un amplio espectro de oportunidades, sin depender de productos, plantas o nichos en particular.

Cabe señalar, al respecto, que Silicon valley ya no se apoya en fábricas de chips. Diseño de productos y servicios, software, etc., representan el grueso de los 500.000 puestos de alta tecnología existentes en esa zona de California.

Por supuesto, EE.UU. sigue siendo la mayor economía industrial en valor de producción. Pero las utilidades, especialmente en la vanguardia tecnológica, proviene del aumento de eficiencia. De 1991ª2005, por cierto, la cantidad de puestos industriales en el estado de Nueva York ha caído 41% y no sube de 580.000. De Detroit, mejor ni hablar.

“Este polo local, dejando de lado su eventual grado de éxito, no generará mucho empleo industrial ni responderá a los problemas que perturban la mano de obra convencional. Pero va a alterar el perfil de la región y fomentará exportaciones de productos complejos”. Así estima Richard Deitz, analista principal en la Reserva Federal neoyorquina.

La enorme fábrica no lejos de la “big Apple” alberga centenares de herramientas para producir microprocesadores con fines específicos. Ténicos y operadores metidos en enterizos de nailon supervisan desde computadora portátiles las máquinas que deben entregar “chips” a cada vez más ritmo y con menos fallas.

Las instalaciones de International Business Machines despliegan un tipo de industrial donde Estados Unidos todavía descuella: la fabricación en líneas automáticas de productos tecnológicamente complejos. Eso exige trabajadores en extremo capacitados, aunque no muchos.

Este tipo de planta forma parte de un ambicioso proyecto, que combina empresas y reparticiones gubernamentales, para crear en el norte del estado neoyorquino un polo industrial muy especializado. Su base abarca microelectrónica y nanotecnologías, o sea la manipulación de materiales en escala molecular.

El otro pilar del plan es el complejo NanoTech, en Albany (capital del estado), un centro de investigación y desarrollo dependiente de la universidad local. Está a unos 160 kilómetros al norte de East Fishkill, la unidad de IBM. Las autoridades del estado y ambos municipios apuestan fuerte a estos esquemas de vanguardia tecnológica. Lo hacen vía subsidios y rebajas tributarias (en realidad ¿IBM las precisa?) por más de US$ 1.000 millones.

Pero promover estos polos no garante de suyo el éxito. La meta real es aromar gradualmente una red de gente y empresas duchas en diseño, técnicas y finanzas. Su objeto es cubrir un amplio espectro de oportunidades, sin depender de productos, plantas o nichos en particular.

Cabe señalar, al respecto, que Silicon valley ya no se apoya en fábricas de chips. Diseño de productos y servicios, software, etc., representan el grueso de los 500.000 puestos de alta tecnología existentes en esa zona de California.

Por supuesto, EE.UU. sigue siendo la mayor economía industrial en valor de producción. Pero las utilidades, especialmente en la vanguardia tecnológica, proviene del aumento de eficiencia. De 1991ª2005, por cierto, la cantidad de puestos industriales en el estado de Nueva York ha caído 41% y no sube de 580.000. De Detroit, mejor ni hablar.

“Este polo local, dejando de lado su eventual grado de éxito, no generará mucho empleo industrial ni responderá a los problemas que perturban la mano de obra convencional. Pero va a alterar el perfil de la región y fomentará exportaciones de productos complejos”. Así estima Richard Deitz, analista principal en la Reserva Federal neoyorquina.

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