Se globaliza Dyeripaska, el oligarca favorito de Putin

Esta especie de “anti Abrámovich” avanza sobre Europa occidental. Pero no desdeña los aprietes a rivales cuyos activos le interesan a él o a Vladyímir Putin, de quien se lo sospecha operador, cuando no testaferro.

21 agosto, 2007

Por una parte, Ólyeg Dyeripaska ha resuelto calafatear la imagen de su imperio registrándolo en bolsas occidentales. Por la otra, no deja de apelar a recursos que huelen a “resovietización” económica: acaba de obligar al dueño de la séptima petrolera rusa (Rúsñeft) a malvendérsela. Desde ahora, el más joven y rico de los “nuevos oligarcas” ocupa el centro del tinglado moscovita.

Mientras tanto, en Europa occidental se le cuestiona un pasado con demasiadas incógnitas. Pero el magnate acaba de tomar 5% de General Motors y ha desplazado a su rival Román Abrámovich en la lista de los millonarios rusos. Dyeripaska tiene al parecer algo más de US$21.000 millones. Eso sostiene la revista ”Finance”, aunque “Forbes” insista en que su riqueza no llega a US$ 17.000 millones. Por supuesto, estos “rankings” no significan casi nada, como lo ha señalado el mexicano Carlos Slim Helú.

Dyeriopaska es una mosca blanca, pues no se conoce otro magnate internacional graduado en física (1996). Tampoco son muchos los millonarios –menos aun accionistas de GM- a quienes el departamento de estado norteamericano les haya retirado la visa, a causa de antecedentes poco claros.

Eso no obsta para que Morgan Stanley, JP Morgan Chase y Deustche Bank timoneen la oferta pública accionaria de RusAl (Russian aluminum), la joya de su familia. La OPA añade 25% al paquete y equivale a unos US$ 7.500 millones. Vía el holding Glencore, el clan Dyeripaska tiene una ventanilla en Suiza.

Sin embargo, el magnate sigue afrontando demandas civiles abiertas por ex socios y competidores. Pero la obvia protección del Kryemlin le ha permitido últimamente “apretar” a Míijail Gutsyéiev y arrebatarle la petrolera Rúsñeft… sólo para revendérsela a su casi homónima estatal, Rósñeft.

Por una parte, Ólyeg Dyeripaska ha resuelto calafatear la imagen de su imperio registrándolo en bolsas occidentales. Por la otra, no deja de apelar a recursos que huelen a “resovietización” económica: acaba de obligar al dueño de la séptima petrolera rusa (Rúsñeft) a malvendérsela. Desde ahora, el más joven y rico de los “nuevos oligarcas” ocupa el centro del tinglado moscovita.

Mientras tanto, en Europa occidental se le cuestiona un pasado con demasiadas incógnitas. Pero el magnate acaba de tomar 5% de General Motors y ha desplazado a su rival Román Abrámovich en la lista de los millonarios rusos. Dyeripaska tiene al parecer algo más de US$21.000 millones. Eso sostiene la revista ”Finance”, aunque “Forbes” insista en que su riqueza no llega a US$ 17.000 millones. Por supuesto, estos “rankings” no significan casi nada, como lo ha señalado el mexicano Carlos Slim Helú.

Dyeriopaska es una mosca blanca, pues no se conoce otro magnate internacional graduado en física (1996). Tampoco son muchos los millonarios –menos aun accionistas de GM- a quienes el departamento de estado norteamericano les haya retirado la visa, a causa de antecedentes poco claros.

Eso no obsta para que Morgan Stanley, JP Morgan Chase y Deustche Bank timoneen la oferta pública accionaria de RusAl (Russian aluminum), la joya de su familia. La OPA añade 25% al paquete y equivale a unos US$ 7.500 millones. Vía el holding Glencore, el clan Dyeripaska tiene una ventanilla en Suiza.

Sin embargo, el magnate sigue afrontando demandas civiles abiertas por ex socios y competidores. Pero la obvia protección del Kryemlin le ha permitido últimamente “apretar” a Míijail Gutsyéiev y arrebatarle la petrolera Rúsñeft… sólo para revendérsela a su casi homónima estatal, Rósñeft.

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