Se declara en bancarrota una prestamista hipotecaria

ResMae Mortgage, dedicada a créditos a tasa alta para gente de escasa solvencia, se amparó en la ley federal para concursos y quiebras. De inmediato el grupo hélveta Crédit Suisse aceptó pagar US$ 19.100.000 por casi todos sus activos.

14 febrero, 2007

“El mercado para este tipo de hipotecas (“subprime”) está muy resentido”, señala la presentación en virtud del título XI de la ley, dando a entender que la crisis del segmento empieza por los prestamistas más chicos. Entretanto, nadie atina a explicar por qué si, con problemas en los grandes Wall Street retrocedía hasta el lunes, esta bancarrota y el récord en el rojo de comercio exterior provocaron una reacción eufórica el martes.

La compañía manifestó no tener reservas suficientes para afrontar “una marea de ceses de pagos”. El problema de fondo es que ResMae es la vigésima firma de su tipo en venderse o cerrarse a medida como sus carteras se desactivan, dominadas por deudores de escasa solvencia, incapaces de afrontar interese usurarios.

Lógicamemnte, Crédit Suisse, Merril Lynch, Morgan Stanley, Barclay’s y otros peces gordos aprovechan para absorber esas carteras para “reempaquetar” las acreencias en forma de bonos chatarra.

Los inversores sin duda castigan a estos prestamistas hipotecarios porque, al elevar sus tasas, acentúan la baja general de precios inmobiliarios residenciales. “Se han subestimado riesgos desde el principio”, sostienen reguladores monetarios como, por ejemplo, la Reserva Federal de St.Louis.

“El mercado para este tipo de hipotecas (“subprime”) está muy resentido”, señala la presentación en virtud del título XI de la ley, dando a entender que la crisis del segmento empieza por los prestamistas más chicos. Entretanto, nadie atina a explicar por qué si, con problemas en los grandes Wall Street retrocedía hasta el lunes, esta bancarrota y el récord en el rojo de comercio exterior provocaron una reacción eufórica el martes.

La compañía manifestó no tener reservas suficientes para afrontar “una marea de ceses de pagos”. El problema de fondo es que ResMae es la vigésima firma de su tipo en venderse o cerrarse a medida como sus carteras se desactivan, dominadas por deudores de escasa solvencia, incapaces de afrontar interese usurarios.

Lógicamemnte, Crédit Suisse, Merril Lynch, Morgan Stanley, Barclay’s y otros peces gordos aprovechan para absorber esas carteras para “reempaquetar” las acreencias en forma de bonos chatarra.

Los inversores sin duda castigan a estos prestamistas hipotecarios porque, al elevar sus tasas, acentúan la baja general de precios inmobiliarios residenciales. “Se han subestimado riesgos desde el principio”, sostienen reguladores monetarios como, por ejemplo, la Reserva Federal de St.Louis.

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