Rusia y la CEI: ¿declina la extracción de hidrocarburos?

Por supuesto, el tema está siendo fogoneado en los medios por Royal Dutch/Shell y British Petroleum. Pero se detectan en Moscú temores sobre oferta, mientras los crudos pasan de US$ 1176,50 (WTI, Nueva York) y 114,50 (Brent, Londres).

23 abril, 2008

Por el momento, la Comunidad de Estados Independientes (CEI, ex Unión Soviética) no tiene muchos motivos de alarma. La producción rusa, por ejemplo, ha ido subiendo de 6.000 millones de barriles diarios medidos en crudos (1998) a casi 10.000 millones en 2006. Recién en 2007 afloja un poco, a 9.700 millones.

Curiosamente, son cifras de BP, no de los rusos. Por supuesto, este leve estancamiento coincide con la paulatina alza del petróleo, iniciada en 2004, que ahora alcanza cotas inimaginables hace pocos meses. La curva, por cierto, es paralela a cierto repliegue en la producción moscovita y preocupa dentro fiera del país.

Después de todo, Rusia rivaliza en liderazgo mundial con Saudiabia. Si se toma toda la CEI, la ventaja es clara: 12.500 millones de b/d contra 10.000 millones. Mientras, siguen decayendo yacimientos otrora tan grandes como Cantarell (México) o bahía Prudhoe (Alaska). Por el contrario, Rusia dispone de un arma potencialmente pesada: los yacimientos bajo el Ártico.

Bien visto, el problema lo tiene Saudiarabia. Acaba de anunciar que, si todo marcha bien, en 2009 inicia la explotación de Jurais, un yacimiento de 7.000 km2 bajo el desierto. Pero sus reservas comprobadas suman unos 12.000 millones de b/d y empalidecen ante los 33.000 millones de una cuenca submarina brasileña. Esa disparidad explica el “lobby” de grandes compañías contra Rusia y Brasil. Sucede que los árabes también se estancaron (12,5% de la pruducción mundial) en 2007.

Por el momento, la Comunidad de Estados Independientes (CEI, ex Unión Soviética) no tiene muchos motivos de alarma. La producción rusa, por ejemplo, ha ido subiendo de 6.000 millones de barriles diarios medidos en crudos (1998) a casi 10.000 millones en 2006. Recién en 2007 afloja un poco, a 9.700 millones.

Curiosamente, son cifras de BP, no de los rusos. Por supuesto, este leve estancamiento coincide con la paulatina alza del petróleo, iniciada en 2004, que ahora alcanza cotas inimaginables hace pocos meses. La curva, por cierto, es paralela a cierto repliegue en la producción moscovita y preocupa dentro fiera del país.

Después de todo, Rusia rivaliza en liderazgo mundial con Saudiabia. Si se toma toda la CEI, la ventaja es clara: 12.500 millones de b/d contra 10.000 millones. Mientras, siguen decayendo yacimientos otrora tan grandes como Cantarell (México) o bahía Prudhoe (Alaska). Por el contrario, Rusia dispone de un arma potencialmente pesada: los yacimientos bajo el Ártico.

Bien visto, el problema lo tiene Saudiarabia. Acaba de anunciar que, si todo marcha bien, en 2009 inicia la explotación de Jurais, un yacimiento de 7.000 km2 bajo el desierto. Pero sus reservas comprobadas suman unos 12.000 millones de b/d y empalidecen ante los 33.000 millones de una cuenca submarina brasileña. Esa disparidad explica el “lobby” de grandes compañías contra Rusia y Brasil. Sucede que los árabes también se estancaron (12,5% de la pruducción mundial) en 2007.

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