Repsol YPF: surgen dudas y puede haber demoras

Al fin, parece que –tras vender 25 o 45% del paquete YPF, Repsol planea transferir a su subsidiaria activos y operaciones en Latinoamérica. No obstante, cunden divergencias entre mandos españoles altos y medios.

8 junio, 2007

Por de pronto, es ya casi imposible que la doble operación (venta de 25% a un socio aún sin definir, 20% adicional a colocar vía bursátil) pueda cerrarse en junio. Ahora, el presidente ejecutivo Antoni Brufáu y Miguel Martínez, director operativo, hablan de dos meses por lo menos.

No obstante, trascendió que hay en España ejecutivos y managers no tan optimistas. Esgrimen un argumento de fierro: dado que el grupo cotiza también en Wall Street, será preciso informar antes y pedir opinión a la Securities & exchange commission (SEC, comisión de valores). Sin duda, cualquier objeción de la entidad o de accionistas en ese mercado –mucho más relevante que Madrid o la pequeña plaza porteña- postergaría meses el negocio y amenazaría la estabilidad de la presente conducción.

La interna de la empresa se complicó al trascender que la parte a colocar en Buenos Aires no sería 20, sino 10 a 15%. Justamente, debida a la exigüidad de la bolsa local. Por su parte, hay disidencias entre voceros de menor jerarquía –sostienen la existencia de conversaciones con tres compradores potenciales por el 25%- y fuentes de más arriba, que privilegian a Enrique Eskenazi, un financista bien conectado al gobierno de Néstor Kirchner.

El magnate es dueño del grupo Petersen, que controla la constructora homónima y tres ex bancos provinciales (Santa Cruz, Santa Fe, San Juan). Amén de gran actividad local, el banco santacruceño administra los famosos US$ 600 millones que el gobierno provincial mantiene en el exterior. Sebastián Eskenazi –hijo de Enrique y poder tras el torno Petersen- tiene lazos fuerte con la familia Kirchner.

En lo atinente a la suma que Repsol piensa obtener vendiendo 45% del paquete YPF, esos US$ 10.000 millones que hoy algunos ejecutivos desmienten responden a simple aritmética. Días antes de aparecer el número en publicaciones metropolitanas, este sitio lo mentó recordando que, en 1999, los españoles pagaron US$ 15.000 millones, un monto bajo, por todo Yacimiento Petrolíferos Fiscales. Hoy, sospechan en Nueva York y San Pablo, Repsol contempla añadir otro activos regionales a la estructura para luego, tal vez, escindirla.

Por de pronto, es ya casi imposible que la doble operación (venta de 25% a un socio aún sin definir, 20% adicional a colocar vía bursátil) pueda cerrarse en junio. Ahora, el presidente ejecutivo Antoni Brufáu y Miguel Martínez, director operativo, hablan de dos meses por lo menos.

No obstante, trascendió que hay en España ejecutivos y managers no tan optimistas. Esgrimen un argumento de fierro: dado que el grupo cotiza también en Wall Street, será preciso informar antes y pedir opinión a la Securities & exchange commission (SEC, comisión de valores). Sin duda, cualquier objeción de la entidad o de accionistas en ese mercado –mucho más relevante que Madrid o la pequeña plaza porteña- postergaría meses el negocio y amenazaría la estabilidad de la presente conducción.

La interna de la empresa se complicó al trascender que la parte a colocar en Buenos Aires no sería 20, sino 10 a 15%. Justamente, debida a la exigüidad de la bolsa local. Por su parte, hay disidencias entre voceros de menor jerarquía –sostienen la existencia de conversaciones con tres compradores potenciales por el 25%- y fuentes de más arriba, que privilegian a Enrique Eskenazi, un financista bien conectado al gobierno de Néstor Kirchner.

El magnate es dueño del grupo Petersen, que controla la constructora homónima y tres ex bancos provinciales (Santa Cruz, Santa Fe, San Juan). Amén de gran actividad local, el banco santacruceño administra los famosos US$ 600 millones que el gobierno provincial mantiene en el exterior. Sebastián Eskenazi –hijo de Enrique y poder tras el torno Petersen- tiene lazos fuerte con la familia Kirchner.

En lo atinente a la suma que Repsol piensa obtener vendiendo 45% del paquete YPF, esos US$ 10.000 millones que hoy algunos ejecutivos desmienten responden a simple aritmética. Días antes de aparecer el número en publicaciones metropolitanas, este sitio lo mentó recordando que, en 1999, los españoles pagaron US$ 15.000 millones, un monto bajo, por todo Yacimiento Petrolíferos Fiscales. Hoy, sospechan en Nueva York y San Pablo, Repsol contempla añadir otro activos regionales a la estructura para luego, tal vez, escindirla.

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