Pentágono II: dudas sobre equipos y lobbies en pos de demócratas

Los aviones tanque no son el único que desvela a los militares. Días atrás, el inspector general del Pentágono reveló que los soldados no marchan bien equipados a Irak ni Afganistán. Algunos pensaron en Halliburton y Richard Cheney.

1 febrero, 2007

Según un informe del alto funcionario publicado el martes 30 en el “Washington Post”, muchos efectivos llegan al campo de batalla sin armas, municiones y otros pertrechos en cantidad suficiente. Asimismo, las tropas se han encontrado, en varias ocasiones, sin chalecos antibalas, vehículos blindados ni equipos de comunicaciones.

Por cuerda separada, el inspector especial para Irak reveló que “Estados Unidos ha derrochado millones, destinados a adiestramiento policial en ese país, por no haber supervisado adecuadamente a proveedores y contratistas poco escrupulosos”.

La cuestión de irregularidades del sector privado en Irak y Afganistán “está siendo ya objeto de audiencias parlamentarias”, señala la agencia Bloomberg’s. Entre las más comprometidas figura Halliburton, cuyo ex presidente ejecutivo (Cheney) fue –ya como vicepresidente- gestor de contratos poco transparentes.

Poniendo las barbas en remojo, la empresa ya no apela a los servicios de Cheney. Acaba de contratar al cabildero profesional Palton Boggs. Su socio, Nicholas Allard lo expresa claramente: “Ningún CEO ni asesor jurídico quiere verse obligado a explicar por qué la firma está en la página de los escándalos”. Por ese mismo motivo, la gestoría dirigida por Henry Kissinger está perdiendo clientes ligados al complejo militar-industrial o la derecha latinoamericana. Medio “establishment” de Washington vuela hacia los demócratas.

Según un informe del alto funcionario publicado el martes 30 en el “Washington Post”, muchos efectivos llegan al campo de batalla sin armas, municiones y otros pertrechos en cantidad suficiente. Asimismo, las tropas se han encontrado, en varias ocasiones, sin chalecos antibalas, vehículos blindados ni equipos de comunicaciones.

Por cuerda separada, el inspector especial para Irak reveló que “Estados Unidos ha derrochado millones, destinados a adiestramiento policial en ese país, por no haber supervisado adecuadamente a proveedores y contratistas poco escrupulosos”.

La cuestión de irregularidades del sector privado en Irak y Afganistán “está siendo ya objeto de audiencias parlamentarias”, señala la agencia Bloomberg’s. Entre las más comprometidas figura Halliburton, cuyo ex presidente ejecutivo (Cheney) fue –ya como vicepresidente- gestor de contratos poco transparentes.

Poniendo las barbas en remojo, la empresa ya no apela a los servicios de Cheney. Acaba de contratar al cabildero profesional Palton Boggs. Su socio, Nicholas Allard lo expresa claramente: “Ningún CEO ni asesor jurídico quiere verse obligado a explicar por qué la firma está en la página de los escándalos”. Por ese mismo motivo, la gestoría dirigida por Henry Kissinger está perdiendo clientes ligados al complejo militar-industrial o la derecha latinoamericana. Medio “establishment” de Washington vuela hacia los demócratas.

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