Peligra una fusión y el negocio aerocomercial vuelve a tambalear

El matrimonio entre Delta Air Lines y Northwest Airlines parece diluirse. Mientras, la economía norteamericana se estanca, los precios de combustibles se ven firmes y el sector –pomposamente llamado “industria”- afronta otra ola de reveses.

22 marzo, 2008

En semana santa se juntaron los directivos de las mayores empresas, en una “conferencia de negocios” auspiciada por JP Morgan Chase. Nadie pronunció la palabra tabú, bancarrota, pero el clima optimista de enero se había dado vuelta. Ahora, nadie está seguro de que el sector haya salido al pozo.

Por ejemplo, United Airlines señaló que el negocio afronta nuevos y severos problemas. De paso, formuló advertencias al personal, variante favorita de ajuste. Entretanto, Northwest admitió que la acción había cedido “demasiado” desde la semana anterior y los costos de combustibles llegarán a US$ 1.700 millones este trimestre. A su vez, Continental sabe que, este año, gastará en ese rubro 1.500 millones más que en 2007.

Al respecto, Merrill Lynch pronostica que las ocho principales compañías del país sufrirán este año pérdidas por US$ 1.600 millones, en vez de utilidades por 1.700 millones. Pero analistas de JP Morgan Chase elevan el primer guarismo a 9.000 millones.

Es cierto, sin embargo, que en 2007 ese conjunto de firmas ha aculado US$ 25.000 millones en caja. Pero, con el barril WTI en picos de US$ 111 y promedios de 102 al cerrar esta semana, esa masa de maniobras puede licuarse velozmente. En ese caso, presume Fitch Ratings, las aerolíneas arriesgan el incumplimiento de obligaciones. Aun si los crudos no volvieran a 110, US$ 10.000 millones de aquel efectivo se harían humo. De prolongarse en 2009, ese cuadro forzaría a algunas empresas a ampararse en la ley federal de concursos y quiebras (título XI), si no a pedir liquidación.

En semana santa se juntaron los directivos de las mayores empresas, en una “conferencia de negocios” auspiciada por JP Morgan Chase. Nadie pronunció la palabra tabú, bancarrota, pero el clima optimista de enero se había dado vuelta. Ahora, nadie está seguro de que el sector haya salido al pozo.

Por ejemplo, United Airlines señaló que el negocio afronta nuevos y severos problemas. De paso, formuló advertencias al personal, variante favorita de ajuste. Entretanto, Northwest admitió que la acción había cedido “demasiado” desde la semana anterior y los costos de combustibles llegarán a US$ 1.700 millones este trimestre. A su vez, Continental sabe que, este año, gastará en ese rubro 1.500 millones más que en 2007.

Al respecto, Merrill Lynch pronostica que las ocho principales compañías del país sufrirán este año pérdidas por US$ 1.600 millones, en vez de utilidades por 1.700 millones. Pero analistas de JP Morgan Chase elevan el primer guarismo a 9.000 millones.

Es cierto, sin embargo, que en 2007 ese conjunto de firmas ha aculado US$ 25.000 millones en caja. Pero, con el barril WTI en picos de US$ 111 y promedios de 102 al cerrar esta semana, esa masa de maniobras puede licuarse velozmente. En ese caso, presume Fitch Ratings, las aerolíneas arriesgan el incumplimiento de obligaciones. Aun si los crudos no volvieran a 110, US$ 10.000 millones de aquel efectivo se harían humo. De prolongarse en 2009, ese cuadro forzaría a algunas empresas a ampararse en la ley federal de concursos y quiebras (título XI), si no a pedir liquidación.

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