Parmalat: arrestaron al contacto con los polìticos

Detuvieron a Romano Bernardoni, contacto de los Tanzi con la dirigencia política. Se lo acusa de coautoría en falsificación de certificados de depósito por € 1.607 millones, usando membrete de Bank of America, y destrucción de documentos.

2 marzo, 2004

El ex ejecutivo fue asesor en la empresa turística HIT, controlada por
Calisto Tanzi. Luego pasó a presidir Parmatour. Ambas firmas están
en liquidación. Pero su arresto de debe a que, a juicio de la fiscalía
parmesana, desvió más de € 420 millones de Parmalat Finanziaria
a la compañía que dirigió.

A ello se añade, en concurso, la causa por complicidad en falsificación
y destrucción de documentos. Pero la historia de Bernardoni (64 años)
es más larga y empieza en una concesionaria automotriz de Boloña.
Vendiendo Jaguar y Bentley a magnates o peces gordos, armó una cartera
de contactos empresarios, políticos, sindicales y hasta policiales.

En el plano financiero, por supuesto, la clave de su procesamiento remite a
€ 1.607 millones en bonos supuestamente colocados en Nueva York, pero que
no figuran en el balance Parmalat 2002. Los fiscales habían obtenido
una confesión de Luca Sala (ejecutivo de BofA, después consultor
en Parmalat), que incriminaba a Bernardoni y otros.

Ulteriormente, una exposición secreta de Tanzi ante los fiscales complicó
también al abogado Gianni Zini y a un operador financiero persa radicado
en Londres, Shahzad Shabaz. Al parecer, el trío simuló esa elevada
emisión de bonos. De paso, Bernardoni se quedó con un “vuelto”
de € 22 millones.

El ex ejecutivo fue asesor en la empresa turística HIT, controlada por
Calisto Tanzi. Luego pasó a presidir Parmatour. Ambas firmas están
en liquidación. Pero su arresto de debe a que, a juicio de la fiscalía
parmesana, desvió más de € 420 millones de Parmalat Finanziaria
a la compañía que dirigió.

A ello se añade, en concurso, la causa por complicidad en falsificación
y destrucción de documentos. Pero la historia de Bernardoni (64 años)
es más larga y empieza en una concesionaria automotriz de Boloña.
Vendiendo Jaguar y Bentley a magnates o peces gordos, armó una cartera
de contactos empresarios, políticos, sindicales y hasta policiales.

En el plano financiero, por supuesto, la clave de su procesamiento remite a
€ 1.607 millones en bonos supuestamente colocados en Nueva York, pero que
no figuran en el balance Parmalat 2002. Los fiscales habían obtenido
una confesión de Luca Sala (ejecutivo de BofA, después consultor
en Parmalat), que incriminaba a Bernardoni y otros.

Ulteriormente, una exposición secreta de Tanzi ante los fiscales complicó
también al abogado Gianni Zini y a un operador financiero persa radicado
en Londres, Shahzad Shabaz. Al parecer, el trío simuló esa elevada
emisión de bonos. De paso, Bernardoni se quedó con un “vuelto”
de € 22 millones.

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