Parece inminente un divorcio entre GM y Fiat Auto

Mientras se acerca el vencimiento de la opción por 80% del paquete Fiat Auto, en poder de General Motors, hay síntomas opuestos. Algunos creen que la ejercerá. La mayoría, por el contrario, esperan un divorcio para hoy mismo.

14 diciembre, 2004

El lunes, pareció que Fiat SpA volvía a estudiar –entre las soluciones para sacar del rojo a sus negocios y capear el nuevo retroceso automotor en Italia- que GM efectivamente asumiese el control de Fiat Auto. Los italianos, entonces, retendrían divisiones tan rentables como Ferrari o Alfa Romeo. Así dijo Sergio Marchionne, director de la división. La cúpula del holding no lo desmintió. Tampoco lo hizo Luca Montezemolo, hombre del riñon empresario y actual presidente de Cofindustria. “Sin un Agnelli al timón, este tipo de opciones resulta más viable”, señalaban en el sector automotor francés y alemán.

“Fiat analizará todas las posibilidades, inclusive la opción de compra que tiene General Motros”, sostuvo el ejecutivo. Esa declaración hizo subir 3% las acciones del grupo en sólo dos jornadas bursátiles. No obstante, ninguna de ambas compañías está segurra de que la opción original (data de 2000) siga siendo completamente válida. Si bien el plazo no ha vencido, ocurre que los activos en danza ya no son los mismos de esa época. Eso se debe a ventas y capitalizaciones en Fiat Auto, para superar las crisis de 2001/3. Lo sucedido inmediatamente después puso en evidencia dificultades mayores y la acción tornó a ceder el martes.

Surgieron, en efecto, claros síntomas de divorcio entre Fiat SpA y GM. Reunidos en Zürich, abogados de las partes barajaban el desistimiento de la opción comprandora y un tipo de inversión distanto, por parte del gigante norteamericano. “Cuatro años de tormentosas relaciones financieras hacen casi inevitable el rompimiento”, afirmaban observadores en Turín.

Pese a sus optimistas anticipos del día anterior, Marchionne discutía con Richard Wagoner (CEO de GM) detalles de la separación en Zürich, sede europea de la automotriz. Entre una cosa y la otra, GM anunció un acuerdo conjunto con DaimlerChrysler para desarrollar motores híbridos, Todavía no vinculante, el convenio apunta –de todas formas- en dirección contraria a una toma de Fiat Auto.

El clima era por lo menos denso. Especialmente porque, mientras se decidía en Suiza la suerte de las relaciones con GM, en Italia el clan Agnelli efectuaba su tradicional reunión previa a Navidad. Estaban John Elkann (nieto de Giovanni Agnelli y vicepresidente de la “caja fuerte” familiar), Gialuiggi Gabetti (presidente del holding) y docenas de parientes. Pero, según un vocero, “no se trató el asunto GM”. Nadie le creyó.

El lunes, pareció que Fiat SpA volvía a estudiar –entre las soluciones para sacar del rojo a sus negocios y capear el nuevo retroceso automotor en Italia- que GM efectivamente asumiese el control de Fiat Auto. Los italianos, entonces, retendrían divisiones tan rentables como Ferrari o Alfa Romeo. Así dijo Sergio Marchionne, director de la división. La cúpula del holding no lo desmintió. Tampoco lo hizo Luca Montezemolo, hombre del riñon empresario y actual presidente de Cofindustria. “Sin un Agnelli al timón, este tipo de opciones resulta más viable”, señalaban en el sector automotor francés y alemán.

“Fiat analizará todas las posibilidades, inclusive la opción de compra que tiene General Motros”, sostuvo el ejecutivo. Esa declaración hizo subir 3% las acciones del grupo en sólo dos jornadas bursátiles. No obstante, ninguna de ambas compañías está segurra de que la opción original (data de 2000) siga siendo completamente válida. Si bien el plazo no ha vencido, ocurre que los activos en danza ya no son los mismos de esa época. Eso se debe a ventas y capitalizaciones en Fiat Auto, para superar las crisis de 2001/3. Lo sucedido inmediatamente después puso en evidencia dificultades mayores y la acción tornó a ceder el martes.

Surgieron, en efecto, claros síntomas de divorcio entre Fiat SpA y GM. Reunidos en Zürich, abogados de las partes barajaban el desistimiento de la opción comprandora y un tipo de inversión distanto, por parte del gigante norteamericano. “Cuatro años de tormentosas relaciones financieras hacen casi inevitable el rompimiento”, afirmaban observadores en Turín.

Pese a sus optimistas anticipos del día anterior, Marchionne discutía con Richard Wagoner (CEO de GM) detalles de la separación en Zürich, sede europea de la automotriz. Entre una cosa y la otra, GM anunció un acuerdo conjunto con DaimlerChrysler para desarrollar motores híbridos, Todavía no vinculante, el convenio apunta –de todas formas- en dirección contraria a una toma de Fiat Auto.

El clima era por lo menos denso. Especialmente porque, mientras se decidía en Suiza la suerte de las relaciones con GM, en Italia el clan Agnelli efectuaba su tradicional reunión previa a Navidad. Estaban John Elkann (nieto de Giovanni Agnelli y vicepresidente de la “caja fuerte” familiar), Gialuiggi Gabetti (presidente del holding) y docenas de parientes. Pero, según un vocero, “no se trató el asunto GM”. Nadie le creyó.

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