Nueva York: Spitzer quiere embargar a Ebbers y otros ejecutivos

Eliot Spitzer, fiscal general del estado, apela a una ley histórica para ir en pos de fortunas mal habidas. Su primer objetivo es Bernard Ebbers, ex CEO de WorldCom, actualmente refugiado en su estancia canadiense en la Columbia británica.

1 octubre, 2002

Básicamente, el funcionario tratará de “recobrar fondos sustraídos
u obtenidos mediante delitos o irregularidades relativas a ofertas públicas
iniciales (OPI) de acciones y/o bonos”. En esta primera etapa, las medidas
judiciales se orientan a privilegios concedidos por Salomon Smith Barney
(Citigroup) a ejecutivos de firmas cuyos negocios querían captar
para su banca de inversión. Entre esas OPI, se destacan las de WorldCom.

También se radicarán demandas pecuniarias contra Philip Anschütz,
Joseph Nacchio (fundador y ex CEO de Qwest Communications), Stephen Garofalo
(presidente de Metromedia Fiber Network) y Clark McLeod (ex CEO de McLeodUSA).
En otras palabras, Spitzer desplaza el foco a ejecutivos y ex ejecutivos que
amasaron fortunas mientras accionistas e inversores veían caer el valor
de sus acciones.

Aludiendo a Ebbers, el fiscal sostuvo: “Más allá de las
transgresiones empresarias, el caso pone en evidencia ulteriores conflictos
de intereses en el seno de Wall Street. La asignación de redituables
acciones por fuera de cada OPI no fue un inocente estímulo, sino parte
de un esquema fraudulento para conseguir negocios para bancas de inversión.
Quien perdió fue el pequeño accionista”.

Según estimaciones del fiscal, los denunciados ganaron cada uno entre
US$ 16 y 1.400 millones vendiendo papeles de sus propias empresas. Inclusive
las opciones percibidas como partes de remuneración. Al respecto, SSB
mantuvo calificaciones favorables sobre esas acciones para darles tiempo a sacárselas
de encima a precios altos. Las investigaciones indican que, de septiembre 1998
a febrero 2002, SSB distribuyó acciones en 21 OPI a ejecutivos
de WorldCom, Ebbers incluido. Durante igual lapso, la firma de valores
cobró US$ 107 millones en honorarios por asesorar en 23 transacciones
de la unidad banca de inversión (también de SSB).

Entre marzo de 1996 y marzo de 2001, acciones vinculadas a 57 OPI fueron asignadas
por SSB a directivos de Qwest, a cambio de negocios por US$ 37
millones para su banca de inversión. Spitzer esgrime la “ley Martin”,
célebre pieza de jurisprudencia que data de los años 20. En medio
de todo eso, anoche se supo que Gary Winnick (ex Global Crossing) conocía
los trueques ficticios de redes ópticas que acabaron con la empresa y,
además influía para cerrar esos tratos.

Básicamente, el funcionario tratará de “recobrar fondos sustraídos
u obtenidos mediante delitos o irregularidades relativas a ofertas públicas
iniciales (OPI) de acciones y/o bonos”. En esta primera etapa, las medidas
judiciales se orientan a privilegios concedidos por Salomon Smith Barney
(Citigroup) a ejecutivos de firmas cuyos negocios querían captar
para su banca de inversión. Entre esas OPI, se destacan las de WorldCom.

También se radicarán demandas pecuniarias contra Philip Anschütz,
Joseph Nacchio (fundador y ex CEO de Qwest Communications), Stephen Garofalo
(presidente de Metromedia Fiber Network) y Clark McLeod (ex CEO de McLeodUSA).
En otras palabras, Spitzer desplaza el foco a ejecutivos y ex ejecutivos que
amasaron fortunas mientras accionistas e inversores veían caer el valor
de sus acciones.

Aludiendo a Ebbers, el fiscal sostuvo: “Más allá de las
transgresiones empresarias, el caso pone en evidencia ulteriores conflictos
de intereses en el seno de Wall Street. La asignación de redituables
acciones por fuera de cada OPI no fue un inocente estímulo, sino parte
de un esquema fraudulento para conseguir negocios para bancas de inversión.
Quien perdió fue el pequeño accionista”.

Según estimaciones del fiscal, los denunciados ganaron cada uno entre
US$ 16 y 1.400 millones vendiendo papeles de sus propias empresas. Inclusive
las opciones percibidas como partes de remuneración. Al respecto, SSB
mantuvo calificaciones favorables sobre esas acciones para darles tiempo a sacárselas
de encima a precios altos. Las investigaciones indican que, de septiembre 1998
a febrero 2002, SSB distribuyó acciones en 21 OPI a ejecutivos
de WorldCom, Ebbers incluido. Durante igual lapso, la firma de valores
cobró US$ 107 millones en honorarios por asesorar en 23 transacciones
de la unidad banca de inversión (también de SSB).

Entre marzo de 1996 y marzo de 2001, acciones vinculadas a 57 OPI fueron asignadas
por SSB a directivos de Qwest, a cambio de negocios por US$ 37
millones para su banca de inversión. Spitzer esgrime la “ley Martin”,
célebre pieza de jurisprudencia que data de los años 20. En medio
de todo eso, anoche se supo que Gary Winnick (ex Global Crossing) conocía
los trueques ficticios de redes ópticas que acabaron con la empresa y,
además influía para cerrar esos tratos.

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