Novartis desata el proceso de F&A en el sector farmoquímico

Antes de lo pensado, empieza la carrera mundial de fusiones y adquisiciones farmoquímicas. Ganándoles de mano a dos rivales estadounidenses, la suiza Novartis desembolsará unos US$ 8.000 millones por Hexal, fabricante alemán de genéricos.

22 febrero, 2005

El grupo hélveta, uno de los cuatro líderes europeos, ha hecho una oferta por Hexal AG y su subsidiaria norteamericana, Eon Labs. Hasta la noche del lunes, los medios hablaban de US$ 8.300 millones, pero podría ser más. Sea como fuera, una vez cerrado el trato Novartis pasará a ser el mayor productor mundial de genéricos. Es decir, copias a menor precio de medicamentos cuyas patentes de exclusividad hayan vencido y no sean renovables.

El grupo convino en pagar € 5.650 millones por toda Hexal y 67,7% de Eon Labs. Eso equivale a unos US$ 7.400 millones. La diferencia, alrededor de US$ 900 millones, será por canje de acciones. Pero la operación no concluye ahí, pues Novartis sale a comprar acciones de Eon Labs en el mercado, donde se supone circulan casi mil millones, por lo cual el monto total puede oscilar en torno de US$ 9.300 millones.

El objetivo de Daniel Vasella, director gerente de la compañía basiliense, es ocupar 10% del mercado mundial en genéricos –estimado en un billón de dólares anuales-, lo cual implica llegar a ventas internacionales por US$ 100.000 millones hacia 2010. Para Novartis, luego de una frustrada fusión con Aventis (el gobierno francés se la entregó, o poco menos, a Sanofi), es el mayor negocio de su joven vida. En efecto, el grupo surgió, en 1996, por la fusión con Sandoz. No mucho antes, había absorbido CIBA-Geigy. Ahora, la toma de Hexal le permitirá quitarle a la israelí Teva el liderazgo en genéricos.

“Los genéricos eran un problema para Novartis y acaba de resolverlo dando un enorme salto hacia delante”, señalaba Swisscanto Asset Managament, cuya cartera tiene 4.300.000 millones de acciones de la empresa. Eso explica que suban en Zürich los papeles de la compradora (2,7% el lunes, casi igual el martes).

Salvo la sorpresa –una firma europea se adelanta a las norteamericanas-, esto estaba previsto (ver “Negocios”). Agobiada por exceso de fondos y problemas para llenar huecos en su gama de especialidades, la industria venía pensando en fusiones y adquisiciones. Esta posibilidad inquietó en el debate público realizado la semana anterior en Washington.

Líderes como Pfizer, Merck, Eli Lilly o GlaxoSmithKline estudian cómo seguir los pasos de Roche, Sanofi y Novartis en materia de compras institucionales. Los objetivos lógicos serían empresas de menor giro, pero con drogas, compuestos o terapias de avanzada y alta demanda en sus segmentos.

En ese plano, hay opciones que también incluyen laboratorios medianos. Verbigracia, Wyeth, Bristol-Myers Squibb o ImClone Systems, en Estados Unidos. En Gran Bretaña, AstraZeneca puede caer en manos de GSK, debido a problemas legales y la baja en capitalización bursátil. El gigante vende tres veces más que AZ.

Más en tren de fusiones o alianzas, algunos expertos especulan con una entre Merck y Schering-Plough, que ya distribuyen en forma conjunta dos especialidades contra el colesterol. Como se puntualizó en los paneles del hotel Hilton, Washington mismo parece inducir casamientos, pues este año ya permite repatriar utilidades de operaciones en el exterior pagando apenas 5,25% de gravamen, en vez del 35% usual. Esto elevará la liquidez de las multinacionales con sede en EE.UU.

Ocurre que estas sumas no podrán aplicarse a recompra de acciones o incremento de dividendos. Pero el departamento de Hacienda ha dado a entender que podría autorizar fusiones o adquisiciones que involucren activos en el país. Las empresas esperan una aclaratorio oficial para este mismo trimestre.

La mayor compañía mundial del género, hasta ahora, Pfizer (vendió en 2004 por US$ 52.500 millones), acumulará una caja próxima a los 38.000 millones, o sea más que Microsoft tras su reciente reparto de dividendos. Merck, pese al golpe sufrido al retirar de venta Vioxx, dispondrá de US$ 29.000 millones en efectivo, aunque aún se ignore cuánto repatriará.

Las claves de las decisiones son dos. Una: los recientes escándalos y la crisis en la Food & Drug Administration pueden tonar muy cauto al gobierno cuando se trate de autorizar F&A. Otra: habrá varios grandes jugadores tras un número no muy nutrido de candidatos, si se trata de la vanguardia tecnológica. Amén de ImClone Systems, la lista abarca Allergan, Millennium, Mylan, Cephalon y no muchos más. Por otra parte, varios analistas subrayan una curiosa circunstancia: en el mundo, las grandes farmoquímicas son productos de tres generaciones de F& en un lapso relativamente breve: no más de veinte años. El caso Novartis es exótico: se trata de un conglomerado de cuarta generación.

El grupo hélveta, uno de los cuatro líderes europeos, ha hecho una oferta por Hexal AG y su subsidiaria norteamericana, Eon Labs. Hasta la noche del lunes, los medios hablaban de US$ 8.300 millones, pero podría ser más. Sea como fuera, una vez cerrado el trato Novartis pasará a ser el mayor productor mundial de genéricos. Es decir, copias a menor precio de medicamentos cuyas patentes de exclusividad hayan vencido y no sean renovables.

El grupo convino en pagar € 5.650 millones por toda Hexal y 67,7% de Eon Labs. Eso equivale a unos US$ 7.400 millones. La diferencia, alrededor de US$ 900 millones, será por canje de acciones. Pero la operación no concluye ahí, pues Novartis sale a comprar acciones de Eon Labs en el mercado, donde se supone circulan casi mil millones, por lo cual el monto total puede oscilar en torno de US$ 9.300 millones.

El objetivo de Daniel Vasella, director gerente de la compañía basiliense, es ocupar 10% del mercado mundial en genéricos –estimado en un billón de dólares anuales-, lo cual implica llegar a ventas internacionales por US$ 100.000 millones hacia 2010. Para Novartis, luego de una frustrada fusión con Aventis (el gobierno francés se la entregó, o poco menos, a Sanofi), es el mayor negocio de su joven vida. En efecto, el grupo surgió, en 1996, por la fusión con Sandoz. No mucho antes, había absorbido CIBA-Geigy. Ahora, la toma de Hexal le permitirá quitarle a la israelí Teva el liderazgo en genéricos.

“Los genéricos eran un problema para Novartis y acaba de resolverlo dando un enorme salto hacia delante”, señalaba Swisscanto Asset Managament, cuya cartera tiene 4.300.000 millones de acciones de la empresa. Eso explica que suban en Zürich los papeles de la compradora (2,7% el lunes, casi igual el martes).

Salvo la sorpresa –una firma europea se adelanta a las norteamericanas-, esto estaba previsto (ver “Negocios”). Agobiada por exceso de fondos y problemas para llenar huecos en su gama de especialidades, la industria venía pensando en fusiones y adquisiciones. Esta posibilidad inquietó en el debate público realizado la semana anterior en Washington.

Líderes como Pfizer, Merck, Eli Lilly o GlaxoSmithKline estudian cómo seguir los pasos de Roche, Sanofi y Novartis en materia de compras institucionales. Los objetivos lógicos serían empresas de menor giro, pero con drogas, compuestos o terapias de avanzada y alta demanda en sus segmentos.

En ese plano, hay opciones que también incluyen laboratorios medianos. Verbigracia, Wyeth, Bristol-Myers Squibb o ImClone Systems, en Estados Unidos. En Gran Bretaña, AstraZeneca puede caer en manos de GSK, debido a problemas legales y la baja en capitalización bursátil. El gigante vende tres veces más que AZ.

Más en tren de fusiones o alianzas, algunos expertos especulan con una entre Merck y Schering-Plough, que ya distribuyen en forma conjunta dos especialidades contra el colesterol. Como se puntualizó en los paneles del hotel Hilton, Washington mismo parece inducir casamientos, pues este año ya permite repatriar utilidades de operaciones en el exterior pagando apenas 5,25% de gravamen, en vez del 35% usual. Esto elevará la liquidez de las multinacionales con sede en EE.UU.

Ocurre que estas sumas no podrán aplicarse a recompra de acciones o incremento de dividendos. Pero el departamento de Hacienda ha dado a entender que podría autorizar fusiones o adquisiciones que involucren activos en el país. Las empresas esperan una aclaratorio oficial para este mismo trimestre.

La mayor compañía mundial del género, hasta ahora, Pfizer (vendió en 2004 por US$ 52.500 millones), acumulará una caja próxima a los 38.000 millones, o sea más que Microsoft tras su reciente reparto de dividendos. Merck, pese al golpe sufrido al retirar de venta Vioxx, dispondrá de US$ 29.000 millones en efectivo, aunque aún se ignore cuánto repatriará.

Las claves de las decisiones son dos. Una: los recientes escándalos y la crisis en la Food & Drug Administration pueden tonar muy cauto al gobierno cuando se trate de autorizar F&A. Otra: habrá varios grandes jugadores tras un número no muy nutrido de candidatos, si se trata de la vanguardia tecnológica. Amén de ImClone Systems, la lista abarca Allergan, Millennium, Mylan, Cephalon y no muchos más. Por otra parte, varios analistas subrayan una curiosa circunstancia: en el mundo, las grandes farmoquímicas son productos de tres generaciones de F& en un lapso relativamente breve: no más de veinte años. El caso Novartis es exótico: se trata de un conglomerado de cuarta generación.

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