Microsoft: dividendo de US$ 3.940,5 millones para Gates

Con William Gates a la cabeza de los beneficiarios (12,3% del total), la firma repartirá un dividendo extraordinario de tres dólares por acción. Eso significa un total de US$ 32.000 millones. Además, recomprará papeles por 30.000 millones.

21 julio, 2004

En una decisión que inicia el período de asentamiento en el negocio (“madurez”, para usar un eufemismo en boga), Microsoft distribuirá US$ 32.000 millones en dividendos, asignará 30.000 millones a recompra de acciones y elevará a 3.500 millones anuales el mínimo de utilidades a repartir en el futuro. Se trata de la mayor repartición de utilidades en la historia empresaria norteamericana.

Por supuesto, es un drástico giro y trasunta que se ha agotado la fase dinámica de la compañía. Microsoft, en efecto, ingresa a una etapa que ya conocen IBM, Intel y muchos gigantes más. Eso no sorprende a los analistas pues, desde 1998, la cotización bursátil de la firma se hallaba estancada. Entretanto, los accionistas venían presionando duro para que se hiciese este reparto especial, pues el efectivo en caja se acercaba a los US$ 60.000 millones.

La génesis de tanta liquidez es la posición hegemónica de Microsoft como proveedora de software para PC. Por otra parte, ya no podía usar ese dinero para comprar empresas, debido a sus crecientes problemas con reguladores en Estados Unidos y la Unión Europea. Las autoridades están preocupadas por la tendencia de la compañía a restringir la competencia donde y como pueda.

De una forma u otra, la líder tecnológica, subraya el “Wall Street Journal”, mostraba “claros signos de menor dinamismo y creciente madurez”. En verdad, desde hace un año, la compañía viene mutando relaciones con rivales, usuarios –no “consumidores”- y personal. Por ejemplo, ha alcanzado arreglos con competidores tan acérrimos como Sun Microsystems y en varios litigios importantes.

De paso, ha eliminado el uso de opciones accionarias para remunerar a ejecutivos, porque ya no son atractivas como bonificaciones. Además, su grosero abuso, por parte de tantas empresas y bancos en 1988-2001, creó una aura de sospechas alrededor de ese método retributivo.

En adelante, la compañía no buscará inversores proclives a papeles “calientes”. Por el contrario, tratará de ensanchar la base incorporando accionistas que prefieran papeles sin tanto encanto, pero con menor riesgo y dividendos regulares. También hay un incentivo ocasional: los paquetes de rebajas tributarias lanzados (2001, 2003) por George W.Bush en favor de rentistas y otros estamentos de altos ingresos –pero onerosos para el fisco- redicen de 35 a 16% el impuesto sobre tenencias accionarias.

Ese doble regalo explica el masivo apoyo de Wall Street, la banca y grandes compañías a la reelección presidencial. Por lo mismo, el retroceso de Bush en las encuestas y el “peligro” de un triunfo demócrata aceleran decisiones como la de Microsoft.

Este espectacular reparto de dividendos deja a los principales accionistas con dinero suficiente para capear temporales políticos y bursátiles. Según la consultora FactSet Research, Gates percibvirá US$ 3.490,5 millones. Los seguirán el fondo Fidelity Management (1.295,7 millones), el actual director ejecutivo, Steven Balmer (1.232,9 millones), Barclays’s Global Investors (1.132,5 millones), SS&A Funds Management (808,5 millones), Vanguard Group (675.690.000) y Alliance Capital Management (519,8 millones).

En una decisión que inicia el período de asentamiento en el negocio (“madurez”, para usar un eufemismo en boga), Microsoft distribuirá US$ 32.000 millones en dividendos, asignará 30.000 millones a recompra de acciones y elevará a 3.500 millones anuales el mínimo de utilidades a repartir en el futuro. Se trata de la mayor repartición de utilidades en la historia empresaria norteamericana.

Por supuesto, es un drástico giro y trasunta que se ha agotado la fase dinámica de la compañía. Microsoft, en efecto, ingresa a una etapa que ya conocen IBM, Intel y muchos gigantes más. Eso no sorprende a los analistas pues, desde 1998, la cotización bursátil de la firma se hallaba estancada. Entretanto, los accionistas venían presionando duro para que se hiciese este reparto especial, pues el efectivo en caja se acercaba a los US$ 60.000 millones.

La génesis de tanta liquidez es la posición hegemónica de Microsoft como proveedora de software para PC. Por otra parte, ya no podía usar ese dinero para comprar empresas, debido a sus crecientes problemas con reguladores en Estados Unidos y la Unión Europea. Las autoridades están preocupadas por la tendencia de la compañía a restringir la competencia donde y como pueda.

De una forma u otra, la líder tecnológica, subraya el “Wall Street Journal”, mostraba “claros signos de menor dinamismo y creciente madurez”. En verdad, desde hace un año, la compañía viene mutando relaciones con rivales, usuarios –no “consumidores”- y personal. Por ejemplo, ha alcanzado arreglos con competidores tan acérrimos como Sun Microsystems y en varios litigios importantes.

De paso, ha eliminado el uso de opciones accionarias para remunerar a ejecutivos, porque ya no son atractivas como bonificaciones. Además, su grosero abuso, por parte de tantas empresas y bancos en 1988-2001, creó una aura de sospechas alrededor de ese método retributivo.

En adelante, la compañía no buscará inversores proclives a papeles “calientes”. Por el contrario, tratará de ensanchar la base incorporando accionistas que prefieran papeles sin tanto encanto, pero con menor riesgo y dividendos regulares. También hay un incentivo ocasional: los paquetes de rebajas tributarias lanzados (2001, 2003) por George W.Bush en favor de rentistas y otros estamentos de altos ingresos –pero onerosos para el fisco- redicen de 35 a 16% el impuesto sobre tenencias accionarias.

Ese doble regalo explica el masivo apoyo de Wall Street, la banca y grandes compañías a la reelección presidencial. Por lo mismo, el retroceso de Bush en las encuestas y el “peligro” de un triunfo demócrata aceleran decisiones como la de Microsoft.

Este espectacular reparto de dividendos deja a los principales accionistas con dinero suficiente para capear temporales políticos y bursátiles. Según la consultora FactSet Research, Gates percibvirá US$ 3.490,5 millones. Los seguirán el fondo Fidelity Management (1.295,7 millones), el actual director ejecutivo, Steven Balmer (1.232,9 millones), Barclays’s Global Investors (1.132,5 millones), SS&A Funds Management (808,5 millones), Vanguard Group (675.690.000) y Alliance Capital Management (519,8 millones).

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades