Merck sale en busca de otro director ejecutivo

Antes de lo esperado, Merck & Co. (Merck, Sharpe & Dohme, fuera de Estados Unidos) quiere quitarse de encima al veterano Raymond Gilmartin. Debía jubilarse en 2006, pero el desastre de Vioxx torna insostenible su posición.

11 octubre, 2004

No es el mejor momento para conseguir quien se haga cargo de la compañía. De todos modos, la junta directiva anunciará una licitación, en pocos días, para elegir la firma reclutadora encargada del asunto. En realidad, ya se han recibido varias ofertas, aún antes del retiro formal del analgésico (30 de septiembre) que vendía por US$ 2.500 millones anuales.

Obviamente, el proceso de selección implica una licencia o algo así para Gilmartin y alguien que lo reemplace hasta que se defina sucesor. Por lo visto, nadie tomó en serio una declaración emitida por el CEO saliente, el día 29, según la cual no renunciaría y permanecería año y medio más. El episodio revela el grado de deterioro interno de quien había conducido con mano férrea la empresa durante varios años.

Ahora, la búsqueda de seleccionador implica el desplazamiento de Gilmartin -lo quiera o no- por decisión del directorio. Vale decir, de los accionistas más influyentes. No obstante, algunos observadores creen que la licitación el ago prematura y debió haberse dado tiempo a una arreglo entre el CEO “renunciado” y la junta. En cuando al substituto interino, posiblemente sea William Bowen, miembro de aquélla (quien lo niega constantemente).

No es el mejor momento para conseguir quien se haga cargo de la compañía. De todos modos, la junta directiva anunciará una licitación, en pocos días, para elegir la firma reclutadora encargada del asunto. En realidad, ya se han recibido varias ofertas, aún antes del retiro formal del analgésico (30 de septiembre) que vendía por US$ 2.500 millones anuales.

Obviamente, el proceso de selección implica una licencia o algo así para Gilmartin y alguien que lo reemplace hasta que se defina sucesor. Por lo visto, nadie tomó en serio una declaración emitida por el CEO saliente, el día 29, según la cual no renunciaría y permanecería año y medio más. El episodio revela el grado de deterioro interno de quien había conducido con mano férrea la empresa durante varios años.

Ahora, la búsqueda de seleccionador implica el desplazamiento de Gilmartin -lo quiera o no- por decisión del directorio. Vale decir, de los accionistas más influyentes. No obstante, algunos observadores creen que la licitación el ago prematura y debió haberse dado tiempo a una arreglo entre el CEO “renunciado” y la junta. En cuando al substituto interino, posiblemente sea William Bowen, miembro de aquélla (quien lo niega constantemente).

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