Los prototipos protagonizan el Salón de Detroit

Los problemas que en los últimos meses de 2000 tuvieron que soportar las grandes firmas dejaron a la exposición sin el tradicional esplendor de años anteriores.

9 enero, 2001

(EFE).- La primera edición del milenio del North American International Auto Show (Naias), Salón de Detroit, puede pasar a la historia como una de las más frías de los últimos tiempos por la situación de crisis que viven las marcas americanas en estos momentos.

Los problemas que en los últimos meses de 2000 han tenido que soportar las tres grandes firmas estadounidenses, con anuncio de cierre de algunas instalaciones y despidos importantes en Ford, General Motors y Chrysler, desangelaron un poco el Salón, que parece haberse refugiado en los concept cars, prototipos presentados fundamentalmente por las casas europeas y japonesas.

La sueca Volvo, perteneciente al Grupo Ford, ha traído hasta Detroit dos impresionantes modelos de alta tecnología y prestaciones, el ACC, que desarrolla un nuevo concepto de todo terreno, y el SCC, que aporta el sistema Eye Car que ajusta todos los elementos del vehículo, desde el asiento a los pedales, pasando por cinturones de seguridad y volante, automáticamente en función de la línea de visión del conductor.

La alemana BMW, que para un mercado tan importante como es el estadounidense, aportó el convertible Z9, ya presentado en el último salón de París; lo mismo que la otra alemana Porsche, con un prototipo de lo que va a ser el futuro Carrera GT; Audi, por su parte presentó un concepto de TTI remozado, el Steppenwolf, con formas más suaves y más superficie acristalada.

La japonesa Toyota presentó su Youth Concept Car, una mezcla de deportivo y todo terreno preparado únicamente para el mercado americano, desarrollado sobre la plataforma del Corolla; y a través de su marca de lujo, Lexus, incluye en la muestra tres conceptos elegantes, el SC 430, de motor V8 de 4,3 litros, el nuevo IS300, y el más joven de este tipo de vehículos, el IS300 Sport Cross.

Nissan, Mazda y Honda realizaron un profunda labor de diseño para ofrecer en Detroit varios modelos de futuro, como el Z de la primera, conocido en su primera versión por su presencia en el Salón de Tokio, actualmente consolidado; el 4 Door de Mazda, una innovadora berlina de clara estructura futurista, y el X de Honda, muy en la línea SUV, aunque más cuadrado y tradicional.

Por su parte, las tres grandes firmas estadounidenses se muestran un tanto dispares, pues mientras que General Motors apuesta por una amplia gama de coches conceptuales, Chrysler se ha centrado en un modelo y Ford parece refugiarse en la línea retro con vehículos que recuerdan los años ‘50 y ‘60.

El Grupo GM cuenta con el desarrollo de un roadster de 250 CV que se puede activar con la voz, dentro de la marca Buick; un modelo muy deportivo y atrevido, el Oldsmobile 04, mientras que Cadillac se aproxima a segmentos de motorización más elevados con el futurista Vizon de 4,2 litros y el que puede ser el todo terreno del futuro, el TerraCross, capaz de pasar de pick up a descapotable y viceversa.

Chrysler, ya fusionada con Daimler, ha fijado su interés en un modelo espectacular, el Crossfire, de altas prestaciones y una tecnología muy depurada, mientras que Ford parece inclinarse por diseños de hace 30 años y alguno de más atrás, imitando un tanto la moda impuesta el año pasado por el PT Cruiser de Chrysler.

Para ello Ford presentó el prototipo Forty-Nine (49) o Thunderbird, que recuerda a las versiones clásicas también de los años ‘50 y ‘60, con un motor de 3 litros V8, que comparte la plataforma del Lincoln LS y del Jaguar S-Type; así como una versión del mismo pero en roadster.

Otras marcas que también llevaron a Detroit algunos modelos de futuro son Isuzu con su Axion, un 3,5 litros V6, diseñado en California y desarrollado como un vehículo convertible; Acura, con el 3.2 TL, un sedán de altas prestaciones, sobre el que puede basarse el futuro Type S de 260 CV., e Infiniti con el Q45, un modelo cross country de lujo.

(EFE).- La primera edición del milenio del North American International Auto Show (Naias), Salón de Detroit, puede pasar a la historia como una de las más frías de los últimos tiempos por la situación de crisis que viven las marcas americanas en estos momentos.

Los problemas que en los últimos meses de 2000 han tenido que soportar las tres grandes firmas estadounidenses, con anuncio de cierre de algunas instalaciones y despidos importantes en Ford, General Motors y Chrysler, desangelaron un poco el Salón, que parece haberse refugiado en los concept cars, prototipos presentados fundamentalmente por las casas europeas y japonesas.

La sueca Volvo, perteneciente al Grupo Ford, ha traído hasta Detroit dos impresionantes modelos de alta tecnología y prestaciones, el ACC, que desarrolla un nuevo concepto de todo terreno, y el SCC, que aporta el sistema Eye Car que ajusta todos los elementos del vehículo, desde el asiento a los pedales, pasando por cinturones de seguridad y volante, automáticamente en función de la línea de visión del conductor.

La alemana BMW, que para un mercado tan importante como es el estadounidense, aportó el convertible Z9, ya presentado en el último salón de París; lo mismo que la otra alemana Porsche, con un prototipo de lo que va a ser el futuro Carrera GT; Audi, por su parte presentó un concepto de TTI remozado, el Steppenwolf, con formas más suaves y más superficie acristalada.

La japonesa Toyota presentó su Youth Concept Car, una mezcla de deportivo y todo terreno preparado únicamente para el mercado americano, desarrollado sobre la plataforma del Corolla; y a través de su marca de lujo, Lexus, incluye en la muestra tres conceptos elegantes, el SC 430, de motor V8 de 4,3 litros, el nuevo IS300, y el más joven de este tipo de vehículos, el IS300 Sport Cross.

Nissan, Mazda y Honda realizaron un profunda labor de diseño para ofrecer en Detroit varios modelos de futuro, como el Z de la primera, conocido en su primera versión por su presencia en el Salón de Tokio, actualmente consolidado; el 4 Door de Mazda, una innovadora berlina de clara estructura futurista, y el X de Honda, muy en la línea SUV, aunque más cuadrado y tradicional.

Por su parte, las tres grandes firmas estadounidenses se muestran un tanto dispares, pues mientras que General Motors apuesta por una amplia gama de coches conceptuales, Chrysler se ha centrado en un modelo y Ford parece refugiarse en la línea retro con vehículos que recuerdan los años ‘50 y ‘60.

El Grupo GM cuenta con el desarrollo de un roadster de 250 CV que se puede activar con la voz, dentro de la marca Buick; un modelo muy deportivo y atrevido, el Oldsmobile 04, mientras que Cadillac se aproxima a segmentos de motorización más elevados con el futurista Vizon de 4,2 litros y el que puede ser el todo terreno del futuro, el TerraCross, capaz de pasar de pick up a descapotable y viceversa.

Chrysler, ya fusionada con Daimler, ha fijado su interés en un modelo espectacular, el Crossfire, de altas prestaciones y una tecnología muy depurada, mientras que Ford parece inclinarse por diseños de hace 30 años y alguno de más atrás, imitando un tanto la moda impuesta el año pasado por el PT Cruiser de Chrysler.

Para ello Ford presentó el prototipo Forty-Nine (49) o Thunderbird, que recuerda a las versiones clásicas también de los años ‘50 y ‘60, con un motor de 3 litros V8, que comparte la plataforma del Lincoln LS y del Jaguar S-Type; así como una versión del mismo pero en roadster.

Otras marcas que también llevaron a Detroit algunos modelos de futuro son Isuzu con su Axion, un 3,5 litros V6, diseñado en California y desarrollado como un vehículo convertible; Acura, con el 3.2 TL, un sedán de altas prestaciones, sobre el que puede basarse el futuro Type S de 260 CV., e Infiniti con el Q45, un modelo cross country de lujo.

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