Los peores nombres para una empresa. Y cómo evitarlos

El ingenio y la creatividad son como un oasis en el desierto. Difícil de encontrar y rodeado de una inmensidad de inutilidad. A medida que nacen más y más empresas, bautizarlas se vuelve un dolor de cabeza. Por Matias Castro. 

2 noviembre, 2015

En los últimos años el mundo ha experimentado un gigantesco crecimiento número de empresas que se crean a nivel global. Las empresas de los países emergentes se lanzan al mercado internacional; casi siempre acomodando su nombre a un mercado más grande, el modelo start up crece como nunca y con cada nueva tecnología aparece un uevo nicho de mercado que no puede esperar ser ocupado. La creación destructiva del capitalismo favorece y alienta a los intrépidos que emprenden para probar suerte una y otra vez, dejando atrás empresas recién nacidas. Y cada empresa que nace, tiene que tener un nombre. Y las empresas tienen toda la razón del mundo en dedicarle cierta consideración a la elección del nombre. Un buen nombre puede dar un gigantesco impulso a una compañía, incluso hasta convertirse en un verbo nuevo como en el caso de Google o Twitter. En otros casos, es mejor ni recordar ciertos nombres. Pero el ecosistema de los nombres tiene demasiados depredadores.

 

Por eso aparecen cada vez nuevas tendencias en el bautizo de las empresas. Una de estas tendencias es en los negocios relacionados con la tecnología. Muchas compañías están empezando a subirse al carro de otras más afortunadas usando sufijos o prefijos como “buzz” (por BuzzFeed) o “-sfy” por “Spotify”. El plagio encubierto también es moneda corriente. Tras el éxito de Apple, proliferaron las empresas con nombres de fruta y que se dedican a la tecnología o las telecomunicaciones como Blackberry u Orange. Otros, más desesperados, recurren a tácticas más sencillas pero no menos hilarantes. En una época los bancos se nombraban en honor a sus fundadores (HSBC), ahora tienen nombres que parecen aplicaciones como ser el caso de Wonga o QuickQuid. Algunos nombres de empresas, incluso muy exitosas, parecen que alguien simplemente apoyo la mano abierta sobre un teclado. ¿Cómo sino alguien escribiría algo como Flickr? O más importante ¿quién puede escribir correctamente del.icio.us? Nadie, por eso hoy el servicio se llama Delicious. En nuestra América Latina sobran las equis (Cemex, Pemex) pero falta la imaginación.

 

Atrás quedaron algunos más imaginativos como el ya mencionado Google, que toma su nombre de las matemáticas: elevar 10 a la 100 potencia nos da un gigantesco número que se conoce como gogool, un nombre simple y evocativo. Su nueva reencarnación, Alphabet, también es un nombre sencillo y efectivo.

 

Los nacionales

 

Pero como no todos pueden ser Google, en nuestros país también aparecen las primeras víctimas de la superpoblación de nombres. Uno de los más reconocidos es la empresa de fumigaciones de plagas “Matamos por Encargo”, más que suficiente para asustarse cuando vemos a uno de los autos con la publicidad. La empresa de venta de parrillas “El Chancho Rengo” apuntó bien alto y agrego al personaje Porky, con una muleta, como mascota corporativa. Algunos son insistentes y no se rinden. El bar “Bárbaro Bar”, o en realidad, “Bar o Bar” parece la respuesta de un emprendedor cansado de pensar nombres. Se llama bar o se llama bar, no hay tutía. Otros directamente combinan dos palabras al azar, como la fábrica de muñecos “Sopa de príncipe”.

 

¿Cómo se soluciona?

No queda otra solución más que recurrir a la creatividad y a algunas reglas sencillas. Una muy efectiva y fácil es el uso de la aliteración, repetir sonidos consonantes al principio de las palabras como en el caso de Coca-Cola. Le da música al nombre y además facilita la elección de palabras. También es recomendable pensar en algún significado detrás del nombre, algo que identifique el producto, servicio, valor u origen de la compañía. Puede ser algo tan simple como homenajear a un personaje reconocido, como en el caso de la empresa Tesla y el científico Nikola Tesla. En efecto, ya con evitar el síndrome 2.0 e inventar palabras impronunciables tenemos un punto a favor. Por último, la tecnología puede darnos un mano. Aplicaciones y herramientas como Dot-o-Mator (que permite combinar de muchas maneras diferentes palabras) o Google AdWord (que permite saber si existen tendencias o palabras similares en las búsquedas mundiales de Google) facilitan la tarea de bautizar un emprendimiento.

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