La crisis de DaimlerChrysler
Los directivos alemanes del grupo buscan alternativas nuevas para la sociedad, que atraviesa sus peor momento desde la fusión en 1998. Por ahora, el plan ha sido cerrar fábricas de Chrysler y Mitsubishi en todo el mundo.
(EFE).- El grupo automovilístico DaimlerChrysler presentó hoy (lunes 26) un nuevo plan de saneamiento y reestructuración del consorcio para que su socio norteamericano vuelva a tener ganancias en el primer trimestre del año 2002 y salvar así la fusión concertada en 1998.
El presidente de DaimlerChrysler, Jürgen Schrempp, admitió hoy en rueda de prensa en la sede de Stuttgart que la alianza no ha cumplido en todos los aspectos las expectativas puestas en ella, pero que se trabajará con ahínco para remediar la situación.
El plan contempla que la firma germano-estadounidense alcance unas ganancias de explotación, sin efectos extraordinarios, de 8.500 hasta 9.500 millones de euros en el 2003, comparado con los 5.213 millones de 2000, 49% menos que en 1999, según la presentación definitiva de las cifras del año pasado.
Sólo en el cuarto trimestre de 2000, Chrysler perdió 1.436 millones de euros y sus utilidades en el conjunto del año fueron de apenas 500 millones de euros, dijo hoy Dieter Zetsche, el presidente de esta marca desde finales del año pasado.
Agregó que las previsiones sobre Chrysler para el 2001 son de unas pérdidas incluso más elevadas, pero que el que fuera otrora el fabricante más rentable en Estados Unidos volverá a tener ganancias en el primer trimestre del año 2002.
Por su parte, Schrempp anunció una serie de medidas para rescatar al grupo de estas malas noticias financieras, como el programa para compartir piezas entre marcas, la reducción de costos y una renegociación con los suministradores para lograr una rebaja de 5% de los componentes.
De la casi treintena de plataformas que tiene la compañía, junto con su socio Mitsubishi, en el futuro sólo quedarán entre 13 y 16, lo que abaratará enormemente los costos de producción.
Schrempp confirmó las medidas de austeridad ya anunciadas para Chrysler que incluyen el cierre de varias plantas de la marca, la reducción de 26.000 empleados, o cerca de 20% del personal, y cambios en el sistema de incentivos de ventas en Estados Unidos.
El ejecutivo no se comprometió a definir cuál será la línea de actuación respecto al fabricante nipón Mitsubishi, del que DaimlerChyrsler tiene 34% de participación, y con el que cooperará en la producción de un modelo de pequeña cilindrada basado en el minicoche smart.
DaimlerChrysler tiene el derecho de opción para adquirir la mayoría de la marca japonesa en tres años, pero los problemas internos de esta firma y las dificultades financieras del consorcio han desplazado el debate sobre su participación en Mitsubishi.
Pese a las adversidades sufridas por Chrysler en el mercado nacional, el quinto productor mundial de automóviles logró un récord de ventas de 162.384 millones de euros, 8% más que en 1999 en todas sus divisiones.
En base a estas cifras y a las expectativas puestas en el plan de reestructuración, Schrempp rechazó ante una muy concurrida rueda de prensa que la pregunta sobre su dimisión y la de los demás miembros de la dirección que le acompañaban “es hipotética”.
El presidente del grupo admitió que “se puede ser más eficiente” con el intercambio de componentes entre Mercedes Benz y Chrysler, sin desvirtuar el prestigio de aquella marca, lo que aumentará las sinergias.
También rechazó la posibilidad de una OPA hostil, tal y como han rumoreado los mercados en los últimos meses, y afirmó que la mejor manera de evitarla es incrementar el valor de las acciones, cuyo precio medio ha bajado 17% desde la unión de Daimler con Chrysler en 1998, según dijo.
Por otra parte, calificó de constructivo el diálogo mantenido hasta ahora con los principales accionistas de la firma, tanto el Deutsche Bank (12%) como el grupo inversor kuwaití KIA (7%).
Schrempp precisó que el magnate norteamericano Kirk Kerkorian, que presentó una querella contra DaimlerChrysler por la depreciación de sus acciones, ha reducido su participación en menos de 1%, hasta cerca de 2,3%.
(EFE).- El grupo automovilístico DaimlerChrysler presentó hoy (lunes 26) un nuevo plan de saneamiento y reestructuración del consorcio para que su socio norteamericano vuelva a tener ganancias en el primer trimestre del año 2002 y salvar así la fusión concertada en 1998.
El presidente de DaimlerChrysler, Jürgen Schrempp, admitió hoy en rueda de prensa en la sede de Stuttgart que la alianza no ha cumplido en todos los aspectos las expectativas puestas en ella, pero que se trabajará con ahínco para remediar la situación.
El plan contempla que la firma germano-estadounidense alcance unas ganancias de explotación, sin efectos extraordinarios, de 8.500 hasta 9.500 millones de euros en el 2003, comparado con los 5.213 millones de 2000, 49% menos que en 1999, según la presentación definitiva de las cifras del año pasado.
Sólo en el cuarto trimestre de 2000, Chrysler perdió 1.436 millones de euros y sus utilidades en el conjunto del año fueron de apenas 500 millones de euros, dijo hoy Dieter Zetsche, el presidente de esta marca desde finales del año pasado.
Agregó que las previsiones sobre Chrysler para el 2001 son de unas pérdidas incluso más elevadas, pero que el que fuera otrora el fabricante más rentable en Estados Unidos volverá a tener ganancias en el primer trimestre del año 2002.
Por su parte, Schrempp anunció una serie de medidas para rescatar al grupo de estas malas noticias financieras, como el programa para compartir piezas entre marcas, la reducción de costos y una renegociación con los suministradores para lograr una rebaja de 5% de los componentes.
De la casi treintena de plataformas que tiene la compañía, junto con su socio Mitsubishi, en el futuro sólo quedarán entre 13 y 16, lo que abaratará enormemente los costos de producción.
Schrempp confirmó las medidas de austeridad ya anunciadas para Chrysler que incluyen el cierre de varias plantas de la marca, la reducción de 26.000 empleados, o cerca de 20% del personal, y cambios en el sistema de incentivos de ventas en Estados Unidos.
El ejecutivo no se comprometió a definir cuál será la línea de actuación respecto al fabricante nipón Mitsubishi, del que DaimlerChyrsler tiene 34% de participación, y con el que cooperará en la producción de un modelo de pequeña cilindrada basado en el minicoche smart.
DaimlerChrysler tiene el derecho de opción para adquirir la mayoría de la marca japonesa en tres años, pero los problemas internos de esta firma y las dificultades financieras del consorcio han desplazado el debate sobre su participación en Mitsubishi.
Pese a las adversidades sufridas por Chrysler en el mercado nacional, el quinto productor mundial de automóviles logró un récord de ventas de 162.384 millones de euros, 8% más que en 1999 en todas sus divisiones.
En base a estas cifras y a las expectativas puestas en el plan de reestructuración, Schrempp rechazó ante una muy concurrida rueda de prensa que la pregunta sobre su dimisión y la de los demás miembros de la dirección que le acompañaban “es hipotética”.
El presidente del grupo admitió que “se puede ser más eficiente” con el intercambio de componentes entre Mercedes Benz y Chrysler, sin desvirtuar el prestigio de aquella marca, lo que aumentará las sinergias.
También rechazó la posibilidad de una OPA hostil, tal y como han rumoreado los mercados en los últimos meses, y afirmó que la mejor manera de evitarla es incrementar el valor de las acciones, cuyo precio medio ha bajado 17% desde la unión de Daimler con Chrysler en 1998, según dijo.
Por otra parte, calificó de constructivo el diálogo mantenido hasta ahora con los principales accionistas de la firma, tanto el Deutsche Bank (12%) como el grupo inversor kuwaití KIA (7%).
Schrempp precisó que el magnate norteamericano Kirk Kerkorian, que presentó una querella contra DaimlerChrysler por la depreciación de sus acciones, ha reducido su participación en menos de 1%, hasta cerca de 2,3%.
