La banca local norteamericana no quiere a Wal-Mart de rival

Entre mediados de julio y el 23 de septiembre, más de mil cartas al gobierno denunciaron “una concentración de poder económico sin precedentes”. ¿Por qué? Porque Wal-Mart Stores insiste nuevamente en abrir banco propio.

19 octubre, 2005

El argumento más común entre los banqueros locales es simple: se trata del primer paso en un plan tendiente a convertir la compañía en un gigante de servicios financieros y sacarlos a ellos de su negocio natural. En julio, por cierto, la firma solicitó autorización a la Federal Desposit Insurance Corporation (FDIC) para establecer un banco no comerecial en Salt Lake City, Utah, un estado proclive a los negocios privados.

Teóricamente, la entidad se dedicará a procesar transacciones con tarjetas de crédito y débito, originadas en las 3.500 bocas de expendio en territorio norteamericano. El propósito parece en extremo modesto: ahorrarse la fracción de centavo que Wal-Mart abona actualmente a los bancos, cada vez que alguien paga con tarjeta. Es la cuarta vez que la empresa trata de ingresar al sector financiero (algo que, se dice, ya ha hecho indirectamente en México).

La presentación determinó que la FDCI abriera un proceso de constatación pública, cerrado hace casi un mes. Las 1.100 protestas han abierto otro frente donde Wal-Mart debe defender una imagen ya bastante atacada dentro y fuera de EE.UU. La lluvia de cuestionamientos es récord para la entidad (difícilmente reciba más una decena en estos casos) y la olgigó a extender de un mes a dos el lapso de consulta pública.

Jane Thompson, jefa de Wal-Mart Financial Services, insiste en que “el banco no será siquiera visto por los consumidores. Su único cliente seremos nosotros mismos”. Pero las entidades locales temen que después eso cambie y el brazo financiero de la compañía empiece a abrir agencias minoristas en sus supermercados. Al respecto, subrayan que la empresa entró en sus poblaciones y, a poco, estaba eliminando competidores de todo tipo; desde almaceneros hasta talleres mecánicos.

A esta altura, se ha formado una coalición para resistir a Wal-Mart, que incluye Independent Community Bankers, National Grocers Association, National Association of Convenient Stores y United Food & Commerce Workers. Por su parte, un grupo llamado Wal-Mart Watch ha remitido a la FDIC una presentación con once mil firmas certificadas.

El debate llegó al congreso. Los representante Paul Gillmore (Ohio) y Barner Frank (Massachusetts) –miembros del comité de servicios financieros- han pedido a la FDIC celebrar una audiencia pública. Si se hace, será la primera en veinte años. La entidad debe pronunciarse en julio de 2006 y es raro que rechace esta clase de solicitudes. Sólo que, en esta oportunidad, el “lobby” de banqueros que la influye no ve con buenos ojos a Wal-Mart como rival.

En 1999, la empresa trató de comprar un banco de ahorro en Oklahoma. Esto forzó una ley federal que veda a las compañías comerciales entrar en esa franja del negocio financiero. En 2001, intentó asociarse a un banco de Toronto para abrir sucursales en supermercados norteamericanos, pero Washington bloqueó el proyecto. En 2002, buscó tomar un banco en California, operación frustrada cuando ese estado prohibió ese tipo de transacciones.

El argumento más común entre los banqueros locales es simple: se trata del primer paso en un plan tendiente a convertir la compañía en un gigante de servicios financieros y sacarlos a ellos de su negocio natural. En julio, por cierto, la firma solicitó autorización a la Federal Desposit Insurance Corporation (FDIC) para establecer un banco no comerecial en Salt Lake City, Utah, un estado proclive a los negocios privados.

Teóricamente, la entidad se dedicará a procesar transacciones con tarjetas de crédito y débito, originadas en las 3.500 bocas de expendio en territorio norteamericano. El propósito parece en extremo modesto: ahorrarse la fracción de centavo que Wal-Mart abona actualmente a los bancos, cada vez que alguien paga con tarjeta. Es la cuarta vez que la empresa trata de ingresar al sector financiero (algo que, se dice, ya ha hecho indirectamente en México).

La presentación determinó que la FDCI abriera un proceso de constatación pública, cerrado hace casi un mes. Las 1.100 protestas han abierto otro frente donde Wal-Mart debe defender una imagen ya bastante atacada dentro y fuera de EE.UU. La lluvia de cuestionamientos es récord para la entidad (difícilmente reciba más una decena en estos casos) y la olgigó a extender de un mes a dos el lapso de consulta pública.

Jane Thompson, jefa de Wal-Mart Financial Services, insiste en que “el banco no será siquiera visto por los consumidores. Su único cliente seremos nosotros mismos”. Pero las entidades locales temen que después eso cambie y el brazo financiero de la compañía empiece a abrir agencias minoristas en sus supermercados. Al respecto, subrayan que la empresa entró en sus poblaciones y, a poco, estaba eliminando competidores de todo tipo; desde almaceneros hasta talleres mecánicos.

A esta altura, se ha formado una coalición para resistir a Wal-Mart, que incluye Independent Community Bankers, National Grocers Association, National Association of Convenient Stores y United Food & Commerce Workers. Por su parte, un grupo llamado Wal-Mart Watch ha remitido a la FDIC una presentación con once mil firmas certificadas.

El debate llegó al congreso. Los representante Paul Gillmore (Ohio) y Barner Frank (Massachusetts) –miembros del comité de servicios financieros- han pedido a la FDIC celebrar una audiencia pública. Si se hace, será la primera en veinte años. La entidad debe pronunciarse en julio de 2006 y es raro que rechace esta clase de solicitudes. Sólo que, en esta oportunidad, el “lobby” de banqueros que la influye no ve con buenos ojos a Wal-Mart como rival.

En 1999, la empresa trató de comprar un banco de ahorro en Oklahoma. Esto forzó una ley federal que veda a las compañías comerciales entrar en esa franja del negocio financiero. En 2001, intentó asociarse a un banco de Toronto para abrir sucursales en supermercados norteamericanos, pero Washington bloqueó el proyecto. En 2002, buscó tomar un banco en California, operación frustrada cuando ese estado prohibió ese tipo de transacciones.

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