Kodak: una bancarrota esperada por el mercado
Por un lado, los accionistas de Eastman Kodak apostaban a la liquidación de esta pionera (131 años). Por otro, la compañía decidió que el título XI (ley de convocatorias y quiebras) le facilitará reinventarse como especialista en impresión digital
<p>Este instrumento jurídico permite vender las divisiones fotografía y patentes. El director ejecutivo Antonio Pérez desea emplear los fondos resultantes para pagar beneficios residuales a personal que será jubilado y a acreedores. Mientras tanto, dedicará la empresa a impresoras más rápidas, flexibles de manejar y aptas para la tinta de superior calidad que emplea la firma. <br />
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Al respecto, su formidable cartera de 11.000 patentes financiaría la conversión dando oportunidad de accionar legalmente en pos de nuevas licencias. Esta política viene desarrollándose en las últimas semanas.<br />
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Los esfuerzos para transformar Kodak en una compañía proveedora de impresoras de vanguardia para usuarios muy diversos (ediciones, empaque, publicidad) han quemado mucho efectivo. Entretanto, la recaudación de fondos derivada de patentes se paralizaba debido a una “batalla de regalías” con Apple y <em>Research In Motion</em>. <br />
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Potenciales adquirentes eludían cerrar tratos. Temían que las operaciones efectuadas antes de la convocatoria fueses revisadas en los tribunales en pos de transferencias fraudulentas o malventa de activos. Pero, con esa etapa cumplida, las inquietudes han desaparecido. <br />
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“Esto funciona como un cubo de hielo”, observaba Amer Tiwana, analista de CRT Capital Group, antes de cerrar aquella fase. “Si uno contempla una situación semejante, lo inteligente es salir adelante y afrontarla, esperando mejoras milagrosas”.<br />
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La bancarrota le hace más fácil a Kodak vender activos y pagar indemnizaciones, jubilaciones y atención médica en EE.UU. y Gran Bretaña. De paso, se obtiene el capital necesario para instalar una base de impresoras digitales lo bastante grande para ser eventualmente rentable. El plan consiste en ubicar unidades para usuarios de alto volumen –a pérdida en ciertos casos- y generar utilidades ofreciéndoles tintas y servicios postventa. Al momento, la estrategia ha costado más de lo obtenido.<br />
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Pérez, ex jefe de cartuchos en Hewlett-Packard, cree que las nuevas impresoras de Kodak desplazarán a sistemas más viejos, produciendo páginas en forma más rápida y barata. Empleando diversos tipos de materiales con flexibilidad digital. Las máquinas procesan tintas cuyos pigmentos duran más. <br />
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Pérez proyecta elevar la participación de Kodak en el segmento de impresoras de uso personal, que –sostiene- orilla los US$ 45.000 millones, diseñando cartuchos más baratos. Pretende dominar la impresión comercial de revistas, libros, periódicos y avisos. Sus críticos, claro, afirman que el mercado de impresoras puede achicarse a medida como avanzan dispositivos móviles estilo tabletas y celulares inteligentes.</p>
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