Halliburton: sus líos en Irak pueden vaciarle la caja

Restituciones y reembolsos ligados a sobreprecios y otros abusos en Irak amenazan al grupo Halliburton. Algunas maniobras poco claras en contratos militares, obtenidos vía Richard Cheney, deterioran hoy la liquidez de la empresa.

9 marzo, 2004

Voceros de la firma admiten que, si se la fuerza a reembolsar fondos o abstenerse
de facturar un creciente número de obras y servicios en territorio ocupado,
su situación de caja se hará difícil. Esto tomó estado
público en una presentación de documentos ante la Securities &
Exchange Commission (SEC, la comisión federal de valores norteamericana).

Entretanto, el Pentágono presiona sobre el grupo para que complete el
detalle de tareas por US$ 4.000 millones, ya cobradas al ejército. Las
facturas remitidas al gobierno federal no habían sido desglosadas como
es reglamentario. Un monto tan alto, de verificarse, contraviene las normas
para contratos del sector público, pues se permiten facturas de ese volumen
sin cargos detallados.

Entre otras sanciones, Halliburton podría ser obligada a no facturar
alrededor de US$ 400 millones, en tanto se hace un examen contable de las facturas
presentadas. También correrían peligro los dos “megacontratos”
firmados con el ejército para reconstruir infraestructura petrolera en
Irak, dar albergue y alimentar tropas (funciones nada compatibles con la actividad
central de la empresa).

Según los términos pactado, la compañía lleva a
cabo las obras, factura todos los gastos y obtiene 1% como beneficio neto garantizado.
A fines de 2003, los libros registraban algo más de US$ 3.000 millones
en ingresos provenientes de esos negocios. Ahora, probablemente deba restituir
una parte de ese monto. Los cuestionamientos abracan también Kuwait.

Voceros de la firma admiten que, si se la fuerza a reembolsar fondos o abstenerse
de facturar un creciente número de obras y servicios en territorio ocupado,
su situación de caja se hará difícil. Esto tomó estado
público en una presentación de documentos ante la Securities &
Exchange Commission (SEC, la comisión federal de valores norteamericana).

Entretanto, el Pentágono presiona sobre el grupo para que complete el
detalle de tareas por US$ 4.000 millones, ya cobradas al ejército. Las
facturas remitidas al gobierno federal no habían sido desglosadas como
es reglamentario. Un monto tan alto, de verificarse, contraviene las normas
para contratos del sector público, pues se permiten facturas de ese volumen
sin cargos detallados.

Entre otras sanciones, Halliburton podría ser obligada a no facturar
alrededor de US$ 400 millones, en tanto se hace un examen contable de las facturas
presentadas. También correrían peligro los dos “megacontratos”
firmados con el ejército para reconstruir infraestructura petrolera en
Irak, dar albergue y alimentar tropas (funciones nada compatibles con la actividad
central de la empresa).

Según los términos pactado, la compañía lleva a
cabo las obras, factura todos los gastos y obtiene 1% como beneficio neto garantizado.
A fines de 2003, los libros registraban algo más de US$ 3.000 millones
en ingresos provenientes de esos negocios. Ahora, probablemente deba restituir
una parte de ese monto. Los cuestionamientos abracan también Kuwait.

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