Halliburton prosigue en la picota judicial y política

El grupo representado en Washington por el vicepresidente Richard Cheney (su ex CEO) debe restituir US$ 208 millones a Irak. Auditores internacionales le propinan así otro golpe a la maltrecha imagen de George W.Bush y su gobierno.

8 noviembre, 2005

Según revelan medios estadounidenses, Kellogg, Brown y Root (KBR, filial de Halliburton encargada del trabajo sucio, hoy en concurso) hicieron trabajos para Bagdad cobrando sobreprecios sin justificación técnica ni económica. No es la primera que eso ocurre. Pero, hoy, este tipo de desaguisados deteriora la “imagen de integridad” del propio gobierno.

La junta internacional de supervisión, creada por Naciones Unidas para Irak y encargada de investigar ganancias excesivas del sector privado (también corrupción entre funcionarios), presentó un pésimo informe sobre esas operaciones. Lo peor es que los auditores se han basado en documentos del Pentágono, el gobierno norteamericano y fuentes privadas.

“Esto compromete al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que nunca movió un dedo para detener los abusos de empresas ligadas a Cheney”, apuntaba el “New York Times”. En el caso actual, son contratos obtenidos –sin licitación pública- en 2003 y facturados en 2004.

Por supuesto, Halliburton es una de las 2.300 empresas privadas incluidas en el demoledor informe -sobre corrupción en el programa alimentos por crudos- de un comité de la ONU, encabezado por Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal. Al respecto, cabe una acotación: la prensa conservadora latinoamericana ha editorializado sobre el tema, pero sin dar nombres que circulan por Internet desde hace días.

Según revelan medios estadounidenses, Kellogg, Brown y Root (KBR, filial de Halliburton encargada del trabajo sucio, hoy en concurso) hicieron trabajos para Bagdad cobrando sobreprecios sin justificación técnica ni económica. No es la primera que eso ocurre. Pero, hoy, este tipo de desaguisados deteriora la “imagen de integridad” del propio gobierno.

La junta internacional de supervisión, creada por Naciones Unidas para Irak y encargada de investigar ganancias excesivas del sector privado (también corrupción entre funcionarios), presentó un pésimo informe sobre esas operaciones. Lo peor es que los auditores se han basado en documentos del Pentágono, el gobierno norteamericano y fuentes privadas.

“Esto compromete al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que nunca movió un dedo para detener los abusos de empresas ligadas a Cheney”, apuntaba el “New York Times”. En el caso actual, son contratos obtenidos –sin licitación pública- en 2003 y facturados en 2004.

Por supuesto, Halliburton es una de las 2.300 empresas privadas incluidas en el demoledor informe -sobre corrupción en el programa alimentos por crudos- de un comité de la ONU, encabezado por Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal. Al respecto, cabe una acotación: la prensa conservadora latinoamericana ha editorializado sobre el tema, pero sin dar nombres que circulan por Internet desde hace días.

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