Gigantes petroleros afrontan demandas por contaminar aguas

Algunas grandes compañías norteamericanas aceptaron pagar casi US$ 423 millones en efectivo para arreglar demandas radicadas por proveedores de agua potable. La acción colectiva sostiene que un aditivo para naftas es contaminante.

9 mayo, 2008

El convenio será sometido al tribunal federal del distrito sur, Nueva York, que fallará en septiembre. Según sus términos, las petroleras también solventarán 70% de futuros costos por limpieza de cañerías durante treinta días. La demandadas incluyen British Petroleum, Royal Dutch/Shell. ConocoPhillips, ChevronTexaco, Marathon, Valero Energy, Citgo y Sunoco. Otras seis, entre ellas Exxon Mobil, siguen en pleito.

Los accionantes –153 redes de agua en diecisiete estados- sostuvieron que el aditivo, éter metilbutílico terciario (EMT, MTBE en la sigla inglesa), es un compuesto defectuoso que contamina aguas subterráneas. El químico lo usaban las petroleras para elevar octanaje, aun sabiendo los riesgos que presentaba al ambiente y la salud.

Bajos niveles de EMT tornan intomable el agua, según la agencia federal de protección ambiental. En pruebas de laboratorio con ratones, la entidad descubrió que –expuestos a dosis altas- desarrollaban cáncer. Desde mediados de los años 90, cientos de demandas han sido radicadas contra las petroleras pero, si se aprueba, este arreglo será el mayor hasta el momento.

La substancia se empleaba desde 1979 mezclada con naftas, pero se hizo más común desde la ley contra la contaminación atmosférica (1990). La nueva norma exigía no taxativamente EMT, sino oxigenantes en ciertas ciudades para reducir la nube tóxica. Al combinarse con naftas, el aditivo lograba que el combustibles se consumiera totalmente, reduciendo emanaciones.

Más tarde, se descubrió que arruinaba el agua subterránea que, una vez potabilizada, tenía olor y gusto a trementina. El uso de EMT está vedado en 23 estados, entre ellos Nueva York y California. Las petroleras dejaron de emplearlo en 2006, no si antes apelar al “lobby”. Así, en 2003, una cámara de diputados controlada por los republicanos trató de pasar una medida que les hubiese evitado pleitos a los fabricantes de EMT, pero la rechazó el senado. El poderoso cabildeo privado tampoco logró deslizar algo similar en la nueva ley de energía y combustibles.

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