Ganaderos temen por la fiebre aftosa

Los productores de la región pampeana exigen vacunas para el ganado ante los trascendidos que indican la existencia de nuevos brotes del mal. Piden soluciones al gobierno.

28 febrero, 2001

(EFE).- Los ganaderos “piden vacunas a gritos” para prevenir que las vacas contraigan la fiebre aftosa ante la detección de algunos focos en territorio argentino, aseguró hoy (miércoles 28), el titular de una organización que reúne a productores rurales de la región pampeana.

“Los productores piden a gritos vacunas, porque tienen el virus cerca, y éstas no aparecen. La presencia de aftosa en varias zonas del país ocasiona importantes daños para los productores”, dijo a Radio Mitre el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, Dardo Chiesa.

La semana pasada, la Argentina anunció la puesta en marcha de un plan de prevención que incluye la vacunación de ganado vacuno en algunas regiones del país, ante las denuncias sobre la aparición de focos de la enfermedad.

Chiesa dijo que en la provincia de La Pampa, una de las principales zonas ganaderas del país, se han detectado 300 casos de la enfermedad y aseguró que “hoy existe una amplia zona de la Argentina afectada por el virus”.

El dirigente criticó al secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Antonio Berhongaray, porque no aplica “una política agropecuaria con objetivos claros” y porque se “sigue negando sistemáticamente la presencia de la enfermedad”.

Ayer, la Sociedad Rural Argentina, una de las cuatro entidades agropecuarias del país, que agrupa a los grandes terratenientes, pidió la renuncia de Berhongaray por su gestión de la crisis, desatada por las denuncias sobre la aparición de focos de fiebre aftosa.

Chiesa aseguró que los productores han “sido invadidos por el virus porque no se llevaron adelante los controles que tenía que hacer el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA)”.

En tanto, el SENASA pondrá en marcha mañana el Programa Sanitario Preventivo Regional, que incluye la vacunación de 11 millones de bovinos.

El plan, cuyo costo es de US$ 10 millones, divide al país en dos regiones, una libre de aftosa con vacunación y la otra libre de aftosa sin vacunación, como parte de las medidas correctivas que adoptó el SENASA, sugeridas por el Servicio Sanitario de Control de Animales y Plantas (APHIS) de Estados Unidos.

La Argentina, que cuenta con unos 50 millones de cabezas de ganado, es el cuarto exportador de carne vacuna del mundo y conserva la categoría de país libre de aftosa sin vacunación que le fue otorgada por la Organización Internacional de Epizootía en mayo de 2000.

En agosto del mismo año, las autoridades argentinas detectaron bovinos con anticuerpos de la enfermedad en su territorio y señalaron a Paraguay como el responsable del brote.

La Argentina resolvió entonces cerrar sus fronteras a la mayoría de las exportaciones de carne y animales vivos desde Paraguay, a la vez que suspendió la mayor parte de sus ventas del producto hacia el resto de América y del mundo.

En esa ocasión, los productores argentinos debieron sacrificar 3.000 cabezas de ganado infectado y la crisis surgida en la región fue dada por “superada” por los países afectados a finales de septiembre de 2000.

(EFE).- Los ganaderos “piden vacunas a gritos” para prevenir que las vacas contraigan la fiebre aftosa ante la detección de algunos focos en territorio argentino, aseguró hoy (miércoles 28), el titular de una organización que reúne a productores rurales de la región pampeana.

“Los productores piden a gritos vacunas, porque tienen el virus cerca, y éstas no aparecen. La presencia de aftosa en varias zonas del país ocasiona importantes daños para los productores”, dijo a Radio Mitre el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, Dardo Chiesa.

La semana pasada, la Argentina anunció la puesta en marcha de un plan de prevención que incluye la vacunación de ganado vacuno en algunas regiones del país, ante las denuncias sobre la aparición de focos de la enfermedad.

Chiesa dijo que en la provincia de La Pampa, una de las principales zonas ganaderas del país, se han detectado 300 casos de la enfermedad y aseguró que “hoy existe una amplia zona de la Argentina afectada por el virus”.

El dirigente criticó al secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Antonio Berhongaray, porque no aplica “una política agropecuaria con objetivos claros” y porque se “sigue negando sistemáticamente la presencia de la enfermedad”.

Ayer, la Sociedad Rural Argentina, una de las cuatro entidades agropecuarias del país, que agrupa a los grandes terratenientes, pidió la renuncia de Berhongaray por su gestión de la crisis, desatada por las denuncias sobre la aparición de focos de fiebre aftosa.

Chiesa aseguró que los productores han “sido invadidos por el virus porque no se llevaron adelante los controles que tenía que hacer el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA)”.

En tanto, el SENASA pondrá en marcha mañana el Programa Sanitario Preventivo Regional, que incluye la vacunación de 11 millones de bovinos.

El plan, cuyo costo es de US$ 10 millones, divide al país en dos regiones, una libre de aftosa con vacunación y la otra libre de aftosa sin vacunación, como parte de las medidas correctivas que adoptó el SENASA, sugeridas por el Servicio Sanitario de Control de Animales y Plantas (APHIS) de Estados Unidos.

La Argentina, que cuenta con unos 50 millones de cabezas de ganado, es el cuarto exportador de carne vacuna del mundo y conserva la categoría de país libre de aftosa sin vacunación que le fue otorgada por la Organización Internacional de Epizootía en mayo de 2000.

En agosto del mismo año, las autoridades argentinas detectaron bovinos con anticuerpos de la enfermedad en su territorio y señalaron a Paraguay como el responsable del brote.

La Argentina resolvió entonces cerrar sus fronteras a la mayoría de las exportaciones de carne y animales vivos desde Paraguay, a la vez que suspendió la mayor parte de sus ventas del producto hacia el resto de América y del mundo.

En esa ocasión, los productores argentinos debieron sacrificar 3.000 cabezas de ganado infectado y la crisis surgida en la región fue dada por “superada” por los países afectados a finales de septiembre de 2000.

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