Ford: sus ventas cayeron 23% en octubre, respecto de un año antes

La tercera automotriz mundial recibió otro golpe. Tras ceder 20% en ventas durante septiembre (en relación con doce meses antes), perdió 23% el mes último. La nafta cara y el declive de utilitarios deportivos fueron las causas prncipales.

2 noviembre, 2005

Detroit esperaba un descenso, aunque no más pronunciado que el de septiembre. Algunos analistas culpan a la cúpula de la empresa (no ya a la divisón norteamericana, ya “limpiada”) por falta de reacción ante las luces rojas encendidas hace más de un mes.

Pero el problema dista de ser nuevo. Las ventas de Ford han bajado en quince de los últimos dieciocho meses. Durante ese lapso, Toyota Motor la desalojó del segundo puesto mundial. Hoy se espera que la firma japonesa le arrebate el primer lugar a General Motors en 2006, si es que directamente no la compra (según una versión algo tremendista, sin asidero técnico ni económico).

Flaco consuelo es para Ford –todavía conducida por un lejano heredero de Henry-que varios de sus rivales hayan tenido un mal octubre. Nuevamente, las propias automotrices tienen la culpa; una serie de incentivos muy publicitados, a mediados de año, permitió liquidar existencias de modelos 2005. Pero justamente eso “vació” la demanda en el otoño boreal.

Otro factor, no endilgable a las empresas, es la incertidumbre sobre una economia cuya teórica recuperación no mejora el cuadro laboral. Eso mientras se reactivan señales inflacionarias.

Detroit esperaba un descenso, aunque no más pronunciado que el de septiembre. Algunos analistas culpan a la cúpula de la empresa (no ya a la divisón norteamericana, ya “limpiada”) por falta de reacción ante las luces rojas encendidas hace más de un mes.

Pero el problema dista de ser nuevo. Las ventas de Ford han bajado en quince de los últimos dieciocho meses. Durante ese lapso, Toyota Motor la desalojó del segundo puesto mundial. Hoy se espera que la firma japonesa le arrebate el primer lugar a General Motors en 2006, si es que directamente no la compra (según una versión algo tremendista, sin asidero técnico ni económico).

Flaco consuelo es para Ford –todavía conducida por un lejano heredero de Henry-que varios de sus rivales hayan tenido un mal octubre. Nuevamente, las propias automotrices tienen la culpa; una serie de incentivos muy publicitados, a mediados de año, permitió liquidar existencias de modelos 2005. Pero justamente eso “vació” la demanda en el otoño boreal.

Otro factor, no endilgable a las empresas, es la incertidumbre sobre una economia cuya teórica recuperación no mejora el cuadro laboral. Eso mientras se reactivan señales inflacionarias.

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